lunes, 27 de mayo de 2019

Donación de órganos, nueva frontera de la eutanasia




¿Existirá en un futuro más o menos próximo el concepto de "muerte por donación", es decir, que la extracción de órganos sea la causa inmediata y directa del fallecimiento del paciente? Hoy por hoy es ilegal: el ordenamiento jurídico exige que se haya producido la muerte del donante para que pueda procederse a la operación quirúrgica que rescate alguna parte de su cuerpo para salvar la vida de otra persona.
Sin embargo, ya existen voces que piden que se elimine esta exigencia. "En congresos médicos internacionales a lo largo de 2018 y 2019", cuenta el doctor E. Wesley Ely en un artículo publicado recientemente en USA Today, "he asistido al debate, por parte de cientos de especialistas en trasplantes y atención de emergencia, en torno a la 'donación después de la muerte'. Se refiere a un escenario en rápida expansión en Canadá y algunos países de Europa Occidental, en el que una persona muere a consecuencia de la eutanasia, mediante una inyección letal que ella misma ha pedido, y enseguida se le opera para coger órganos para donación".
Pues bien, continúa, en cada uno de esos congresos ha surgido la cuestión de la 'muerte por donación', esto es, "acabar con la vida de una persona con su consentimiento informado, llevándoles al quirófano para allí, bajo anestesia general, abrirles pecho y abdomen cuando aún están vivos para quitar órganos vitales y trasplantarlos a otra persona".
Se trata de ganar unos minutos preciosos para disminuir el tiempo de isquemia, esto es, el tiempo durante el cual el órgano trasplantado deja de recibir sangre del organismo muerto. Los 5 o 10 minutos que tarda en producirse la muerte por inyección letal podrían así ganarse para mejorar la calidad del órgano obtenido y mejorar las posibilidades de una implementación exitosa en el receptor.
El doctor Ely no oculta su preocupación ante esta nueva línea roja que parece estar dispuesta a cruzar la mentalidad eutanásica en aquellos países donde se ha instalado al calor de la legalización, como Canadá, Bélgica u Holanda. Él es catedrático en la facultad de Medicina de la Vanderbilt University de Tennessee (Estados Unidos) y co-director de su centro para la enfermedad crítica, la disfunción cerebral y la supervivencia, como lo fue del programa de trasplantes de pulmón. Asimismo es director asociado del centro estatal para investigación geriátrica. Conoce, pues, bien toda la problemática de los pacientes en proximidad a la muerte.
"La 'muerte por donación' obviaría el principio, tanto tiempo respetado, del 'donante muerto', que prohíbe quitar los órganos vitales hasta que se declare el fallecimiento del donante. Actualmente la 'muerte por donación' sería considerada un homicidio dirigido a acabar con una vida y conseguir órganos", advierte, pero ya empieza a solicitarse la mitigación de ese criterio. Dos médicos y un bioeticista proponían recientemente en The New England Journal of Medicine que se anulase ese criterio, considerando la mejora en la calidad del trasplante como una justificación ética suficiente para ese 'homicidio'.
Ely, por el contrario, sabe lo que ocurriría: se estaría lanzando un mensaje de estigmatización sobre personas con discapacidades físicas y psíquicas proponiéndoles "hacer algo noble" con sus órganos sanos y solicitar la eutanasia voluntariamente con ese fin, al mismo tiempo que se hurtaría la posibilidad de decidir a los pacientes que no pueden expresarse por sí mismos.
Cita el caso de uno de ellos, Ben Mattlin, quien en 2012 relató en The New York Times la realidad de las personas que, como él (víctima de una atrofia muscular espinal), son sometidas a presiones muy duras que se añaden a su problema físico: "¡Qué fácil es que alguien te influya sin darse cuenta para que te sientas subestimado y sin esperanza, presionándote suavemente pero con determinación… para aligerar a los demás de tu carga!", exclamaba con realismo. Y añadía: "No podéis ni imaginar la cantidad de fuerzas sutiles -invariablemente bienintencionadas, bondadosas, incluso amables, y sin embargo tan persuasivas como un tsunami- que se despiertan cuando tu autonomía física está comprometida y sin esperanza de recuperación".
En efecto, el doctor Ely cita estudios según los cuales en el 27% de las eutanasias practicadas en Bélgica se ha acelerado la muerte sin el consentimiento del paciente, algo que la Sociedad Belga de Medicina de Cuidados Intensivos considera "admisible".
"Cuando los médicos participan en procedimientos dirigidos a quitarle la vida a una persona", concluye, "¿se sentirán los pacientes 100% seguros de que su médico juega firmemente del lado de la curación? ¿Qué mensaje se manda sobre el valor de toda vida humana cuando los médicos respaldan el intercambio de una vida por otra?"

C.L. / ReL 20 mayo 2019
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Alabama, año cero



Sería absurdo, un día como hoy, que intentara informar o comentar primero de cualquier otro asunto. Alabama ha prohibido, en la práctica, el aborto provocado, en una iniciativa extraordinaria que podría señalar el principio del fin de la Cultura de la Muerte.

Vamos por partes. El problema del aborto en Estados Unidos no es meramente que se permita, sino que una sentencia del Tribunal Supremo en 1973, en el caso Roe vs Wade, que sentó jurisprudencia, determinó que el aborto provocado estaba protegido por la Constitución en un nebuloso ‘derecho a la privacidad’. La sentencia fue muy criticada desde el punto de vista técnico, jurídico, porque hacía decir a la carta magna americana lo que de ninguna manera decía, y de ahí derivó toda una escuela de interpretación que veía en ella un “texto vivo” lleno de “penumbras” que solo los jueces del Supremo podían dilucidar.

La consecuencia, naturalmente, fue convertir a los nueve jueces en una ‘junta’ no electa que puede revertir el resultado de cualquier decisión presidencial, parlamentaria o popular, como se demostró cuando hizo el mismo ‘truco’ con el matrimonio homosexual, que fue rechazado en referéndum por 31 Estados. El caso es que el aborto se convertía en intocable para cualquier poder, amparado por su condición de ‘derecho constitucional’, que solo el propio Supremo podía revertir. De ahí que se considere que el legado más importante que puede dejar un presidente en su paso por la Casa Blanca, cuando hay una vacante, es nombrar jueces para el augusto tribunal.

Del ‘derecho’ surgió una industria, un poderoso valedor, Planned Parenthood, que es la organización privada más favorecida por la ONU, un negocio con muchas derivadas e incontables intereses. Y siendo Estados Unidos el país más poderoso y culturalmente influyente de la tierra, la maquinaria abortista funcionando en todo el mundo a toda potencia parecía asegurada en un horizonte de futuro predecible.

Pero los provida no se rindieron jamás, y a pesar de ser ninguneados y ridiculizados por los medios, acosados por los abortistas, detenidos por la policía y atacados desde todos los ángulos, no cejaron y lograron que, poco a poco, milímetro a milímetro, la opinión pública -a años luz de la publicada- empezara a entender que el aborto estaba destrozando el alma de nuestras sociedades, anestesiándonos a nuevas aberraciones, y que en el futuro se verá probablemente como hoy contemplamos la esclavitud legal.

Así, y desde hace ya más de una década, los candidatos provida, en igualdad de condiciones, tienen más probabilidades de resultar elegidos que los partidarios del aborto. Pero nada de eso servía para cambiar nada esencial en el estado jurídico de la cuestión. Ni siquiera la llegada a la Casa Blanca del presidente más favorable a las tesis abolicionistas que ha tenido Estados Unidos en décadas, Donald Trump, que llegó a dirigirse a los participantes en la última y multitudinaria Marcha por la Vida en Washington, parecía capaz de alterar este estado de cosas.

La batalla parecía estar donde corresponde, en el Supremo, en el que Trump ha logrado meter a dos jueces y en el que los conservadores -probables provida, aunque nunca se sabe- serían mayoría tras el esperable retiro de la juez Ginsburg si Trump sigue en la Casa Blanca para proponer sustituto.

Y entonces llega la Ley de Protección de la Vida Humana (Human Life Protection Act), aprobada por el congreso estatal por 74 votos contra tres, y todo se da la vuelta. La ley tipifica como delito realizar abortos, penado con diez años de cárcel, aunque la madre no sería castigada.

Lo que se espera, naturalmente, es que la ley se recurra al Supremo, ya que supuestamente vulnera un derecho constitucional, dando al alto tribunal una oportunidad de revertir el precedente judicial de Roe vs Wade.

Y ahora empieza la verdadera batalla, porque todos los grandes poderes de este mundo van a usar su potencia de tiro contra esta tendencia. Porque el aborto no es una medida más de la Cultura de la Muerte: es su eje, su núcleo, su tesoro más preciado; como decían las Femen que asaltaron el Congreso español, es su “sacramento”. Temen, no sin razón, que si acaba el régimen de terror y muerte que supone el aborto legal, toda su funesta obra estará en peligro. Temen que la gente abra los ojos y se horrorice en nombre de todos esos inocentes masacrados legalmente, con el beneplácito de las autoridades legítimas, con la intervención de una profesión que existe para salvar vidas y convertido en un formidable negocio de muerte.

