jueves, 23 de febrero de 2017

Un macroestudio destroza los programas de educación sexual actuales implantados en los colegios


Si hay un aspecto que se está imponiendo por igual por todo el mundo, ya sea en Europa, América Latina o África son los llamados “programas de educación sexual” y que en gran medida no son que otra cosa que un sistema de adiestramiento de los niños en la ideología de género y en los anticonceptivos/aborto.

Eso sí, estos programas siempre aparecen disfrazados de un aspecto educativo cuyo único y aparente objetivo es evitar los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual. Estas políticas no son sólo apoyadas sino que son promovidas generalmente por organizaciones supranacionales como Naciones Unidas, que en muchos casos supedita la ayuda financiera a países pobres o en vías de desarrollo a la aplicación de estos programas de adoctrinamiento.

Como ejemplo de la imposición de estos programas vale el reciente informe de la Unesco (1), en el que pedía a la Asamblea General de la ONU que impusiera programas de adoctrinamiento, en este caso LGTBI, en los colegios de todo el mundo.

La realidad es que son decenas de miles los colegios que en todos los continentes llevan aplicando años programas de educación sexual. Pero hasta ahora nadie se había parado a analizar si realmente éstos son eficaces para su cometido o son únicamente humo ideológico.

Esto es lo que ha realizado Cochrane (2), una red global de investigadores del ámbito de la salud que realizan informes muy completos generando así información destinada a que se tomen mejores decisiones en el mundo de la Sanidad.
Una muestra amplia y duradera en el tiempo
El estudio de los expertos (3) ha revisado los datos de más de 55.000 jóvenes de países como Inglaterra, Escocia, Sudáfrica, Chile, Kenia, Tanzania, Zimbabwe o Malawi. Y han realizado un seguimiento que va desde el año y medio hasta los siete años. Es decir, una muestra amplia y duradera en el tiempo.

La conclusión a la que llegan es devastadora para los promotores de estos programas educativos: no reducen el número de embarazos ni las enfermedades de transmisión sexual, es más, no tienen ningún efecto en los jóvenes.

¿Los jóvenes están mejor informados? Sí, pero los jóvenes también están recibiendo un bombardeo de mensajes de carácter sexual que anula esta información. Todo vale, todo se permite, la clave es el deseo y el único freno que se les ofrece es el preservativo. Y esta política se demuestra claramente ineficaz.
Sin efecto en los jóvenes
El autor principal del informe
 (4), el doctor Mason-Jones insiste en que tal y como se diseñan estos programas actualmente “no tienen ningún efecto sobre el número de jóvenes infectados con el VIH, otras infecciones de transmisión sexual o el número de embarazos”.

En gran medida, los programas de educación sexual que se instauran en los colegios tienen como objetivo “cambiar las actitudes, los comportamientos y las normas sociales mediante la mejora del conocimiento y la comprensión de los riesgos de la iniciación sexual temprana y la importancia de los anticonceptivos y/o el uso del condón”.

Por ejemplo, uno de los programas sexuales de un colegio de Reino Unido incluido en esta investigación afirma que pretende “mejorar las competencias en la comunicación sexual, el uso del condón y el conocimiento del embarazo, enfermedades de transmisión sexual, métodos anticonceptivos y servicios de salud locales”.

Sin embargo, los resultados de este macroestudio muestran que los que están imponiendo estos programas en realidad no saben lo que en la práctica funciona o no funciona. Están dando palos de ciego.
Estudios que ofrecen resultados biológicos medibles
Estudios anteriores se basaban en las conductas que los propios jóvenes comunicaban, siendo muy propensos al sesgo por lo que eran muy poco fiables. En este caso Cochrane sólo incluyó los estudios que ofrecen resultados biológicos medibles en registros y una vez que eliminaron los informes con alto riesgo de sesgo el resultado que hallaron fue el “nulo efecto” de estas políticas en los jóvenes.

La experta en Bióetica y jefa de políticas públicas del Christian Medical Fellowship (CMF) de Reino Unido, Phillipa Taylor, analiza el efecto que debería tener (5) en el futuro la aplicación de los programas de educación sexual a tenor de los resultados de este estudio.
Una fuerte llamada de atención a las políticas de salud pública
En primer lugar considera que estos datos deben ser una fuerte llamada de atención a las políticas de salud pública centradas en los jóvenes y la sexualidad para que empiecen a tener en cuenta la calidad de los estudios en los que se basa para ésta prime sobre la ideología.

En segundo lugar, Taylor apoya que existan programas de educación sexual en las escuelas pero considera que son mucho más eficaces en la educación secundaria. Eso sí, que haya programas pero con un enfoque distinto.

El tercer punto llama a reflexionar a los responsables de los planes nacionales que promueven el sexo y las relaciones sexuales a los jóvenes en las escuelas para que reconsideren su posición tras analizar los resultados de este informe.
Los tres falsos supuestos de estos programas
Philippa Taylor avisa no estar sorprendida con este estudio pues “las estrategias de salud sexual actuales para hacer frente a los embarazados de adolescentes se basan principalmente en tres supuestos falsos: que la anticoncepción es segura, que los jóvenes llegan a leerla y que la abstinencia es imposible”.

Del informe sí se desprende otra conclusión importante, sobre todo para los países pobres y en vías de desarrollo, y que sí incide en una reducción de los embarazos y los contagios. Se trata de la escolarización. En algunos de estos países incentivos como un uniforme gratuito puede animar a los estudiantes a permanecer en la escuela y esto sí que redujo en torno a una cuarta parte las tasas de embarazo y la transmisión de enfermedades sexuales.

Javier Lozano / ReL, noviembre 2016
  1. http://unesdoc.unesco.org/images/0024/002447/244756e.pdf
  2. http://www.cochrane.org/es/evidence
  3. http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/14651858.CD006417.pub3/full
  4. https://www.york.ac.uk/news-and-events/news/2016/research/sex-education-review/
5. http://www.cmfblog.org.uk/2016/11/15/sex-education-programmes-are-largely-ineffectual-and-do-not-reduce-teen-pregnancy-or-sti-rates-says-large-new-research-review/

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De qué van en realidad las guerras del cuarto de baño



La denominada guerra del cuarto del baño no tiene nada que ver con los cuartos de baño... y tiene todo que ver con una guerra. Permitir que cada cual utilice el cuarto de baño que prefiera no es sino la última fase de la revolución sexual. Forma parte de una guerra implacable para imponer una igualdad irracional, que ahora pretende quebrar las últimas barreras públicas que diferencian los sexos.

