Una invitación a los hombres a recuperar su masculinidad
Mariolina Ceriotti Migliarese, neurosiquiatra infantil y
psicoterapeuta, afronta la crisis de masculinidad en su libro “Masculino” (Ed.
Rialp). Fuerza, eros, ternura. En él sostiene que los hombres de hoy están
expuestos a un narcisismo que debilita su potencia creativa. Casada y madre de
seis hijos, cinco de ellos varones, Migliarese nos invita a reflexionar sobre
él desde una reflexión femenina muy personal.
Toma como punto de partida la carta a los Efesios de San
Pablo quien dedica seis versículos al hombre ¡el doble que a la mujer!
Versículos que siguen hablando al hombre de hoy , en el que se le invita a amar
a la mujer nada menos que como el mismo Cristo ha amado, hasta darse y dar su
propia vida por ella.
Ceriotti es consciente del peligro que sufre nuestra
civilización si el significado auténtico de masculinidad se esfuma.
Reflejos de la «fragilidad masculina»
Si, la verdadera enfermedad de nuestro tiempo es el
narcisimo, y el varón es su gran víctima. El hombre se ha replegado sobre sí
mismo y se ha vuelto frágil. Entresacamos algunos ejemplos que la autora nos
muestra como reflejos de esta fragilidad.
-Una especie de «bloqueo
decisional», para empezar: los chicos parecen desorientados, hasta en las cosas
pequeñas, por el exceso de posibilidades que tienen por delante. No quieren
cerrarse ninguna posibilidad para su futuro, esperan siempre una «mejor», y por
eso no deciden.
-Una especial incapacidad para
gestionar los fracasos: el ansia de recompensa es muy alta, a veces
paralizadora.
-Prestan una atención muy
acentuada a su aspecto: ya no es infrecuente encontrar varones sin problemas
objetivos de peso que se ponen a dieta, que se preocupan de las calorías.
También ha aumentado el interés por la moda y se pueden encontrar chicos que
salen juntos «a ver escaparates».
-Conjugar afectos y trabajo
parece haberse convertido en una tarea demasiado compleja; cuando estudian se
sumergen en exceso, cuando se enamoran no consiguen «despegarse» para poner la
cabeza en el estudio, porque la historia afectiva les absorbe por completo.
-Parece haber en ellos una
carencia en capacidad de escucha y empatía.
-La sexualidad ha adquirido una
derivación pornográfica preocupante, y la actitud en relación con las chicas es
con frecuencia como depredadora.
-Falta muchas veces la capacidad
de estar en intimidad consigo mismos: siempre están «fuera», proyectados en el
exterior. Estar solos les asusta y les aburre.
El coste de este narcisismo actual en el hombre es muy
elevado:
«En el hombre la
implosión de la energía vital siempre conlleva un sentimiento fuerte de
angustia. Esta angustia se ha vuelto tangible y expresa en la decadencia de la
esperanza en el futuro, en la ausencia difusa de la capacidad de proyectar, en
la prevalencia de batallas más inspiradas en la muerte que en la vida, como el
aborto y la eutanasia».
Para superar este estado depresivo del hombre de hoy la
sociedad lo empuja a consumir y a meterse «cada vez más dentro de sí mismos».
Sin embargo, para que la fuerza viril no degenere en agresividad destructiva, o
se debilite en proyectos individuales destinados a su propia satisfacción
personal necesita un aliado femenino; una mujer, una sociedad, una cultura,
capaces de entender, acoger y hacer crecer lo que dona la masculinidad.
Cristo como modelo de masculinidad
Recordemos las palabras de san Pablo que exhortan
insistentemente al hombre a amar a su mujer. El amor al que invita Pablo tiene
impronta masculina;
-Es un amor generoso «darse a sí
mismo por ella»
-Es providente «nutre y cuida»,
-Es concreto y único «amar como
al propio cuerpo», que tiene como modelo nada menos que a Cristo en relación a
su iglesia.
Balmes / InfoC. 2019
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Etiquetas: Sociedad
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