Por Carlos Esteban | InfoV., 2019

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Condenan al médico argentino denunciado por una diputada tras no realizar un aborto y salvar al bebé




 El médico argentino Leandro Rodríguez Lastra fue denunciado por una diputada al no realizar un aborto una joven de 19 años embarazada de 23 semanas y finalmente la Justicia le ha declarado culpable por un delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público. La pena puede ser de hasta dos años de prisión e inhabilitación para ejercer la medicina.
El bebé finalmente fue salvado, nació y ahora tiene dos años. Su madre le dio en adopción. Una de las claves del caso es que la mujer nunca denunció al médico, sino que se dejó asesorar y finalmente dio a luz. Fue la diputada abortista por Río Negro, Marta Milesi, la que inició la persecución contra el doctor Rodríguez Lastra al conocer el caso.
El juez Álvaro Meynet dio a conocer su veredicto este martes contra este médico en la causa que lo imputó por negar una interrupción legal del embarazo en 2017 a una joven víctima de violación.

Indignación en el entorno provida
Según recoge la agencia AICA, miembros de la agrupación Comunicadores por la Vida expresaron su rechazo al veredicto dictado por el juez Maynet que declaró culpable al médico Leandro Rodríguez Lastra, condenado por salvar las vidas de una madre y de su pequeño hijo. "Sentimos indignación y vergüenza por este fallo injusto de toda injusticia. La justicia argentina hoy cruje, herida de muerte", aseveró en un comunicado.
El doctor Rodríguez no era especialmente defensor de la objeción de conciencia hasta que se topó con el caso por el que finalmente ha sido condenado
"Cuando no hay jueces capaces de irrumpir contra la iniquidad cunde la injusticia, se propala el resentimiento y se vuelve casi imposible la convivencia. Eso es lo que está pasando hoy. No queremos un país injusto, no queremos un país dividido, no queremos impunidad ni muerte", agregó.
Además, el texto decía que "acompañamos al doctor, a su familia, a los letrados que lo representaron y acompañaron y a todo un pueblo sumido hoy en la tristeza y la indignación. A la vez, reafirmamos nuestra convicción de que salvar vidas no es delito".

Cómo sucedieron los hechos
Rodríguez Lastra es jefe del servicio de Ginecología del Hospital Pedro Moguillansky de la ciudad de Cipolletti. En mayo de 2017 atendió a una mujer de 19 años que sufría fuertes dolores debido a la ingesta de misoprostol, fármaco administrado por una agrupación abortista.
El médico tocoginecólogo corroboró que la mujer estaba embarazada de casi 23 semanas y que el bebé pesaba más de 500 gramos por lo que determinó, junto con el equipo de médicos y la dirección del hospital, proseguir con el embarazo.
Rodríguez estabilizó a la paciente y cuando el bebé cumplió 35 semanas de gestación, se indujo el parto. Días después, el bebé fue adoptado y pronto cumplirá dos años de vida.
Sin embargo, Rodríguez y la médico Yamila Custillo, que también se negó a realizar el aborto, fueron denunciados por la diputada por Río Negro, Marta Milesi, defensora del protocolo de aborto no punible.  Custillo quedó fuera de la denuncia en mayo de 2018. Pero el proceso contra Rodríguez Lastra continuó ya que el profesional habría frenado un aborto en curso.
Las organizaciones CitizenGO Argentina, Abogados por la Vida, Médicos por la Vida, Marcha por la Vida, Estudiantes de medicina por la Vida, Mujeres Independientes Federales entregaron el 14 de mayo al juez Álvaro Meynet y el gobernador Alberto Wereltineck, más de 50 mil firmas digitales pidiendo la absolución del médico.
“Es evidente que la acusación que realiza la diputada provincial Marta Milesi, que es militante abortista, busca amedrentar a los médicos para realizar abortos, aun cuando estos embarazos sean avanzados”, describe la carta entregada a las autoridades.
“El doctor Rodríguez Lastra cumplió con su deber y con el juramento hipocrático como médico, comprometido con la defensa y el cuidado de la vida. Esperamos se haga justicia”, concluye.

ReL., 2019
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Es «etnocéntrico» considerar natural solo una forma de familia? Responde un antropólogo




Los adversarios ideológicos de la familia suelen apuntar un sinfín de variedades de organización conyugal y paterno-filial procedentes de los estudios etnográficos como argumento contra el matrimonio entre hombre y mujer, monógamo, indisoluble y abierto a la procreación. Pero, ¿qué significa en el fondo esa diversidad? Adriano Virgili (Roma, 1974), antropólogo y filósofo, autor de obras de apologética católica tras unos años vividos como ateo militante, miembro del GRIS [Grupo de Investigación e Información Socio-Religiosa, por sus siglas en italiano], casado y con un hijo, aborda una respuesta muy distinta a la sugerida por quienes utilizan ese argumento:

La  insustituible fisionomía del matrimonio
Una de las consecuencias más relevantes del Congreso Internacional de las Familias que ha tenido lugar hace escasas semanas en Verona, ha sido la de haber puesto de nuevo en el centro de la atención pública del país el tema de la familia.
Sin embargo, esto ha sucedido en un contexto cultural que ya está contaminado por un abrumador relativismo según el cual, a la luz de los conocimientos actuales, ya no es posible hablar de familia nuclear, es decir, de  aquella que está formada por un hombre, una mujer y los hijos que con ellos conviven como, "familia natural". La familia natural ya no existe, se repite cada vez con mayor insistencia, y con el fin de demostrarlo se utilizan los resultados de las investigaciones etnográficas y los análisis antropológico-culturales.
Personalmente, me encuentro en la extraordinaria posición de ser, por formación, tanto un antropólogo cultural como un filósofo de declarada "fe" tomista. La polémica actualmente en marcha me insta, por lo tanto, a proponer una breve reflexión sobre este tema, a caballo entre la antropología cultural y la filosofía. Comprendo que el asunto, para ser analizado en todo su alcance, merecería la redacción de un ensayo, por lo que aquí me limitaré a una muy breve reflexión preliminar sobre el mismo, reservándome la posibilidad de profundizar los distintos aspectos en futuras colaboraciones.

Parentesco biológico y "simbólico"
Hablar de familia significa hablar de parentesco. Ahora bien, se dice que la investigación antropológico-cultural demuestra que, en las distintas culturas, las relaciones de parentesco (también las que se dan entre padres e hijos) pueden construirse también después del nacimiento, mediante procedimientos concretos de apropiación simbólica. Se afirma que, a pesar de que el nacimiento del individuo ocurre necesariamente a través de la unión de un hombre y una mujer, una familia es un conjunto de personas que participan, de manera íntima, los unos de los otros en una construcción social culturalmente significativa que incluye factores biológicos, pero que no se reduce sólo a estos, hasta llegar a situaciones en las que las relaciones de carácter extra-biológico son preponderantes. El parentesco sería pues, fundamentalmente, un sistema simbólico capaz de dar sentido al dato biológico de la filiación, pero que en muchos casos se superpondría a él, perteneciendo (por citar una dicotomía que le gustaba mucho a Lévi-Strauss) más al ámbito cultural que al natural.

La "deconstrucción" relativista de la familia desde el punto de vista etnográfico comenzó en los años 40 con la obra del antropólogo franco-belga Claude Lévi-Strauss (1908-2009).

Cada cultura resuelve a su manera el problema relacionado con la asignación de un individuo a un determinado grupo parental, prescindiendo a veces, de manera más o menos marcada, de los factores meramente biológicos. Así, la institución matrimonial, que regula fundamentalmente el acceso sexual de los hombres a las mujeres, y viceversa, se configura de manera muy variable en las distintas culturas. Para apoyar esta tesis, se ponen muchos ejemplos sacados de la bibliografía etnográfica, de la que nos ofrece una amplia muestra el libro What kinship is and is not, de Marshall Sahlins.