Afrontémoslo: una vez que se sostiene que cualquiera puede utilizar el cuarto de baño en el que se sienta cómodo, las palabras "hombre" y "mujer" en la puerta carecen de sentido, dado que cualquiera puede entrar. Según la extraña lógica de los guerreros del cuarto de baño, o bien construyes servicios iguales para cada uno de los "géneros" que aparecen en escena (y ya son unos sesenta) o los integras en uno (o dos) baños que puedan utilizarse indiscriminadamente. Como es obvio, ésta es la única solución económicamente viable.

Por tanto, todo esto va de mucho más que de hacer que la gente se sienta cómoda: es el principio del fin de los baños, vestuarios o cualquier otro lugar privado diferenciados por sexo. Es una auténtica transformación cultural que convierte el sexo biológico de cada cual, de una realidad social y pública, en una opinión, capricho o fantasía privados.

Las denominadas "guerras de los cuartos de baño" no tienen que ver sólo con los depredadores sexuales, como muchos sostienen. Aunque, por supuesto, algunos de ellos se servirán de las nuevas normas en la utilización de los servicios públicos para abusar de sus víctimas. Con lo que sí tienen que ver es con la eliminación de todo vestigio de modestia, decencia y sentido de la vergüenza que aún queda en la sociedad, con la desaparición de ese manto de protección para hombres y mujeres en sus momentos más privados.

La virtud de la modestia es parte del marco moral que sirve de razonable freno a las pasiones humanas menos violentas. La modestia gobierna las acciones externas para que puedan adecuarse a las exigencias de la decencia, la honestidad y el decoro que proceden de la naturaleza humana y de las costumbres sociales. El atuendo, las formas de hablar, las relaciones entre sexos... todo ello entra en ese marco para mantener en la sociedad el equilibrio y la virtud. Cuando no se respetan la decencia y la modestia naturales, la dignidad de la naturaleza humana se degrada fácilmente al nivel de las bestias.

Así, no es sorprendente, en este mundo de hoy tan hipersexualizado y violento, que haya quienes quieran acabar con todo tipo de restricciones y tabúes. Se han puesto como objetivo la modestia porque es ese natural y delicado sentido del límite para todos los actos que suscitan vergüenza. Y todas las protecciones necesarias para salvaguardar la castidad debe ser destruidas.

Por tanto, y contra lo que dice la propaganda, no se trata de obligar a la gente a sentirse incómoda. Nunca ha habido ni habrá controles policiales de identidad o de autoidentidad a la puerta de cada baño público. De lo que se trata es de honrar y preservar esas normas, probadas por el tiempo, que permiten funcionar a la sociedad y que ayudan a los individuos a mantener su dignidad personal.

Finalmente, las llamadas guerras del cuarto de baño no tienen nada que ver con la realidad, y tienen todo que ver con dar pábulo a las fantasías de quienes querrían escapar a los límites de la identidad y de la razón.

El nuevo activismo implica dar pábulo a la fantasía, que por definición es el poder de procesar o crear imágenes mentales irreales o improbables en respuesta a los caprichos psicológicos. En tiempos pasados, quienes tenían fantasías eran devueltos a la realidad basándose en la sociedad y la naturaleza. Hoy, se le está pidiendo a la sociedad en su conjunto que consienta y sea cómplice de las fantasías antinaturales de unos pocos.

Sí, la llamada guerra del cuarto de baño no va de baños, va sobre todo de guerra. Es una nueva fase de la Guerra Cultural. Quienes pensaban que la guerra había terminado rindiéndose al "matrimonio" entre personas del mismo sexo pronto verán que eso es solo el principio.

Esta nueva fase es una extensión y radicalización de la precedente. La diferencia es que la vieja fase destruyó las estructuras externas (tradición, costumbre o comunidad) que dificultaban la auto-satisfacción y el placer. La nueva fase intenta destruir esas estructuras internas (la razón, la identidad y el sentido del ser) que impiden el "derecho" a una recompensa instantánea.

La vieja fase de la Guerra Cultural todavía actuaba en el interior de las estructuras sociales que destruía, y por tanto daba a la gente más oportunidades de resistir. La nueva fase ataca el auténtico núceo del ser y de la identidad. Es más tiránica y permite menos oposición. Quien disienta es atacado con furia de forma inmediata: individuos, negocios, incluso estados enteros.

Si hemos de volver al orden, la sociedad debe reconocer estos nuevos pasos como lo que realmente son. No se trata de una frívola guerra por el cuarto de baño, sino de una Guerra Cultural tan total que se extiende incluso al uso del cuarto de baño.
(Traducción de Carmelo López-Arias)

Defiende el matrimonio como senador y político


El Ministro de Recursos y Queensland del Norte habla sin tapujos de su fe

Matthew Canavan, a los 17 años, estudiaba en un colegio católico de Cornubia (Australia) y ponderaba la posibilidad de hacerse comunista. Aquello de que la religión era el opio del pueblo le sonaba atractivo.