Casuística etnográfica
Es de destacar que en las culturas matrilineales (aquellas en las que los individuos pertenecen a la familia de la madre, y no a la del padre) como, por ejemplo, en las africanas de los Ashanti y los Ndembu, el vínculo familiar fundamental es el que hay entre hermano y hermana. El hermano ejerce la autoridad sobre los hijos de la hermana, que serán sus herederos. La hermana, como pariente femenina más cercana, goza de ciertos derechos y representa la fuente de continuidad del linaje. Si en las sociedades patrilineales (aquellas en las que los individuos pertenecen el linaje paterno), el interés de los hombres se basa en tener hijos, en las matrilineales se centra en hacer que los tengan las propias hermanas. Entre hermano y hermana hay una gran intimidad: el hombre tenderá a confiarse con su hermana más que con su esposa; será a su hermana a la que le pedirá consejo cuando lo necesite, o cuando se trate de gestionar su economía y posesiones. En estas culturas, la relación entre un padre y sus hijos tiende a ser mucho más informal y el primero no es considerado por los segundos una figura dotada de autoridad, sino más bien un amigo y, a menudo, un cómplice.
En todas las culturas el matrimonio es una institución social orientada a la reproducción y la asignación de los hijos a un grupo y no a otro. La unión matrimonial presenta una gran flexibilidad y, a veces, se configura de modos que a nosotros, occidentales, nos pueden parecer extraños: entre los Igbo de Nigeria, en caso de esterilidad del marido, una mujer está autorizada a tener relaciones sexuales con otro hombre, y los hijos procreados serán legalmente los hijos del primero (el pater) y no del segundo (el genitor).
Entre los Nuer del Sudán está documentado el matrimonio con un fantasma, por lo que, siempre que un hombre muera sin hijos o antes de casarse, un hermano o un primo puede casarse con una mujer en nombre del difunto para que los hijos sean legalmente sus hijos [del difunto]. Entre los Nuer existe el matrimonio entre mujeres (que no tiene ninguna connotación lésbica): una mujer estéril puede contraer matrimonio con otra mujer, elegir para ella un amante y los hijos nacidos de esta unión serán hijos socialmente reconocidos como de la mujer-marido, miembros de su grupo. La mujer-marido incluso está autorizada socialmente a pedir una indemnización a sus esposas si estas mantiene relaciones sexuales con otros hombres distintos a los que ella les asigne.
Tenemos también a los hermanos de la madre llamados "madres varones" y a las mujeres ricas Lovedu, que ceden su ganado para comprar "mujeres" y convertirse así en "padres" de sus hijos.
Los Karembola de Madagascar consideran que hermanos y hermanas son lo mismo, por lo que un hombre puede reivindicar la maternidad de un niño.
En algunas poblaciones del Amazonas, un nacimiento puede no implicar ningún tipo de parentesco si lo que la mujer lleva en su vientre es el hijo de un animal (del espíritu de un animal).
Entre los Inuit de Groenlandia, cuando un niño es llamado con el nombre de su abuelo materno, empieza a llamar hija a la madre que le ha dado a luz, marido de mi hija a su padre y esposa a su abuela.
También están las familias polígamas: las poligínicas (en las que un hombre tiene varias esposas), las poliándricas (en las que una mujer tiene varios maridos) y las poliginándricas (en las que un grupo de hombres, normalmente hermanos, se unen en matrimonio con un grupo de mujeres, normalmente hermanas). En el caso de las familias poliándricas y poliginándricas, los hijos son considerados como de todos los maridos, incluso cuando se conoce la identidad de su padre biológico.
Ante una variedad tan grande de modelos familiares y matrimoniales (aquí he citado pocos ejemplos), ¿acaso no es absurdo hablar de la familia nuclear, ese tipo de familia históricamente difundido en nuestra cultura, como de "familia natural"? ¿Acaso no es etnocéntrico, se preguntan algunos, considerar nuestro modelo matrimonial como el único legítimo?

El relativismo cultural, contradictorio en sí mismo
En punto entra el filósofo, que observa cómo este modo de plantear la cuestión presupone que la única ley es la positiva, es decir, que las leyes que los hombres se imponen son el término último con el cual valorar la licitud de sus acciones. Según esta perspectiva, los usos y costumbres de cada pueblo son moralmente equivalentes incluso cuando están en contradicción los unos con los otros.
Obviamente, esta concepción, como se deduce claramente de lo que acabo de escribir, es contradictoria en sí misma. Sería bastante simple articular una argumentación apropiada para demostrar lo que he dicho antes, pero en este contexto no hay ni siquiera la necesidad de molestarse en hacerlo. Sí, porque los mismos autores que defienden la idea de que no existe la "familia natural", un tipo de familia que a nivel meta-cultural haya que considerar como la única verdaderamente tal, son los primeros que, después, se indignan porque en determinadas culturas y sociedades los derechos de los gays o de las mujeres no se respetan de la manera adecuada.
Esto significa que también ellos consideran, implícitamente, que además de una ley positiva, debería haber una ley natural, es decir, esa norma moral que basa los criterios de la acción humana directamente en la naturaleza específica del hombre. De hecho, si así no fuera, no tendría sentido indignarse por las costumbres que se considera inmorales en una cultura o sociedad concretas, ya que no habría ningún metro meta-cultural o meta-social en base al cual poder determinar la moralidad o la inmoralidad de algo prescindiendo de cómo sea considerado por cada grupo humano.

¿Qué significa "natural"?
Ahora bien, cuando utilizo el término "natural", no me estoy refiriendo a algo impuesto por la naturaleza, ya que la ley moral supone siempre la mediación de la razón, sino que quiero indicar algo que es conforme a las exigencias de la naturaleza humana tal como las investiga y conoce la razón.
Así se aclara también el sentido en el que se puede hablar de "familia natural", concepto sobre el que quienes niegan su existencia parecen tener siempre las ideas suficientemente claras. Con la expresión "familia natural" no se hace referencia a un único tipo de familia que impondría la naturaleza humana (motivo por el que las distintas culturas han elaborado modelos familiares tan diferentes unos de otros), sino a aquel que es más acorde al hombre en cuanto tal.
Nos queda sólo justificar el motivo por el que la familia nuclear, es decir, la "sociedad conyugal" fundada sobre el matrimonio, tiene que ser considerada como la "familia natural".
Como he demostrado antes, no es posible concretar una forma de matrimonio que sea compartida en todos los aspectos por los pueblos de todas las culturas: la divergencia de las instituciones matrimoniales causa desconcierto y, a primera vista, también desánimo para quien desea intentar un resumen. Parece que el elemento más constante se puede especificar, a nivel biológico, en la relación sexual; el resto parece más bien fluido, incierto, contradictorio. Sin embargo, considerándolo en conjunto, es posible formular una primera definición de matrimonio que incluya todas las variantes de un hecho que sigue siendo inequívoca y claramente natural y, por lo tanto, sujeto a la evolución de la conciencia humana: una institución que en cualquier lugar y siempre, tiende a regular las manifestaciones del instinto sexual según las normas específicas de una comunidad humana determinada.
Esto quiere decir que el matrimonio, a nivel universal, no es nunca concebido como un hecho privado, una convivencia libre de cualquier vínculo legal que se remite únicamente a la conciencia y a la decisión personal e irrefutable de los individuos como únicos gestores de sus sentimientos y elecciones. Dentro de los límites fijados por la ley positiva de los distintos pueblos, el matrimonio, como institución, ha conocido todas las formas y todas las aberraciones: de la poligamia a la poliandria, del concubinato al divorcio. Sin embargo, se confirma que esta institución, como unión del hombre y de la mujer en vista y en función de la familia, ha asumido un carácter cada vez más delineado desde el punto de vista jurídico, que no es dejado nunca al arbitrio personal: un amor libre, que se sustrae a cualquier ley, no ha existido nunca.
La noción de matrimonio incluye el dato biológico (la atracción de los sexos), y el racional, es decir, su disciplina obtenida en virtud de normas jurídicas concretas. Ahora bien, si quisiéramos limitarnos sólo al primer dato, el biológico, la noción de matrimonio reflejaría sólo la vida instintiva común también a las bestias; en cambio, si nos limitamos al segundo, la institución matrimonial no surgiría de manera suficientemente clara e inequívoca, porque no hay ley que no dependa del arbitrio humano, falible de por sí. El análisis antropológico de las distintas culturas se limita a describir su vida, no sugiere una norma; documenta el ser, no señala el deber ser; alude a los hechos, no descubre el derecho. Buscar la norma quiere decir captar la esencia o el deber ser del matrimonio, el cual, al ser un hecho eminentemente humano, puede ser juzgado sólo remontándonos a las inclinaciones de la naturaleza humana en su conjunto.

Amistad, unidad y alteridad
La familia nuclear es la célula fundamental de la sociedad correctamente ordenada, sociedad que ve idealmente en la amistad entre las personas que la forman el pegamento que la mantiene unida. Y la amistad que satisface todas las posibilidades reales de desarrollo de la persona humana, se da sólo en el matrimonio monógamo, y esto es así por las razones de fondo resumidas en esa complementariedad de los sexos, que implica su unidad fundamental en la más heterogénea riqueza de estructura exclusivamente propia del primer núcleo social humano, capaz de generar nueva vida.
No hay forma de amistad más alta que la que es posible entre dos sexos que se aman y se entregan en vista de la prole. Su mutua atracción de amor está determinada por la máxima unidad en la máxima alteridad que la naturaleza humana puede ofrecer.
El matrimonio monógamo realiza la más profunda comunión de amor entre los sexos a través de su integración mutua, tan perfecta que resulta naturalmente fecunda, garantizando por tanto la supervivencia de la familia humana, fin último de la naturaleza. A través del matrimonio se realiza la perfección de los cónyuges y la procreación de la prole. Claramente, la segunda, aunque posterior en el tiempo, al interesar a la especie, prevalece sobre el primero que atañe a dos individuos. Por consiguiente, el primero, inmediato, está subordinado a la segunda.
Esta es la razón por la que la familia nuclear, la que está fundada en los cónyuges y su prole, es, de hecho, la "familia natural". Esta es, efectivamente, la forma de unidad familiar que mejor responde a las exigencias de la naturaleza humana tal como pueden ser investigadas y conocidas por la razón y que, en esencia, es la única forma de familia en sentido propio.

Adriano Virgili, La Croce Quotidiano, 2019  / ReL, Traducción de Elena Faccia Serrano.
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¿Conoces la teoría de las ventanas rotas?



Es una teoría sobre el contagio de las conductas de la psicología humana y las relaciones sociales.

En 1969, en la Universidad de Stanford, el Profesor Philip Zimpardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos coches abandonados en la calle, idénticos, mismo modelo, color y características. Uno lo dejó en el Bronx, en aquel entonces una zona pobre y problemática de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. El coche abandonado en el Bronx lo dejó abierto y al poco rompieron las ventanillas, robaron las ruedas y la radio; lo dejaron inservible. Sin embargo, el otro se mantuvo intacto, nadie se acercó a él en una semana. Los investigadores decidieron golpear y abollar el coche y al poco, se repitió lo mismo que con el coche del Bronx, robo y vandalismo hasta destrozarlo.
¿Por qué sucede esto? No porque romper sea lo habitual y divertido. Pero la ventana rota tiene un mensaje directo: aquí no hay nadie que cuide de esto.
Imagina que, en tu barrio, una vivienda o un local comercial está deshabitado y a las semanas observas que por fuera se ve suciedad y aparece una ventana rota, si no se arregla al poco veremos cómo aparecen más desperfectos, y en tu barrio aumentará el vandalismo y la suciedad. Un efecto que expertos en limpieza como BISSELL ha puesto en valor aplicándolo en espacios como el hogar. Es como una plaga, se contagian los elementos de alrededor, creando suciedad y abandono. Estos expertos en limpieza y cuidados del hogar comparten su experiencia y su conocimiento tecnológico para dar respuesta a las necesidades de limpieza de cada hogar. En concreto conocen las peculiaridades de cada hogar y por ello, saben que tras una jornada laboral cuando se llega a casa y se ven todas las tareas pendientes no se sabe por dónde empezar y, a veces, tienden a aumentar y a empeorar.

Aplica esta teoría a tu día a día
De normal, encendemos el botón automático, nuestro ritmo de vida es abrumador y asumimos muchos proyectos y responsabilidad, cuando notamos que no llegamos nos entra el pánico y enfocamos nuestra energía en cosas que creemos importantes, pero perdemos el rumbo.
Es aquí donde se debe parar y reconducir la situación. Tomar el control, delegar y priorizar.
Se recomiendan distribuir el tiempo para reparar esas “ventanas rotas”. Es decir, por la mañana, hacer la cama, incluso cuando tengas más cosas que hacer, si empiezas por tu habitación genera una mejora considerablemente y el orden se inicia por un punto importante, tu dormitorio. Tras el desayuno, recógelo, no es necesario dejar la cocina impecable, pero si a la vuelta de tu jornada ves que está todo recogido y limpio la llegada será más armoniosa y te podrás dedicar a realizar otras tareas.
No vale dedicar el triple de tiempo recogiendo todo el fin de semana y luego, entre semana, por el agotamiento dejar las cosas sin recoger, y así continuamente. Y, al final, no se encuentra el momento de ordenarlo todo, ¿te suena? «Si se rompe algo de casa, arréglalo en el menor tiempo posible. Si el cesto está lleno de ropa, despéjalo. Intenta hacer las cosas al momento y si no puedes, organízate para antes de acostarte hacerlo porque si no lo irás acumulando», explica Montoiro.
Si poco a poco se va cumpliendo esos hábitos, se creará una rutina en el orden del hogar, es decir, que mantener la casa en buenas condiciones puede contribuir a disminuir el tiempo y el esfuerzo en su limpieza. Esta es la lógica que debemos aplicar en las prácticas de limpieza para mejorar en eficiencia y efectividad.

La Razón, 2019
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Censuran en EEUU capítulo de una serie infantil porque aparece una boda gay



La televisión pública del estado de Alabama, en el sur de Estados Unidos, censuró la emisión de un episodio reciente de la serie infantil “Arthur” porque mostraba una boda gay entre dos profesores.
El capítulo “Mr. Ratburn and the Special Someone” (“El señor Ratburn y la persona especial”) narra una boda a la que asiste Arthur, el protagonista de la mítica producción, junto a sus padres y en la que uno de sus profesores hombre, se casa con otro hombre.
 “Arthur” es una premiada serie infantil de dibujos animados producida desde 1996 por la televisión pública estadounidense (PBS), la misma responsable de “Sesame Street”.
El episodio censurado en Alabama se estrenó en todo Estados Unidos el pasado 13 de mayo, informaron este martes medios de comunicación locales.
Pero la televisión del estado de Alabama (APT) declinó emitir el capítulo y puso en su lugar una reposición. Según el director de la ATP, Mike Mckenzie, el canal rechazó su emisión en cuanto supo de la existencia de este episodio.
“Los padres han confiado en la Televisión Pública de Alabama por más de 50 años para ofrecer a los niños programas que entretienen, educan e inspiran”, explicó Mckenzie en declaraciones recogidas por el diario “AL.com”.
De acuerdo con el testimonio de Mckenzie, la ATP no tiene intención de emitir el episodio en ningún otro momento.
“Aunque recomendamos encarecidamente a los padres que vean televisión con sus hijos (…), ellos confían en que sus hijos puedan ver APT sin su supervisión”, justificó.
Esta no es la primera vez que la emisora de televisión rechaza emitir un capítulo en el que aparecen personas homosexuales, pues ya censuró otro episodio en el que un amigo de Arthur tenía dos madres.
El responsable explicó entonces que “su sensación” es que la cadena “cuenta con la confianza de los padres en su programación y este programa concreto “no encajaba con eso”.
Alabama también fue noticia la semana pasada por prohibir el aborto, incluso en casos de violación e incesto, y que contempla penas de entre 10 y 99 años de cárcel para las personas que lo practiquen.
Con unidad, formación y buenas estrategias  ¡es posible combatir la ideología de género que pretenden imponer a la sociedad!

E. / 2019
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La anticoncepción ha conducido a experimentos diabólicos sobre la vida humana




En el Rome Life Forum que ha tenido lugar en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino (Angelicum), el cardenal alemán Walter Brandmüller ha denunciado que “el apoyo de la Iglesia de Inglaterra a la anticoncepción en su Conferencia de Lambeth de 1930 ha llevado a la monstruosidad diabólica de la medicina procreadora”.
Según el purpurado, este apoyo también llevó a la Federación Protestante Americana de Iglesias a aprobar colectivamente la anticoncepción en 1961 como algo “moralmente justificado si los motivos son justos”, y esencialmente obligó a la Iglesia Católica a abordar la cuestión de la anticoncepción” en el Concilio Vaticano II, aseguró el cardenal en su discurso bajo el título  “La Prehistoria de la Humanae Vitae”.
Para entonces, un “número de teólogos católicos, en mayor o menor medida” también había apoyado la anticoncepción, y el “concepto de ética situacional” en el que se basa esa posición había “penetrado en la teología moral católica”.
“Así, la encíclica Humanae vitae de 1968 del Papa Pablo, que reafirmaba la enseñanza católica, afirmada por Pío XI en Casti Connubii y por Pío XII y Juan XXIII, de que la anticoncepción es intrínsecamente mala, desencadenó una fuerte tormenta de protestas en el seno de la Iglesia”, subrayó el cardenal.
Asimismo, lamentó que “la aceptación de la anticoncepción, que separa el acto sexual de la procreación, ha dado lugar ahora a la práctica de la ‘medicina procreadora’  -fertilización in vitro, ingeniería genética, pruebas prenatales eugenésicas, aborto- en la que el hombre se ha sentado en el trono del Creador”.
Según el purpurado, “los practicantes de medicina reproductiva llevan a cabo experimentos que violan sacrílegamente la santidad de la vida humana e intervenciones de una monstruosidad casi diabólica, hoy anunciada como avances espectaculares”.
“Esperamos una recepción renovada, una adopción y una transmisión más profunda de la enseñanza verdaderamente profética de Pablo VI en nuestros días”, concluyó Brandmüller .