Su madre era italiana y su padre irlandés, su familia era católica y de hecho él estaba colaborando en un grupo juvenil católico escolar. Pero, con todo, el comunismo le parecía que podía tener su sentido y lo religioso no le atraía.
Hasta que al año siguiente fue a la Universidad de Queensland y encontró un grupo de estudiantes comunistas de verdad. “Hablé con ellos el primer día de la uni y me dije: estos tíos están chalados.” Allí acabó su flirteo con la izquierda.Senador en QueenslandHoy Matthew Canavan es senador en Australia y uno de los políticos conservadores más populares. Y dice que desde que tiene cargos políticos habla más que nunca de su fe católica avivada y reencontrada.
Todo empezó cuando conoció a una chica, Andrea, que hoy es su esposa. “Redescubrí mi fe al casarnos y pensar sobre lo que significa el matrimonio. Nos casamos en la Iglesia y teníamos que tener unas entrevistas previas con el sacerdote”.
El proceso de prepararse en serio para el matrimonio, y luego la llegada del primer bebé le hicieron plantearse con firmeza las preguntas de la fe.
“No fue levantarse un día y decir ‘vale, ahora iré a misa cada domingo’. Simplemente, pensé más y más en lo que significa el catolicismo y cómo conecta con el mundo real, el matrimonio, tener hijos…”, explica en una conversación en CatholicLeader.com.au.
Poco después de su nuevo compromiso con la fe, se sintió más atraído por la política y por la figura de Tony Abbott, un católico que, sorprendentemente para todos los analistas, llegó a la dirección del Liberal Party.
“Después de tener hijos, yo me consideraba ya socialmente conservador y reencontré mi fe tras casarme y me gustaba bastante Tony Abbott. Le escribí un email a un amigo diciendo en broma que si Tony salía elegido en partido le pediría un trabajo. Y lo hicieron líder y pensé: ‘esto parece una señal de Dios, debería hacer lo que dije”.
Abbott no necesitaba un economista en ese momento, pero sí su encargado de finazas, Barnaby Joice. Así empezó su carrera política. Más adelante le ofrecieron presentarse a senador en Queensland, y salió elegido en 2013, reelegido en verano de 2016 y nombrado Ministro de Recursos y de Queensland del Norte.Defendiendo el matrimonioAustralia es el único país anglosajón que no ha redefinido el matrimonio y Canavan se ha destacado por su defensa del matrimonio compuesto por la unión complementaria de hombre y mujer. Lo defiende sin necesidad de argumentación religiosa y dice que es un patrimonio de la civilización desde antiguo, que cristianos, judíos, paganos o romanos tenían claro todos que un matrimonio era la unión entre hombre y mujer para engendrar hijos y criarlos en familia.
También afirma que Australia es un país “seglar con una Constitución seglar” pero que “uno de los elementos fundamentales de eso es la protección de la libertad de religión y creencia”. Eso, dice, es lo que defiende no sólo él, como político, sino una libertad que deberían defender todos, junto con el valor del matrimonio. Libertad para hablar de la feTiene 35 años, cinco hijos y ha descubierto que ahora que es político habla de religión mucho más que cuando era economista.
“Soy más asertivo y confiado en la expresión de mi visión religiosa que antes. Mi visión del mundo hoy está inherentemente ligada con la fe que tengo. Hablo de estas cosas aunque la cadena ABC u otros medios no respeten esta visión, no me importa. Me da igual lo que otros piensen de mí”.
Ve claro que la sociedad se hace más ajena –e incluso hostil- a la fe, y lo ve como un “reto” para los creyentes, pero “aún así estoy dispuesto a dar la cara por lo que creo”.La Biblia, cada díaTambién asegura que desde que es Senador se toma más en serio la sabiduría que encuentra en las Sagradas Escrituras.
“Yo no era un lector especialmente cercano a la Biblia. Antes bromeaba diciendo que como yo era católico, la Biblia no importaba, que lo importante era escuchar al Papa. Pero con las tecnologías modernas ahora puedes leer una sección de la Biblia cada día, que es lo que hago ahora”.
Tiene un versículo preferido que recuerda mucho en el Parlamento: Mateo 7,1. “No juzguéis y no seréis juzgados. Lo que uséis contra ellos, se usará contra vosotros”.
“En este juego en el que necesariamente has de estar siempre juzgando a otros partidos políticos, a otra gente, criticando, este versículo ayuda a ponerte los pies en la tierra y a contener tu retórica, con más respeto”, comenta.
En cuanto a la oración, dice que “siempre me toca y me hace sentir humildad cuando alguien viene y me dice ‘oraré por usted’. Eso te da una gran fuerza, porque hay gente de verdad ahí fuera pensando en ti y haciendo algo muy personal, privado, al orar por ti. Eso me da mucha fuerza”.


P.J.Ginés / ReL

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miércoles, 22 de febrero de 2017

¿Es peor la ideología de género que la nazi?


No puedo por menos de pensar en los pobres niños a los que se quiere traer al mundo privándoles adrede de una familia en la que haya un padre y una madre que se quieran y quieren a sus hijos.

Recientemente tuve interés en repasar la Encíclica de Pío XI “Mit brennender Sorge” contra el nacionalsocialismo alemán. Mi asombro fue grande al darme cuenta que los párrafos que dedica al tema educativo, al que he dedicado buena parte de mi vida, son perfectamente aplicables, sin cambiar ni una coma, a la ideología laicista y su hija la ideología de género. Por tanto he llegado a la conclusión que en el terreno educativo nazis y laicistas eran iguales porque defienden lo mismo.

Es evidente que la ideología nazi es criminal, porque defiende el racismo más bestia y realizó los campos de concentración, legalizando también el aborto a partir de 1935; sin embargo también la ideología de género es criminal, porque como dice la “Gaudium et Spes” del Concilio Vaticano II, “el aborto y el infanticidio son crímenes horribles” (nº 51), e incluso esa ideología lo considera un derecho de la mujer.

Pero hay campos en los que la ideología de género va más lejos que la ideología nazi. Dice a este respecto Mons. Francisco Gil Hellín, arzobispo emérito de Burgos, pero que cuando escribió en un folleto lo que sigue era todavía el titular:
Al lector: A lo largo de la historia han existido muchas revoluciones. Sin salirnos de los últimos siglos, encontramos algunas de tanta envergadura y transcendencia como la revolución francesa, la revolución marxista y la locura nazi.
Sin embargo, todas ellas palidecen ante la ‘revolución sexual’ que se inició en el famoso mayo francés, de 1968, la cual está en la base de la ideología de género. La afirmación no es exagerada, porque lo que se propone esta ideología, es difundir un tipo humano nuevo, otro modelo humano. Si triunfara esta revolución, llevaría consigo la abolición del matrimonio y de la familia, la abolición de la maternidad y la abolición de la religión”.

Fue  una de las más grandes mujeres del siglo XX, la que fue primera ministra de Israel Golda Meir, la que en la muerte de Pío XII , declaró en la ONU en 1958: “Durante los diez años del terror nazi, cuando nuestro pueblo sufrió un espantoso martirio, la voz del papa se elevó para condenar a los verdugos y para expresar su compasión hacia las víctimas. ¡Hemos perdido a un gran Servidor de la Paz!”. 