INFOV. | 18 mayo, 2019
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martes, 14 de mayo de 2019

Si tu hijo no suelta el celular, esto es lo que tienes que hacer


Joan Amorós, director del Mobile Free Life, asegura que llegará un momento en que no esté bien visto consultar el teléfono en una cena o reunión

Muchos padres se quejan de que cruzan muy poco la mirada con sus hijos adolescentes porque cada vez estos están más pendientes de la pantalla de su celular respondiendo mensajes de amigos, viendo los vídeos que cuelgan contactos que ni conocen o subiendo fotos que, en realidad, poco les aportan. Joan Amorós, psicólogo, director del Mobile Free Life e impulsor del Día Mundial Sin Celular, explica cuáles son las señales que pueden hacer sospechar que un joven es adicto al móvil y las fórmulas para corregir esta conducta de riesgo.
Los adolescentes que pasan una media de 4 horas diarias usando el celular, ¿son adictos tecnológicos?
Puede que sí. Cuando hablamos de adicción debemos tener en cuenta que el tiempo que se pasa usando el celular es una variable muy significativa, pero también hay otros aspectos conductuales que nos tienen que llamar la atención o, al menos, alarmarnos. Por ejemplo: ¿ha hecho cambios en los hábitos de vida a fin de tener más tiempo para conectarse?, ¿se irrita, enfada o descontrola si se le quita el móvil?, ¿se priva de sueño para estar más tiempo conectado?, ¿descuida otras actividades importantes como pasar tiempo con la familia o los amigos, dedicar tiempo al estudio o al cuidado de su salud?, ¿ha recibido quejas de alguien cercano por no prestarles atención al estar demasiado pendiente del celular?, ¿niega el uso desmedido del tiempo?, ¿miente sobre el tiempo real que está conectado?, ¿ha intentado limitar el tiempo de conexión, pero sin conseguirlo, y pierde la noción del tiempo?
¿Cómo se puede lograr que reduzca su tiempo de consumo?
El control sobre el tiempo de utilización es fundamental a la hora de evitar crear el mal hábito. Debemos fomentar y enseñarle el uso responsable, establecer y consensuar las normas de uso, así como supervisar y programar los horarios de utilización del móvil.
¿Por dónde empezar? ¿Qué medidas o límites son los más indicados en este momento y para esta situación?
Si el mal hábito ya está establecido, tendremos que negociar y a la vez ser un buen modelo de conducta para ellos. Empecemos por algo que puede parecer muy fácil, pero que en muchas familias quizá ya no lo es: que el celular no nos acompañe dentro de casa, de habitación en habitación. No podemos comer con los celulares encima de la mesa, no podemos mirar la televisión mientras contestamos Whatsapps. Un muy buen hábito es dejar en un mismo lugar, todos los celulares de la casa a partir de una hora determinada; todos, ¡los de los padres también!
De esta manera también evitamos que los jóvenes estén mucho rato conectados antes de irse a dormir, con las consecuencias que también conlleva a nivel de sueño. Los adultos tenemos que ser un buen modelo en lo que se refiere al uso del móvil. Ese es el mejor aprendizaje que les podemos ofrecer.
¿Cómo afrontar las discusiones sobre este asunto?
Inicialmente debemos intentar hacer partícipe al adolescente de las normas de uso del celular. Esto incluye horas y momentos de uso. Otro tema es el tipo de aplicaciones o juegos a los que dedican esas horas. Es responsabilidad de la familia enseñarles las consecuencias que puede tener hacer un mal uso de algunas redes sociales, los riesgos que hay… o no permitir que jueguen a según qué juegos si no tienen la edad indicada.
Si hay discusión, la negociación tiene que ser nuestra aliada. De la misma manera que lo es cuando piden empezar salir. Lo más importante es que, como padres, tengamos el control y sean ellos los que se vayan ganando nuestra confianza en el buen uso del teléfono.
¿Es posible educar en el tiempo de uso de las nuevas tecnologías en un mundo que vive «enganchado» a su móvil?
¡Por supuesto! Lo que no hay que hacer es normalizar el hecho de vivir enganchados al celular. La tecnología nos ha desbordado, pero ya ha pasado otras veces y ahora el siguiente cambio es social. La educación pasa por no aceptar ciertas conductas ni paradigmas. Andar por la calle no es perder el tiempo, previsualizar un email no es ser más efectivo y mandar notas de voz no es comunicarse mejor.
Llegará el momento en que todas estas cosas no se consideren «normales», en que no esté bien visto que alguien consulte el teléfono en una cena o en cualquier reunión social. Solo con estos pequeños ejemplos ya podemos calcular, no solo el tiempo de pantalla que disminuimos, sino también la calidad y eficacia de nuestras acciones y relaciones.
¿Cómo hacer que disfrute más del mundo real?
Entendiendo el mundo real como todo aquello que no pasa a través de una pantalla, debemos asegurarnos que nuestros hijos e hijas tienen experiencias, relaciones sociales y actividades más allá de la pantalla. Proteger esos espacios y momentos, mantenerlos libres de móvil para vivirlos de una forma plena y con presencia total. Deporte, actividades extraescolares, hobbies, quedar con los amigos y amigas…
Debemos proteger y potenciar todos estos aspectos de la vida real, darles libertad, espacio y todo el apoyo que necesiten en los ámbitos de interés que les puedan aportar experiencias reales. Pueden ser en familia o no, pero algo que es sin duda real y conecta con niños, adolescentes y adultos es la naturaleza, tan fácil como salir y disfrutar de ella.

Laura Peraita, ABC, 2019
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Luchar contra la adicción a la pornografía desde niños



La pornografía se está convirtiendo en uno de los grandes problemas por el fácil acceso a sus contenidos por parte de niños y adolescentes

 El fácil acceso a la pornografía y el bombardeo constante se ha convertido en un grave problema para los padres, pues son cada vez más niños los que visualizan este tipo de contenido, con los graves efectos que esto produce en ellos.
Kristen Jenson es una de estas madres que vio como su hijo adolescente se convertía en adicto, y decidió que había que tomar cartas en el asunto para que esto no ocurriera más. No sólo es necesario controlar los dispositivos y los filtros sino que es necesario que los propios niños tengan también sus propios filtros.

Niños a prueba de pornografía
El día en que la experta en comunicación Kristen Jenson recibió la llamada de una madre, rota por la adicción al porno de su hijo adolescente, decidió que era hora de actuar. Junto a la doctora Gail Poyner, psicoterapeuta experta en adicciones, y apoyándose en el trabajo de psicólogos, neuropsiquiatras y pedagogos, escribieron Imágenes buenas, imágenes malas (Glen Cove Press), para ayudar a niños de entre 6 y 10 años –y a sus padres– a combatir la pornografía de forma eficaz.
Ante la avalancha de porno por internet, que genera unos riesgos  “sin precedentes”  para niños y mayores, “los filtros de internet son importantes, pero no bastan. Cuando se trata de niños y pornografía, la ignorancia es riesgo”, explican. Jenson y Poyner recuerdan que  “el cerebro infantil es más vulnerable al porno porque está diseñado para imitar lo que ve, cuenta con menor control” y además el porno  “altera las vías neuronales, desencadena una adicción que a menudo es más difícil de superar que la drogodependencia”, e incluso sin llegar a la adicción, genera  “actitudes sexuales insalubres” que condicionan las relaciones humanas.
Ante esto, traza con sencillez los mecanismos del cerebro, y da estrategias (especialmente, el plan PUEDO) para que los menores establezcan  “sus propios filtros internos” que les ayuden a ser  “niños a prueba de porno”, capaces de saber   “qué es, por qué es dañino para su cerebro y cómo pueden minimizar sus efectos si se ven expuestos”.

Los cinco pasos del plan “PUEDO”
La «P» es de «Parar de mirar»:
Bastan pocos segundos para que una imagen pornográfica se fije en la memoria y despierte el deseo de consumir más. Por eso, Jenson y Poyner recomiendan a los menores que si un amigo o familiar les muestra una imagen porno, o la ven de forma accidental, cierren los ojos y se alejen. Y si les salta una imagen porno en el portátil, móvil o tablet, “cerrar o apagar el dispositivo sin mirar la pantalla es mejor que intentar cerrar la página”, porque muchos iconos de cierre son falsos y redirigen a sitios más “duros”.

La «U» es de «Un adulto de confianza»:
“Mantener la pornografía en secreto nunca es buena idea. La imagen mala puede molestar más si no se lo cuento a nadie. Un adulto de confianza tiene que saberlo siempre. Si me resulta difícil hablar de ello, puedo escribirlo en una nota, y así mamá o papá sabrán que tienen que hablar conmigo: ‘Mamá, hoy he visto una imagen que…’”, aconsejan las autoras.

La «E» es de «Etiquetar lo visto»:
Si se topan con porno, recomiendan: “Dilo en voz baja: ‘¡Eso es pornografía!’. Ponerle nombre ayuda a mi cerebro a saber lo que es, y a rechazarlo”.

La «D» es de «Distraerme con otra cosa»:
“Si me molesta una imagen –explican– puedo distraerme con otra cosa positiva, interesante, o que implique esfuerzo físico”, como ir en bici o jugar a algo divertido. El menor distrae así la atención y, al tomar esa decisión, “fortalece” la parte del cerebro que regula el autocontrol, la voluntad y la distinción entre el bien y el mal.

La «O» es de «Ordenar al ‘cerebro de pensar’ que mande»:
Apoyado en un amplio conocimiento en la neurociencia, PUEDO emplea el símil de los dos cerebros: el de sentir y el de pensar. El último punto apela a la capacidad del niño de dirigir sus impulsos a través de su razón y su voluntad: “Puedo decidir no volver a mirar pornografía incluso después de haber estado en contacto con ella. Una forma de ordenar a mi cerebro de pensar que se ponga al mando es que se comunique con mi cerebro de sentir: ‘Cerebro de sentir, puede que sientas curiosidad por ver más imágenes malas, pero elijo usar mi cerebro de pensar para permanecer libre’”. Mi cerebro de pensar “me ayuda a tomar decisiones inteligentes” y “si lo ejercito puedo hacerlo más fuerte”.

José Antonio Méndez, Misión / ReL. 2019

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Un caso paradigmático contra la eutanasia: una mujer despierta del coma tras casi 30 años



Un accidente automovilístico en 1991 dejó a Munira Abdulla en estado de coma, pero su hijo nunca perdió la esperanza de que se despertara

Ante la desesperanza, la esperanza. Ante la eutanasia, la fe en la vida. Munira Abdulla fue a buscar a su hijo Omar, de 4 años, a la escuela y después se dirigió a su casa de Al Ain en el año 1991, no se imaginaba que no volvería a ver a su hijo durante 27 años.
Su vehículo chocó con un autobús escolar, dejando a la Abdulla con una lesión cerebral grave. Omar, acunado por su madre antes del impacto, escapó con un moretón en la cabeza.
Abdulla, de 32 años, entró en coma y los médicos creyeron que probablemente nunca volvería a abrir los ojos. Eso fue hasta el año pasado, cuando recuperó la conciencia en una habitación de un hospital alemán.
Su familia habló en exclusiva con el diario The National sobre su terrible experiencia por primera vez, describiendo un milagro moderno y cómo se ha despertado a un mundo muy diferente.

“Nunca me rendí”, afirma su hijo
“Nunca me rendí con ella porque siempre tuve la sensación de que un día se despertará”, dijo su hijo Omar Webair, de 32 años. Cuando fue visitada en el hospital, Abdulla pudo responder preguntas, aunque con dificultad, y recitó versos del Corán. Recientemente visitó la Gran Mezquita Sheikh Zayed, que aún no se había construido cuando se lesionó.
“Tenía cuatro años cuando ocurrió el accidente, y solíamos vivir en Al Ain”, dijo Webair. “Ese día, no había ningún autobús en la escuela para llevarme a casa”. Alrededor de las 4 de la tarde, su madre recogió al joven Omar. Conducía su cuñado.
“Mi madre estaba sentada conmigo en el asiento trasero. Cuando vio venir el choque, me abrazó para protegerme del golpe”, explicó Webair. Entonces el se alejó del accidente, pero se sentía desesperado mientras su madre esperaba ayuda. “No había teléfonos celulares y no podíamos llamar a una ambulancia. Ella se quedó así durante horas”, dijo.
Abdulla fue llevada al hospital, desde donde fue trasladada a una en Londres. Estaba completamente insensible, casi sin darse cuenta de su entorno. Los doctores diagnosticaron un estado de mínima conciencia. La trasladaron a un hospital en Al Ain, donde permanecería durante los siguientes años. Alimentada por sonda, se sometió a fisioterapia para evitar que sus músculos se deterioraran.
Las visitas a su madre se convirtieron en parte de la rutina diaria de Webair. Caminaba varios kilómetros para verla y se sentaba con ella durante horas. Aunque no podía hablar, el Webair dijo que por sus expresiones podía decir si le dolía o no. “Para mí ella era como el oro; cuanto más tiempo pasaba, más valiosa se volvía”, dijo.
El caso de Abdulla es paradigmático y representa una situación que los defensores de la eutanasia pondrían de ejemplo como una vida a ser sacrificada. Sin embargo, el tiempo demuestra que puede haber esperanza y que la vida siempre se aferra a ella.

ForumL. 2019

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Nace un nuevo partido en Irlanda que defiende el derecho a la vida de los no nacidos como valor fundamental



Peadar Tóibín, líder de Aontú, nuevo partido cuyo ámbito de actuación abarcará toda la isla de Irlanda, ha prometido defender el derecho a la vida como un valor fundamental en su acción política

Tóibín, político irlandés que fue suspendido del partido Sinn Fein dos veces por romper con la línea del partido a favor de la despenalización del aborto, presentó la nueva formación política el pasado martes.
«Es increíble que Aontú sea el único partido que defiende el derecho humano a la vida», dijo Tóibín en el lanzamiento del manifiesto de su partido, según la BBC.
El aborto fue legalizado en la República de Irlanda el año pasado, pero siendo ilegal en Irlanda del Norte, que forma parte del Reino Unido, excepto en los casos en que la vida de una madre está en peligro.
«Aontú quiere asegurarse de que haya una voz auténtica y una alternativa real para muchas personas que sienten que no tienen a quién votar», agregó Tóibín en el acto de presentación del nuevo partido. «Simplemente estamos diciendo que este es un valor fundamental para nosotros mismos, y no les defraudaremos en este tema».
«Aontú» se traduce aproximadamente en inglés como «unificación» o «acuerdo».
Según informa la BBC, el partido presentará a 16 candidatos para las elecciones del consejo local de Irlanda del Norte.
Tóibín añadió que quería ofrecer una opción alternativa de los partidos principales y aseguró que Aontú estaba más en contacto con la gente de Irlanda a nivel de base.
Ya en noviembre pasado el político irlandés aseguró que quería dar voz al 34% de las personas que votaron para que el aborto fuera ilegal en la República de Irlanda, y para asegurarse de que las personas a favor de la vida no fueran marginadas.
Michael Kelly, editor del periódico The Irish Catholic, dijo a CNA en noviembre que Irlanda estaba «clamando» por un nuevo movimiento político que protegiera el derecho a la vida.
Tóibín agregó en el lanzamiento del manifiesto del partido que Aontú apoya una Irlanda unificada y una «economía fuerte para toda Irlanda» como solución a los problemas que podrían surgir debido a Brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

CH/InfoC. 2019
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Una invitación a los hombres a recuperar su masculinidad



Mariolina Ceriotti Migliarese, neurosiquiatra infantil y psicoterapeuta, afronta la crisis de masculinidad en su libro “Masculino” (Ed. Rialp). Fuerza, eros, ternura. En él sostiene que los hombres de hoy están expuestos a un narcisismo que debilita su potencia creativa. Casada y madre de seis hijos, cinco de ellos varones, Migliarese nos invita a reflexionar sobre él desde una reflexión femenina muy personal.
Toma como punto de partida la carta a los Efesios de San Pablo quien dedica seis versículos al hombre ¡el doble que a la mujer! Versículos que siguen hablando al hombre de hoy , en el que se le invita a amar a la mujer nada menos que como el mismo Cristo ha amado, hasta darse y dar su propia vida por ella.
Ceriotti es consciente del peligro que sufre nuestra civilización si el significado auténtico de masculinidad se esfuma.

Reflejos de la «fragilidad masculina»
Si, la verdadera enfermedad de nuestro tiempo es el narcisimo, y el varón es su gran víctima. El hombre se ha replegado sobre sí mismo y se ha vuelto frágil. Entresacamos algunos ejemplos que la autora nos muestra como reflejos de esta fragilidad.
                -Una especie de «bloqueo decisional», para empezar: los chicos parecen desorientados, hasta en las cosas pequeñas, por el exceso de posibilidades que tienen por delante. No quieren cerrarse ninguna posibilidad para su futuro, esperan siempre una «mejor», y por eso no deciden.
-Una especial incapacidad para gestionar los fracasos: el ansia de recompensa es muy alta, a veces paralizadora.
-Prestan una atención muy acentuada a su aspecto: ya no es infrecuente encontrar varones sin problemas objetivos de peso que se ponen a dieta, que se preocupan de las calorías. También ha aumentado el interés por la moda y se pueden encontrar chicos que salen juntos «a ver escaparates».
-Conjugar afectos y trabajo parece haberse convertido en una tarea demasiado compleja; cuando estudian se sumergen en exceso, cuando se enamoran no consiguen «despegarse» para poner la cabeza en el estudio, porque la historia afectiva les absorbe por completo.
-Parece haber en ellos una carencia en capacidad de escucha y empatía.
-La sexualidad ha adquirido una derivación pornográfica preocupante, y la actitud en relación con las chicas es con frecuencia como depredadora.
-Falta muchas veces la capacidad de estar en intimidad consigo mismos: siempre están «fuera», proyectados en el exterior. Estar solos les asusta y les aburre.