Y Golda Meir de la cuestión judía sabía un rato. Pues esta misma mujer, declaró sobre la revolución sexual y el feminismo radical en una entrevista a Oriana Fallaci; «¿Se refiere a esas locas que queman los sostenes y andan por ahí desquiciadas y odian a los hombres? Son locas, locas. ¿Cómo se puede aceptar a locas como ésas, para quienes quedar encintas es una desgracia y tener hijos es una catástrofe? ¡Si es el privilegio mayor que nosotras las mujeres tenemos sobre los hombres!».

Es evidente que la abolición de la maternidad traería como consecuencia la desaparición de la especie humana, por lo que nuestras radicales piensan que la solución estaría en relaciones sexuales esporádicas que no implicasen sumisión al varón o, todavía mejor, las técnicas de reproducción artificial. No puedo por menos de pensar en los pobres niños a los que se quiere traer al mundo privándoles adrede de una familia en la que haya un padre y una madre que se quieran y quieren a sus hijos.

Pero como la mejor manera de imponer ideas es el terror, aunque no sea algo muy democrático, tenemos el ejemplo del “Observatorio español contra la LGTBIfobia” ( un ejemplo de organismo controlador y amedrentador de esta ideología),  ha presentado varias querellas criminales contra varios Obispos por difundir la doctrina de la Iglesia y de los Papas, incluido naturalmente el Papa Francisco.  

Es muy lamentable que haya tantos politicos que voten a favor de las leyes de ideología de género, como si no tuviesen hijos o nietos que van a ser las primeras víctimas de su corrección política.

Pedro Trevijano, pbro., educador / InfoC.