El coste de este narcisismo actual en el hombre es muy elevado:
«En el hombre la implosión de la energía vital siempre conlleva un sentimiento fuerte de angustia. Esta angustia se ha vuelto tangible y expresa en la decadencia de la esperanza en el futuro, en la ausencia difusa de la capacidad de proyectar, en la prevalencia de batallas más inspiradas en la muerte que en la vida, como el aborto y la eutanasia».

Para superar este estado depresivo del hombre de hoy la sociedad lo empuja a consumir y a meterse «cada vez más dentro de sí mismos». Sin embargo, para que la fuerza viril no degenere en agresividad destructiva, o se debilite en proyectos individuales destinados a su propia satisfacción personal necesita un aliado femenino; una mujer, una sociedad, una cultura, capaces de entender, acoger y hacer crecer lo que dona la masculinidad.

Cristo como modelo de masculinidad
Recordemos las palabras de san Pablo que exhortan insistentemente al hombre a amar a su mujer. El amor al que invita Pablo tiene impronta masculina;
-Es un amor generoso «darse a sí mismo por ella»
-Es providente «nutre y cuida»,
-Es concreto y único «amar como al propio cuerpo», que tiene como modelo nada menos que a Cristo en relación a su iglesia.

Balmes / InfoC. 2019

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EEUU permitirá al personal médico oponerse a practicar abortos, eutanasia y esterilizaciones



El Departamento de Salud de Estados Unidos (HHS) hizo pública hoy una norma que permite al personal médico optar por no participar en abortos, esterilizaciones o suicidios asistidos por objeción de conciencia.

 La norma, que entrará en vigor en 60 días, «refuerza» más de 25 leyes aprobadas en el Legislativo y «cumple con una promesa del presidente, Donald Trump, de promover y proteger los derechos a la libertad religiosa y de conciencia», plasmada en una orden ejecutiva que firmó en mayo de 2017, detalló el HHS.

El Departamento de Salud «protege» así a proveedores e individuos para NO «proveer, participar o pagar» servicios como los abortos –autorizados en todo el país–, las esterilizaciones o suicidios asistidos, que son legales en algunos estados.

«Esta norma garantiza que entidades y profesionales de la salud no sean acosados fuera del campo de la atención médica porque se niegan a participar en acciones que violan su conciencia, incluido terminar con vidas humanas», dijo en un comunicado el director de la Oficina de Derechos Civiles del HHS, Roger Severino.

EFE, 2019
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El valor de la Maternidad



Aprovechamos el pasado Día de la Madre, para reflexionar al respecto

Recordemos las sabias palabras de Mons. Charles Chaput, Arzobispo de Denver, Estados Unidos: "La fertilidad es la bendición original dada por Dios al hombre y a la mujer... Es un don divino. Los dones están pensados para ser dados y recibidos gratuitamente; nunca rechazados por una parte, y nunca reclamados por otra... La anticoncepción rechaza el don de la fertilidad. Las tecnologías reproductivas lo reclaman".
Si la fertilidad es un don, también lo es la maternidad, consecuencia directa de la apertura a la vida.
Pero ser madre, hoy en día, no es tarea fácil. El permanente cambio social, corrientes culturales contrarias a la familia, e incluso favorables a la maternidad "por capricho", generan numerosos problemas, sobre los cuales intentaremos dar algunas ideas.

La maternidad debe ser complementada por la paternidad
Para que la maternidad pueda desarrollarse normalmente, hace falta el apoyo del padre, hace falta que el padre viva su paternidad. Lo cual no significa tan sólo proveer el sustento del hogar, sino también ayudar a la madre de sus hijos en todo cuanto haga falta, cuando se lo permita su actividad laboral.
A veces, el tiempo de que se dispone es escaso porque las dificultades económicas obligan a pasar muchas horas trabajando, separado de la familia; en esos casos, cobra mayor importancia la calidad de la atención a la mujer y a los hijos: es necesario luchar por adquirir ciertas virtudes, como espíritu de servicio, desprendimiento, generosidad y buen humor, de manera de hacer agradable la vida a los demás.
El padre, para favorecer y apoyar la maternidad de su esposa, debería tratar, por todos los medios, de estar siembre disponible. El Santo Padre Juan Pablo II hace referencia a la "deuda" que contrae el padre con la madre de sus hijos, quien durante nueve meses, se "encarga" de la gestación; esa "deuda", la debería pagar el varón una vez nacido el niño, ayudando a su mujer en tareas que faciliten la atención del niño por parte de la madre y la adaptación de la madre a la nueva situación.

La maternidad y el trabajo deben compatibilizarse lo mejor posible
Es importante que la mujer pueda alternar su maternidad con su carrera profesional, dado el caso. Para ello, es necesario en primer lugar, que el marido le brinde a su esposa, todo el apoyo que esta necesita para desarrollar su cultura y su capacidad profesional. Por otra parte, la mujer-madre debe disponer del tiempo suficiente para criar a sus hijos, sin que ello perjudique irreversiblemente su actividad laboral y/o cultural. Y al revés: el trabajo, no debería afectar negativamente la atención a los hijos. Quizá las necesidades económicas que hoy vivimos, hagan difícil encontrar un equilibrio óptimo entre la dedicación de la mujer al trabajo y al hogar.
Por eso, es más importante que nunca, afirmar que el mundo laboral debe aprender a respetar el don de la maternidad; si no lo hace, corre serios riesgos de deshumanizarse. El ámbito del trabajo y el ámbito de la cultura, necesitan del "genio" de la mujer para ser más acogedores, más "vivibles", más "disfrutables".
La mujer-madre, puede hacer una contribución peculiar en este sentido, si se la deja de tratar como a un hombre -también si ella misma deja de intentar parecerse al hombre-, y se respetan sus tiempos, si se facilita la adaptación de sus obligaciones laborales a su particular condición maternal. De este modo, aunque los empleadores no vean en este enfoque más que problemas inmediatos, a largo plazo podrán comprobar que las mujeres, además de trabajar más a gusto y rendir más, al poder vivir su maternidad como corresponde, enriquecerán con su experiencia maternal la actividad laboral.

La paternidad debe manifestarse en el hogar y en el trabajo
El padre, no sólo debe asumir un compromiso con la maternidad de su propia esposa, sin que debe asumir un compromiso con el respeto a la maternidad de las mujeres que trabajan con él, o para él. En la medida que respete, facilite y proteja la maternidad de sus compañeras o empleadas, será digno de llamarse padre en el sentido amplio del término.
Lo mismo se puede aplicar a las mujeres que dirigen empresas o que trabajan fuera de casa; aunque por lo general, suelen ser más comprensivas.
Los hombres, deben contemplar la especial atención que requiere la maternidad de aquellas mujeres que no son sus esposas, y las mujeres, de esas otras mujeres que no son ellas mismas. Lo contrario, implica incoherencia, propia de quienes viven -esquizofrénicos- una vida hacia el hogar, y otra completamente distinta, hacia el mundo.

La sociedad debe promover la maternidad
Proteger y apoyar la maternidad, es un deber social. La sociedad debe favorecer la maternidad, porque la maternidad cumple una función social: provee al mundo de nuevos seres humanos que, entre otras cosas, pagarán la jubilación de los patrones y compañeros de sus madres, de las enfermeras y los médicos que los traen al mundo, etc.
Una especie que no se reproduce, tiende a la extinción. Y si bien los seres humanos somos unos cuantos, hay signos alarmantes de estancamiento y aún decrecimiento de la población para las próximas décadas. Al menos en los países desarrollados, y en los que sin serlo, tenemos indicadores sociales similares a los suyos.
Estas ideas, son sólo un pantallazo de un tema profundo, que estimamos debería encararse con seriedad y profesionalidad por parte de quienes tienen en sus manos la posibilidad de establecer políticas, de fijar estrategias, de salvaguardar derechos; derechos que van desde la no discriminación, hasta la celebración del Día de la Madre, que algunas organizaciones feministas con representación en la ONU pretenden eliminar... y no precisamente por ser un día "comercial".

La perspectiva del amor

Las relaciones entre los cónyuges no deben basarse en "equilibrios de poder", ni en una "lucha de clases" de "oprimido" contra "opresor" al interior de la familia, como plantea la perspectiva o ideología de género, sino en el amor de los esposos.
El hombre y la mujer, capaces de amar y ser amados, son iguales en su dignidad porque comparten la misma naturaleza humana, porque son personas; pero, aunque en cuanto personas el marido y la mujer tienen idéntica dignidad, son esencialmente distintos en cuanto personas sexuadas.
Esta diferencia, hace que las relaciones matrimoniales, se basen en la complementación mutua entre marido y mujer, llamados a ser "una sola carne". Complementación que cuando se realiza armónicamente, se verifica en la entrega, en el respeto y en el amor de los cónyuges.
Así, cuando el amor es sincero, el respeto total y la entrega absoluta, los esposos se abren a la fecundidad; pues sólo si están abiertos a la vida -a la maternidad-, los esposos son capaces de manifestar plenamente, además del amor mutuo, el amor que ambos tienen por los hijos que puedan venir y por sus semejantes.