José Antonio quiere morir


Un enfermo incurable
José Antonio Arrabal tiene 57 años, mujer y dos hijos veinteañeros. Hace un año le diagnosticaron Esclerosis lateral amiotrófica (ELA) una enfermedad progresiva de los nervios que controlan los músculos, y que va provocando su progresiva e irremediable parálisis, causando un deterioro creciente hasta la muerte. En la era en la que hasta el cáncer se cura, y las enfermedades más terribles de nuestros abuelos tienen vacunas o terapia eficaz, la ELA se ha convertido en una de las bestias negras de la medicina.
 José Antonio aún está lejos de los estadios finales del mal, es totalmente autónomo y puede dar una entrevista al diario “El Mundo”, que le presta sus páginas para que diga públicamente que quiere morir sin esperar a que llegue el deterioro. Que “está preparado” y que “mañana lo haría”. Que su familia sabe que cuando él decide algo, no hay quien le haga cambiar de opinión. Ha iniciado una petición en change.es para que se modifique la ley sobre eutanasia y el código penal, y para que sea legal el suicidio asistido, y por ello busca el amplificador del periódico.
 Ciertamente, los medios de comunicación de masas también publican recientemente casos de personas afectas de esta enfermedad que demuestran día a día que se puede hacer una vida plena, y hasta exitosa, con este mal, como el pianista italiano Ezio Bosso o el banquero Francisco Luzón, que ha creado una Fundación para la investigación de la cura de su enfermedad.
 Precisamente, el hecho de ser una enfermedad rara, hace poco atractiva económicamente su investigación y desarrollo de terapias. Es uno de esos casos en los que la economía de mercado no da soluciones, y la comunidad, sea por medio de fundaciones como la de Luzón, la administración pública, colectas o cooperativas de salud (o mejor todas a la vez), se ha de poner manos a la obra y buscar solución o alivio para esos hermanos suyos enfermos, como pide la Plataforma de afectados por la ELA. Es de justicia reconocer que los medios de comunicación también dan cabida a la opinión de quienes piden esto mismo, y no la muerte, y clama por la visibilidad de un colectivo “ocultado”(como tantos otros).
La plenitud de la vida no debería tener que ver con el éxito mundano. José Antonio es electricista, no pianista ni banquero, pero su vida no vale menos que la de aquellos.
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José Antonio Arrabal
Dejemos de lado la enfermedad, terrible como tantas otras, y centrémonos en el enfermo. Un hombre que, en plena posesión de sus facultades mentales, y de la mayoría de las físicas, expresa su deseo de morir pronto, y lo hace de forma desgarrada. Urgente. Perentoria. No pide más investigación, ni más ayudas. Pide que le dejen matarse o lo maten.
En su entrevista, José Antonio pide que “se regule la eutanasia” y para ello inicia su campaña. Yo me niego a ingresar bajo ese epígrafe, lo que no es sino un intento de suicidio legalizado. Hablaremos de la muerte, el deseo de muerte, el miedo a la muerte. El miedo a la vida.
Lo que realmente desearía es conocer en persona a José Antonio. Conocer sus circunstancias, motivaciones, ideales, anhelos y temores. Todo cuanto constituye el conjunto de una persona. Para así mejor entenderle, y mejor ayudarle.
Al usar la amplificación de los medios de comunicación de masas en busca de ayuda para poder matarse, José Antonio no ha hecho sino exponerse a la opinión superficial de cualquiera que no sabe nada de él, como se aprecia en la lista de comentarios a la noticia, donde todo el mundo da su cuarto a espadas, pero nadie realmente se interesa por conocer a José Antonio Arrabal persona, sino a un enfermo de ELA.
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El miedo por el entorno
Primera idea de importancia: el entorno familiar. Mientras José Antonio pide la muerte para no “alargar el sufrimiento para mí y como consecuencia para ellos que me tendrían que cuidar”, Francisco dice que “solo mi mujer, nuestros hijos y familia fueron mi columna de apoyo y soporte vital”. Su mujer fue la primera que le dijo “Paco aguanta, yo estoy aquí”. Y en un momento de la entrevista, cuando le preguntan si hay algo que valore más ahora, se abraza a su mujer.
¿Quiere decir que José Antonio ama menos a su mujer, o su mujer a él? No. Sin duda, la familia de José Antonio también está dispuesta a ayudarle y sacrificarse por amor. Pero para él eso no es fuente de fortaleza, sino de mayor sufrimiento y preocupación. Dos formas de enfocar la relación con la propia familia. Totalmente opuestas.
Habrá quien diga que es fácil para un banquero o un pianista de éxito estar tranquilos, pues sus bienes aliviarán no poco a su familia de la carga que supondrá el enfermo en los últimos momentos de su enfermedad. Para un eléctricista la cosa será diferente, y puede suponer la evaporación de los magros ahorros familiares, e incluso la ruina, según se prolonguen esos últimos meses. Aquí yo digo lo mismo que a cuantos justifican el aborto por “motivos económicos”. ¿Qué dinero común (sea privado o público) hay mejor gastado que en ayudar a costear las asistencias para las familias de estos enfermos? Ningún otro. Desde luego, el mío no puede tener otro mejor destino. Si los gobernantes no son capaces de que su función sirva precisamente para evitar el miedo de José Antonio, están deslegitimados de ejercicio. No tiene razón de ser la cosa pública si no es para casos como estos.
Es curioso como muchos opinadores de masas progresistas o socialdemócratas aboganpor la muerte en lugar de la redistribución de la riqueza para que alcance, en lo importante, por igual a ricos y pobres. ¡Qué contrasentido!
Una sociedad que no es capaz de crear los mecanismos para ayudar, al menos económicamente, a cuantos de sus miembros más débiles lo precisan, y prefiere entregarlos a la muerte, no merece llamarse civilización, sino barbarie.
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El miedo a la enfermedad
Afortunadamente, cada vez se conoce más sobre el ella, y cada vez hay más y mejores medios de soporte, fisioterapia, funcionalidad, etc. Pero sigue siendo una enfermedad incurable e incapacitante. Y da miedo. Y eso es totalmente normal.
José Antonio tiene miedo. No sabe si será de esos pacientes que mueren a las cuatro semanas, o de los que llevan veinte años con el diagnóstico (la media son cinco años). Desconoce si mantendrá muchas funciones conservadas antes de fallecer, o se deteriorará rápidamente. Ni él ni nadie lo sabe, porque es una enfermedad de curso impredecible. Ni siquiera sabe si vivirá lo suficiente para ver la aparición de una cura para la misma. Como les ha ocurrido a los enfermos de la hepatitis por virus VHC, que parecía incurable hace apenas unos años, y hoy en día se están ya consiguiendo remisiones completas.
No. José Antonio ha perdido la esperanza. Y tiene claro lo que no quiere, aunque no sepa si va a ser su caso: “no quiero quedarme como un vegetal en la cama pudiendo mover únicamente los ojos”. Muerto el perro, se acabó la rabia.
Y por cierto que pone como comparación a su perra, a la que detectaron varias enfermedades complicadas, y su veterinario mató con una inyección letal, para quejarse de que “mi perra tiene más derechos a morir dignamente que yo”.
Probablemente (y aquí conjeturo), ha tenido oportunidad de conocer y ver lo que les ocurre a otros. Y como le pasa a toda persona sana y desconocedora de la medicina, le habrá aterrado ver las sillas de ruedas, las sondas de alimentación, los respiradores artificiales, los reproductores sintéticos de la voz…
Rompo aquí una lanza en favor de los avances médicos que permiten a tantos enfermos llevar una vida más tolerable. Dejarnos llevar por impresiones llenas de ignorancia desde fuera es un gran error, como saben quienes están sujetos a esas medidas de soporte, y gracias a ellas pueden seguir viviendo, reflexionando, emocionándose, viendo crecer a sus hijos o llorando con una película.
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El miedo a la vida
Y no el miedo a la muerte. La muerte es un proceso biológico que (para los tejidos que importan) dura unos pocos minutos. José Antonio, y muchos otros, piden la muerte deseperadamente porque tienen miedo a la vida que les espera. Miedo a las incomodidades, a no poder hacer cuanto hacían, al dolor físico, a ver en los ojos de aquellos a los que quieren fastidio, o cansancio, u horror, o piedad. Y no encuentra sentido a una vida así.
Habría que especificar que José Antonio expresa sobre todo un miedo a la pérdida de la autonomía, y así lo verbaliza: “al estado en el que me voy a quedar en poco tiempo no se le puede llamar vida”. La posibilidad de no poder controlar su propia vida le angustia; “es mi decisión, mi vida, mi sufrimiento”. Es un mal muy común en nuestro tiempo el considerar que únicamente la vida con pleno control merece ser vivida.
En España jamás hizo falta una ley para suicidarse, y siempre existió el suicidio. José Antonio nos cuenta en la entrevista que ha ideado diversos modos de matarse, pero que los desechó. Uno de ellos era arrojarse al agua (no sabe nadar), pero renunció porque “puede haber alguien que se le ocurra salvarme”. Tiene tan decidida su autodestrucción que ser salvado por otro es un obstáculo para él.
Pero no desea un mero suicidio clásico. Quiere controlar también ese momento de su muerte, y quiere evitar el dolor, y el error, a toda costa. Por ello desea que su suicidio sea legal. Y si la legislación no se cambia a su deseo “me tendré que ir a Suiza que allí es legal”.
En realidad, puede pedir ayuda a asociaciones eutanasistas como DMD, que empleaneste tipo de casos para legalizar el suicidio asistido (ya no la eutanasia, que es otra cosa). Pero ha iniciado una particular campaña en redes para intentar que su muerte sea la causa de un cambio legislativo y social. No sólo quiere controlar su propia muerte, sino modificar la ley común sobre el tema.
No existe la “muerte digna”. Existe la vida digna o indigna. Y por cierto que todo ser humano, por el mero hecho de serlo, ya tiene dignidad. Otros (o él mismo) somos los que se la quitamos.
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Epílogo
Se echa de menos en este artículo que yo hable de un miedo, el miedo al sufrimiento. Pero es que el sufrimiento es totalmente personal, e invaluable. Y el sufrimiento físico es poca cosa, y controlable, al lado del sufrimiento psicológico o emocional. Como dice Francisco Luzón, “lo más duro de esta enfermedad está en el alma”.
Como digo al principio, querría antes conocer a José Antonio y sus circunstancias, en vez de opinar sobre sus opiniones.
Naturalmente, podría decirle que el sufrimiento forma parte de la vida como el gozo. Podría decirle que lo que a él le parece instrumentación horrible son mecanismos de confort, no muy diferentes de una cuchara para comer, una cama para dormir, o unas gafas para leer. Podría decirle que gracias a la concienciación y a la inversión, estamos cada día más cerca de poder conocer y controlar (o incluso curar) una enfermedad tan horrible como la que él padece. Podría decirle que cuando la vida nos da golpes como el diagnóstico de ELA, lo que hemos de pedir no es más tiempo para la vida, sino más vida para el tiempo que nos quede. Podría explicarle que cada día ganado a la enfermedad, es un día de valor incalculable, precioso, un tesoro. Podría decirle que la enfermedad no sólo es torturadora, sino también maestra de lo más importante.
Y por supuesto, como cristiano, le puedo hablar de que la vida es regalo de Dios, y de que el sufrimiento es un misterio al que llenar de sentido, en lugar de hacerlo centro de nuestra existencia. Que cualquier enfermedad grave se ha de afrontar con esperanza, y que el peor enemigo no es la enfermedad, sino la deseperación. Y que, a fin de cuentas, lo realmente importante no es dónde o como pasamos la vida, sino la eternidad.
Pero sonarían a palabras huecas. Aunque, como médico, he tratado casos de circunstancias parecidas, y por tanto estoy mejor documentado que un lector común, no deja de ser una opinión basada en datos parciales. No puedo saber por lo que está pasando. Ni yo ni nadie, salvo tal vez otro enfermo de ELA, puede aconsejar a José Antonio sobre su enfermedad con verdadero conocimiento.
Nuestra sociedad no alienta a llenar el alma, sino a prescindir de ella. Nuestros objetivos occidentales son producir, poseer, gozar. Epicureísmo en estado puro. Nula meditación, nulo cultivo del espíritu. Cuando la carne nos falla… ¡Qué sencillo es caer en la desesperación! ¡Qué fácil buscar la muerte como salida fácil! En qué poco nos conceptuamos.
Cambiar todo esto no puede hacerse con palabras (por bellas y verdaderas que sean). Hace falta una conversión del corazón. Sin esa conversión, sin ese retorno a Dios, no es posible emprender el camino de regreso a lo que somos: personas.
Esa tarea es la de todos los cristianos. Ser apóstoles y ejemplos de Cristo.
Rezo (e invito a mis lectores a hacerlo) por José Antonio. Por todas las personas afectas de esclerosis lateral, y otras enfermedades crónicas y graves. El Señor les ilumine, y vuelva su rostro hacia ellos. Él sabe sacar bienes de males. Quien sabe si un mal físico no puede acabar sirviendo para rescatar un alma para la eternidad.