ACI

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martes, 7 de mayo de 2019

Contra la cruzada de género anti cuentos




La noticia de que unos "comisarios de género" en una escuela de Barcelona (Esp.) ocultan y retiran por ser "tóxicos" hasta 200 libros clásicos infantiles, con cuentos como Caperucita y el Lobo ha creado una gran polémica respecto a la nueva dictadura de lo políticamente correcto que busca borrar toda tradición cultural previa a los dogmas modernos y postmodernos.
La "comisión de género" de la Escola Tàber, centro público del barrio de Sarrià-Sant Gervasi (de los más ricos de la ciudad), decidió, apoyada por la Associació Espai i Lleure, retirar de la biblioteca escolar un 30% de los libros de parvulario, unos 200 en total, por contener historias “tóxicas” desde el punto de vista de género (es decir, que no seguían los dogmas de la ideología de género).
Estos padres militantes han detectado un 60% de libros con, dicen, "carácter machista" aunque declaran que sólo han retirado el 30% que “reproducen roles que los niños pueden naturalizar” y contienen estereotipos que “pueden acabar creando violencia machista. Y hay que cortarlo de raíz”.

Protestan 22 editoriales con un comunicado

Un grupo de 22 editoriales pequeñas y medianas que publican cuentos infantiles en España, tanto clásicos como modernos, han difundido este viernes un comunicado al respecto lamentando esta persecución contra los cuentos clásicos.
"Los cuentos populares clásicos son parte importantísima de nuestro patrimonio cultural. Ellos han contribuido a modelar nuestra manera de pensar. Prescindir de ellos, ignorarlos, implica privarnos de una gran herramienta para conocernos a nosotros mismos y a nuestro pasado", afirman las editoriales.
"Nos parece un error la censura en las bibliotecas escolares de títulos que pertenecen a nuestro acervo común. Actuar en favor de la igualdad no implica ocultar obras que muestran el mundo bajo otros puntos de vista. En consecuencia, protestamos por la retirada de títulos de las bibliotecas escolares y nos manifestamos contrarios a la censura de libros", dice el comunicado de las 22 editoriales.
"Retirar libros que no se adaptan a un pensamiento es un signo de intolerancia, aunque se haga con la mejor intención del mundo. Y de paternalismo: las personas debemos poder decidir qué leer y cómo pensar. Precisamente leer libros con ideas diferentes (y discutirlos) puede ayudar a crear lectores críticos. No hacerlo, por el contrario, significa criar a los escolares en una burbuja ficticia y dejarlos indefensos frente a argumentos y hechos con los que antes o después tendrán que enfrentarse", añade el texto.

Bibliotecarias contra la ocultación de libros

La Vanguardia ha consultado a un par de bibliotecarias. “Los cuentos populares tienen un valor en sí mismo, forman parte de siglos de historia, de una tradición milenaria que ayuda a los niños a comprender la realidad”, sostiene la bibliotecaria Montse Vila.
Montse Vila fue la comisaria de la Feria del Libro Prohibido. “Sacar de la biblioteca libros estigmatizándolos es censura”, define Vila que defiende que haya libros al acceso público incluso contrarios a los derechos humanos como Mi lucha, de Hitler. Explica que La Caperucita podría estar censurada por maltrato, por explotación laboral, por malnutrición, por crueldad a los animales... “¿Y si retiramos libros con reyes porque nos molestan?”, ironiza.
Paula Jarrin, de la librería Al·lots de Barcelona, defiende los clásicos. “En los clásicos todo tiene su simbolismo. La caperucita va de rojo por un motivo, y en el mundo hay lobos y bosques oscuros que estos niños se van a encontrar”. Y pregunta, que puestos a censurar "¿dónde pondremos el freno?”

Articulistas contra la cruzada anti-cuentos

El debate cultural se ha disparado en las redes y la prensa.
En Diario de Sevilla escribe un interesante análisis sobre Caperucita Eduardo Jordá.
"¿Es Caperucita Roja un cuento sexista? Lo he vuelto a leer -en las dos versiones: la de Perrault y la de los hermanos Grimm- y lo que más me ha sorprendido es que la presencia masculina es casi marginal. En la versión de Perrault -la más antigua, ya que apareció en 1697- los únicos varones que aparecen, y muy de refilón, son unos leñadores que están en el bosque. Y en la versión posterior de los hermanos Grimm (de 1815), el cuento termina cuando un leñador mata al lobo que se había comido a la abuela y a Caperucita. En los dos casos -y esto es lo importante- las protagonistas son la abuela y la niña. En realidad, Caperucita retrata un mundo de mujeres que viven de forma autosuficiente, aunque siempre estén expuestas a los peligros del lobo".
"[...] Cuando Perrault escribió el cuento abundaban los ataques de los lobos a los campesinos, de modo que su versión no escatimaba ningún detalle sangriento: de hecho, el lobo se zampa a la abuela y luego a Caperucita. El cuento era un aviso -había que andarse con cuidado si uno se metía en un lugar desconocido-, y también contenía una oscura metáfora sexual sobre el feroz instinto animal y la inocencia femenina. [...] El lobo -el abusador, el violento, el cruel- seguía siendo una amenaza para Caperucita. ¿Es esto sexismo?"

¿Cuánta tradición deberá ser censurada?

La columnista Pilar Rahola, que escribe en La Vanguardia y se declara agnóstica que aprecia la cultura cristiana, ha escrito, con tono sarcástico: "A Verdaguer habrá que mutilarlo. Y qué les cuento de algunas obras de Shakespeare, y de Otelo, ¡madre mía, Otelo!, ese no pasa por el rasero ni de rodillas. ¡La cantidad de peligrosos machos violentos que podrían salir de ese clásico! Y luego, ¿por qué quedarnos ahí? Puestos a buscar la excelencia igualitaria, también deberíamos prohibir los libros donde salen princesas y reyes, o la novela negra entera, que no es muy feminista que digamos. O El viejo y el mar, por atentar contra la sensibilidad ecológica".
Francesc Marc Álvaro, otro columnista veterano de La Vanguardia, escribe: "Molestan algunos cuentos infantiles según el criterio de quien piensa que la mentalidad de las nuevas generaciones sólo se construirá escondiendo palabras y ofreciendo papillas ideológicas de un mundo perfecto donde todo cuadrará. Estamos en una zona apache más allá de la corrección política, en la falsa confortabilidad de quien confunde el mapa con el territorio y el territorio con las buenas intenciones. Podemos recordar obviedades: purgar la literatura, el teatro, la música, el cine, la pintura bajo este tipo de criterios abre una puerta que lleva directamente a la jaula. Una vez atravesado este incierto umbral, la subasta moral puede ser infinita: yo prohíbo, tú también podrías prohibir, todos podemos hacerlo en nombre de nuestras causas nobles. En contra del sexismo o de lo que sea. Invocar la protección de la infancia sería todavía más perverso y más tramposo.
Juan Soto Ivars, en El Periódico de Catalunya, publicación cercana al Partido Socialista de Cataluña, escribe:
"Eliminan cuentos como 'Caperucita' o 'La bella durmiente' y 'La leyenda de Sant Jordi', porque ellas están en contra de que un príncipe rescate princesas utilizando la brutalidad. En la utopía de estas madres, la brutalidad la ejercen ellas, empezando por eliminar libros. Sacar libros a coces de una biblioteca dejó de considerarse un método educativo con la caída de la URSS, el franquismo y otros regímenes que compartieron el delirio de crear al hombre nuevo desde sus cimientos, pero las utopías renovadoras han vuelto. El utopista es un ciego paranoico que encuentra conspiraciones hasta en 'Los tres cerditos' y que no duda un instante en reforzar su prejuicio. Y otras escuelas han anunciado que seguirán su ejemplo".
"Ni siquiera entraré a discutir qué clase de valores transmite 'Caperucita', cuento ideado para enseñar a los niños que tengan cuidado con las adulaciones de los extraños (¿se entendería mejor si en vez del lobo fueran los cinco de 'La manada'?). Porque detrás de esta iniciativa se lee, entre líneas, una derrota absoluta: la aceptación de que no se dispone de tiempo para estar con los hijos, para leer con ellos, para explicarles, llegado el caso, que los valerosos príncipes de los cuentos también pueden ser mujeres si uno le echa un poquito de imaginación. Ejemplo: Caperucita iba a leer a la biblioteca de su abuelita y de pronto aparecieron tres lobas feroces".

P.J.G./ReL 2019
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