Luis Ignacio Amorós (Valencia, 1972. Doctor en Medicina, catequista, voluntario de Cáritas en Atención al inmigrante) / InfoC. 2016

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¿Qué efectos tiene en los niños el exceso de regalos?


Muchos padres tienden a atender todos los caprichos de los niños y a regalarles todo lo que piden. Los especialistas consideran que esto tiene consecuencias en el desarrollo emocional del niño

¿Regalas a tus hijos demasiadas cosas? Aunque a simple vista pueda carecer de importancia, este hecho tiene serios efectos en los niños, y no suelen ser positivos. Muchos padres tienden a atender todos los caprichos de los niños y a regalarles todo lo que piden. Los especialistas consideran que esto tiene consecuencias en el desarrollo emocional del niño.

El principal efecto del exceso de regalos en los niños es el anestesiante, que hace que los pequeños resten importancia a valores como el esfuerzo, la generosidad y la austeridad.

¿Por qué regalar demasiado tiene efectos negativos en los niños?

Es necesario que los padres pongan límites al número de regalos que hacen a sus hijos, teniendo en cuenta lo que es necesario, coherente y prioritario. Muchos padres se exceden en los regalos, motivados por las exigencias de los menores, por el efecto que crea la publicidad y por el deseo de compensar a sus hijos el poco tiempo que pasan con ellos debido a la extensa jornada laboral. Incluso otras veces el objetivo de los padres es mostrar cierto nivel adquisitivo o prestigio social por medio de los regalos que hacen a sus niños.

En todo caso, la abundancia de regalos no es algo favorable para los menores pues perjudica a su maduración personal. Al darles a los niños todo lo que piden se vuelven inmaduros e insaciables y a la larga se convierten en adultos insatisfechos. Los regalos pasan a ser en una competición en la que van a ir valorando el número de regalos que se les da cada año, sin tener en cuenta las propiedades o cualidades de cada uno de ellos. También el exceso de regalo convierte a los niños en caprichosos y avariciosos, a pesar de que tengan muchos más juguetes que otros de sus amigos, ese ánimo de competición y de exigencia hace que les cueste compartir con los demás sus regalos.

Es responsabilidad de los padres enseñar a los niños a aceptar y a valorar lo que tienen. No es del todo aconsejable premiar el buen comportamiento de los niños con los regalos de Navidad, pues unos juguetes básicos no dependen de nada y el concepto de Navidad lleva intrínseco el de regalo. Pero en otras ocasiones sí se puede premiar el esfuerzo de los niños con un regalo, para que aprendan a luchar por lo que quieren y a dar importancia al trabajo y a la constancia.

¿Qué hay que tener en cuenta para regalar a los niños?

Es bueno preguntar a los niños que regalos les harían realmente ilusión. Probablemente los niños hagan una lista de 1.000 regalos, pero es importante que intenten seleccionar unos frente a otros y que esperen aquellos que han elegido.

Regala juegos funcionales, creativos y que tiendan a la sociabilidad. Regalos con los que puedan jugar con otros niños o con los padres para incrementar así los lazos afectivos.

Regalar productos tecnológicos como tablets o play station está de moda, pero no es lo más recomendable, ya que esta tecnología les resulta absorbente y los aleja de la percepción objetiva de la realidad. Si son mayorcitos y están capacitados realmente para conocer y administrar su uso, puede ser, pero siempre vigilados por sus padres.

Compra regalos que les sean necesarios y a los que les vaya a dar uso. Muchos niños se olvidan de los regalos nada más abrirlos, porque no atedian a sus expectativas o porque los pidieron impulsados por la publicidad de la televisión. También enséñales a compartir sus juguetes y a regalar, los que no les sean interesantes, a otros niños menos afortunados.

Hacer Familia

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martes, 21 de febrero de 2017

Un vídeo explica por qué si eres hombre y cristiano estás en desventaja



Dave Rubin, el estadounidense conocido por presentar “The Rubin report”, un programa político en el que se tratan diversos temas desde una perspectiva progresista, ha publicado un vídeo bajo el título “Why i left the left” (Por qué dejé la izquierda”) en el que explica la razón por la que ha dejado de ser progresista (1).

Rubin, homosexual y casado con su pareja, desmonta en tan solo cuatro minutos el progresismo de hoy en día, una corriente que se ha convertido “en un movimiento pseudo moral, que acusa de racismo, intolerancia, xenofobia, homofobia, islamofobia y un montón de otras palabras de moda y sin sentido a cada persona con quien no esté de acuerdo”.

En el vídeo, que ya cuenta con más de un millón de visitas, esta personalidad televisiva e icono del movimiento homosexual estadounidense explica que “en los últimos años, el significado de la palabra ‘progresista’ ha cambiado. Defiende que se ha convertido en una ideología “que  no juzga a las personas como los individuos, sino como un ente colectivo. Si eres negro, mujer, musulmán, gay, hispano o perteneces a cualquier otro grupo minoritario, no se te juzga igual a lo que puede existir: un hombre blanco cristiano”.

“Prohibir las palabras que no sean  ‘políticamente correctas’, expulsar del campus universitario a los oradores que no compartan sus ideas, advertir sobre ‘contenido que pueda ofender’ en los libros, películas, música…la izquierda ‘regresiva’ jerarquiza los grupos minoritarios para que compitan en una especie de “olimpiadas de la opresión”, donde la medalla de oro es para el más ofendido”, continúa Rubin.

“¿Y qué pasa con la libertad religiosa, esa idea de que nadie puede decirnos lo que tenemos que creer? Los progresistas no defienden esto”, defiende.

“Como soy un hombre gay casado, podrías pensar que yo agradecería que el Gobierno obligara a un pastelero, un fotógrafo o una florista cristiana a contradecir los principios de su religión a fin de preparar el pastel, fotografiar o decorar mi boda. Pero eso no es así. Un gobierno que puede obligar a los cristianos a violar sus principios, puede obligarme a mi a violar los míos. Si un pastelero no quiere hacerte un pastel, búscate otro pastelero, no le pidas al Estado que le diga lo que hacer con su propio negocio”, sentencia el estadounidense.

“Yo soy ‘pro-elección’, pero un Gobierno que puede obligar a un grupo de monjas católicas a violar su fe y pagar por anticonceptivos que inducen al aborto, puede obligar a cualquiera a hacer cualquier cosa. La batalla de ideas ha sido reemplazada por una batalla de sentimientos y la indignación ha reemplazado a la honestidad. La diversidad tiene supremacía, siempre y cuando no se trate de la ‘fastidiosa’ diversidad de pensamiento”.

“Esta no es la receta para una sociedad libre, es una  receta para el autoritarismo. Por estas razones, ya no puedo considerarme progresista. Soy un libre pensador. La defensa de mis valores liberales se ha vuelto de pronto una posición conservadora”, concluye Rubin.

A Martínez-Bordiú / Gta. 2017

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Una experta de Harvard explica los beneficios de comer en familia, sin celulares


Actualmente es cada vez más frecuente que los miembros de la familia compartan la cena  o los momentos juntos con el celular o la tablet en la mano y no entablen una conversación.

Una experta de la Universidad de Harvard en Estados Unidos explica los beneficios de  compartir este espacio sin esos dispositivos. La iniciativa nació hace seis años en la Universidad de Harvard llamada “Proyecto Cenas en Familia” que busca convertir la cena en un espacio de encuentro cotidiano en el que también se promueva una sana alimentación.

La cofundadora del proyecto y terapeuta familiar, Anne Fishel, afirmó que si las familias se reunieran más seguido para compartir los alimentos en el desayuno, almuerzo y cena, su trabajo como terapeuta ya no sería tan necesario porque “está demostrado que los miembros de las familias que lo hacen padecen menos estrés y se sienten mucho más unidos”.

Fishel indicó que una de las ventajas de comer en familia es que “al llegar a la adolescencia, los hijos son menos propensos a padecer desórdenes alimenticios o depresión, así como a abusar de ciertas sustancias o a ejercer de forma precoz su sexualidad”.

“La conversación que tiene lugar alrededor de la mesa incrementa de un modo significativo el vocabulario de los niños, incluso más que leerles cuentos antes de dormir, y, además, mejora su rendimiento escolar”.

También dijo que al comer en familia, los niños “aprenden a comer más verduras y vegetales, por lo que disminuye la probabilidad de que sufran obesidad. Además, se ha demostrado que cuando estos niños comienzan a hacerse cargo de su alimentación, mantienen estos hábitos saludables”.

En cuanto a los adolescentes, Fishel señala que al momento de la comida es importante crear una atmósfera alegre, cálida y libre de tecnologías porque esta “es una de las mayores fuentes de tensión”.

Además comentó que sería bueno involucrar a los hijos en el proceso de planear y preparar los alimentos.

Otro de los consejos que da la cofundadora del “Proyecto Cenas en Familia” es que en las comidas se cuenten historias sobre la familia porque los niños que aprenden a contar historias son mejores lectores. Además, “aquellos que conocen el pasado de su familia son más resilientes y tienen una mayor autoestima”.

Al final las familias descubren que “se la pasan muy bien juntos, y reconocen que no se habían dado cuenta de lo mucho que les hacían falta estos ratos en familia”.

Entre otras cosas, indica, el diálogo en la mesa familiar puede ser sobre cómo les fue en el día, anécdotas familiares,  la historia de una mascota que hayan tenido, hablar sobre algunas lección de vida, algo divertido, entre muchos otros temas.

Por otro lado, se sugiere hacer esta oración para la comida en familia:
Señor Dios, que nuestra mesa sea lugar de intercambio fraterno, de afecto humano, de consuelo recíproco y de agradecimiento por todos tus dones. Tú estás presente entre nosotros porque eres el Amor, bendito por los siglos de los siglos. Amén 


Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) / AciP. / 2017

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Victimización


Uno de los recursos más potentes para movilizar la opinión pública es exhibir víctimas. El ser humano tiene una tendencia natural a darle atención y eventualmente afecto y apoyo a quien ve que está sufriendo. Es algo que sucede en el plano profundo de las emociones y que por eso mismo escapa fácilmente al análisis de la razón.

Es inhumano, o incluso anti-humano, sustraerse a conocer el dolor del prójimo. Quienes se encierran en su paraíso de privilegios evocan demasiado de cerca al rico de la parábola: aquel que comía espléndidamente cada día sin prestar atención ni regalar aunque fuera migajas al pobre Lázaro que agonizaba a la puerta de su mansión (Lucas 16). Tal es la esencia del pecado de indiferencia, tan duramente denunciado por el Papa Francisco.
 Sin embargo, la fuerza de la compasión también puede ser manipulada, y así de hecho ha sucedido en muchas ocasiones.
 Llamamos victimización al recurso sistemático de exhibición de víctimas, reales o incluso ficticias, con la intención manifiesta de producir apoyo a una causa o rechazo a una forma de comportamiento. Es una de las muchas técnicas usadas por la llamada “reingeniería social,” cuyo propósito es moldear los criterios de valoración de amplios sectores de la población, de modo que acojan lo que antes rechazaban o detesten lo que antes apreciaban.
 La victimización requiere de una amplia participación de los medios de comunicación social, particularmente de aquellos que cuentan con una clara dirección central, como es el caso de los diarios o la televisión. En general, no está garantizado el mismo efecto o resultado cuando sólo se cuenta con redes sociales, aunque suele suceder que si los grandes medios hacen mucha propaganda a una “víctima” luego las redes hacen eco en multitud de comentarios, “memes” o campañas que llevan la misma historia hacia públicos bastante diversificados.
 El hecho de que los medios de comunicación tengan un papel tan central en una campaña de victimización revela algo importante: la victimización puede ayudar a crear poder (a medida que gana espacio en la opinión pública) pero en principio es ante todo un modo de reforzar el poder que ya se tiene. En efecto, cada vez más el “tiempo al aire” resulta inmensamente valioso desde el punto de vista económico; ¿por qué entonces los medios darían visibilidad o importancia a algo que no supone un retorno de su inversión? La respuesta natural sería: por un acto de caridad, solidaridad o filantropía. Y debe haber algunos actos de esa naturaleza pero la balanza parece inclinarse en un sentido distinto: victimizar es una buena inversión en términos de construcción de poder político.
 Prácticamente toda la agenda del Nuevo Orden Mundial ha estado marcada por campañas amplias de victimización, usualmente con la exhibición morbosa de casos extremos y altamente cargados emocionalmente:
  1. Para empujar la agenda abortista, nada mejor que presentar la triste historia de una niña violada y ahora “condenada” a ser mamá. ¿Es que nadie querrá “liberarla"?
  2. Para favorecer la aprobación o ampliación de las leyes de eutanasia, el relato de un pobre enfermo que lleva años padeciendo atrozmente y que sólo pide que cese esa tortura. ¿Seremos tan inhumanos como para exigirle que siga sufriendo?
  3. Para impulsar la agenda del “matrimonio” gay, una historia conmovedora: Paca y Pepa se han amado en secreto, pero con exquisita y tierna fidelidad, teniendo que soportar el aislamiento, la humillación y los insultos incluso de sus propias familias. ¿Nadie entiende acaso la horrible discriminación que están sufriendo esas pobres?
  4. Logrado el “matrimonio” gay, viene la adopción por parejas del mismo sexo. ¿O es que seremos tan insensibles que dejaremos sin su más puro deseo a Juancho y Pancho, que son una pareja ejemplar, alegre, de excelentes vecinos, y que sólo anhelan tener un niño, un varoncito, pequeño y tierno, para darle todos sus cuidados?
  5. Para empujar la aceptación de los transgéneros como algo normal (personas que se creen del otro sexo y hacen uso del maquillaje, del  quirófano y de la química para parecerlo), movimiento que sirve, entre otras cosas, al feminismo radical para “demostrar” que naturalmente no hay hombres ni mujeres, también al neomaltusianismo que busca la no reproducción de la especie (p/e: un hombre que se cree mujer y se hace mutilar los genitales, obviamente no podrá tener descendencia; también la industria farmacéutica se favorece con todos esto.
 Nadie duda de la seriedad de los sufrimientos, más o menos objetivos y más o menos justificados, de esa clase de historias pero es imposible no darse cuenta de la carga de manipulación que traen en la manera como son empacadas y enviadas a las vallas, carteles o los aparatos de televisión de millones y millones de personas. Entre otras cosas, porque son dolores “escogidos” cuidadosamente para producir el impacto que se quiere. En ese sentido, falsean la realidad. En efecto:
  1. La inmensa mayoría de los abortos reales no tienen nada que ver con violaciones sino con gente que no desea ser papá o mamá, y arregla las cosas con un anticonceptivo de emergencia que consiste en matar lo concebido. Y aunque se tratara de violación, ¿por qué castigar al inocente?
  2. Un número cada vez mayor de eutanasias deben llamarse lo que son: suicidios asistidos, en los que palabras como “depresión” sirven para conectar con aquello de un “sufrimiento intolerable.”
  3. Los niveles de agresión, separaciones, enfermedades de transmisión sexual son escandalosamente abundantes entre los homosexuales; convenientemente, eso se calla.
  4. Sólo Dios sabe cuántos niños son abusados especialmente al ser adoptados por parejas de dos hombres. Pero aunque no sucediera así, ¿por qué tratar de reemplazar a una mamá con otro hombre?
  5. Hay niños y adolescentes que por circunstancias particulares, durante su período de formación, tienen problemas de identidad, que al madurar se superan, pero si caen en manos de determinados colectivos, se les buscará afianzar su problema, haciendo a muchos desgraciados, tarde o temprano.

¿Cómo defenderse de la victimización? Lo más importante es hacer conciencia de que esta herramienta de dominación y manipulación social existe. Una vez que se toma conciencia de su existencia y su frecuentísimo uso, es menos fácil que tenga poder. Y por supuesto, a medida que pierde poder, los que buscan una recuperación de su inversión dejan de subsidiar lo que no les produce el resultado que querían.

Nelson Medina O.P. (edit.) / InfoC.

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