viernes, 20 de septiembre de 2019

Pornoadictos



A una joven diputada socialista europea, se le ocurrió hace unos meses aventurar que la pornografía debería ‘regularse’ y enseguida le llovieron los vituperios de toda la chusma que ha hecho de la pornografía el ‘soma’ que alivia su vida sojuzgada. Tampoco acogieron con gusto estas declaraciones sus correligionarios, que corrieron a sofocar el fuego, aduciendo que su partido no pretende «actuar contra la libertad de un adulto para consumir pornografía», sino tan sólo evitar que la pornografía se convierta en una forma de «sexualidad natural» para los menores. Fue una reacción lógica, pues la pornografía es el más eficaz método de control y sometimiento social que existe; y quienes apacientan a la chusma saben perfectamente cuán importante es asegurar su aprovisionamiento de pornografía.

El filósofo Marcuse, en Eros y Tánatos, nos enseña que los nuevos ingenieros sociales han hallado la fórmula de imponer una nueva forma de tiranía que ya no necesite, como las tiranías antañonas, los métodos de represión violenta. Y esa fórmula, que Marcuse denomina «desublimación represiva», consiste en debilitar la «energía libidinal» del ser humano, mediante formas de falsa «liberación sexual» entre las que ocupa un lugar preferente la infestación pornográfica, que las nuevas tecnologías han hecho al fin posible (para solaz de tiranos).

Siempre me han hecho mucha gracia esos hipócritas que claman contra los daños que la pornografía causa en los niños, ignorando los que causa en los adultos. No hay tribuna sistémica que no lance de vez en cuando un reportajillo en el que se alerta sobre las consecuencias de que nuestros hijos sean adictos al porno, a la vez que se calla sobre las consecuencias de que lo seamos nosotros, sus padres. Al omitir este hecho medular, se presenta la pornografía como un ‘producto cultural’ que requiere una correcta ‘formación’ para ser digerido en plenitud, como –digamos– las novelas de Dostoievski o las películas de Tarkovski. Pero lo cierto es que la pornografía causa estragos irrestañables en los adultos; quizá, incluso, más irreparables aún que en los niños, porque las heridas del alma cicatrizan más penosamente a medida que nos hacemos más viejos. No hace falta sino reparar en la incapacidad creciente de nuestra época para las relaciones fecundas y duraderas; no hace falta sino reparar en el auge de esas ‘aplicaciones para ligar’, que no son sino el desaguadero –convenientemente disfrazado de emoticonos y asepsia tecnológica– de una sexualidad compulsiva y bestial, alimentada por el consumo de pornografía.

Una tercera parte de las páginas de interné que se visitan cada día son de contenido pornográfico; lo que significa, aproximadamente, que una tercera parte de la población conectada a interné está pajeándose (masturbándose), o siquiera incubando fantasías sexuales morbosas.

La sexualidad humana (a diferencia de la animal, puramente instintiva) es imaginativa; y, cuanto más se alimenta con incitaciones purulentas, más se desembrida, hasta alterar nuestra conducta, hasta marchitar nuestros afectos, hasta adulterar nuestras pasiones, hasta infectar nuestros sueños, hasta alienarnos de nuestra propia humanidad.

Decía Chesterton que cuando la sexualidad es tratada como si se tratara de una función fisiológica básica, como el comer o el dormir, acaba convirtiéndose en una fuerza arrasadora que nos destruye; y que, de paso, destruye a quienes nos rodean.

El consumo compulsivo de pornografía está modelando personas taradas, cada vez más egoístas y psicopáticas, cada vez más incapacitadas para la expresión de los afectos y la aceptación de los compromisos; personas que, además de condenarse a largo plazo a la soledad y la angustia, están arruinando sus matrimonios y devastando a sus familias. Cualquier psicólogo o psiquiatra con consulta abierta lo sabe; y eso que a sus consultas sólo acude una porción mínima de adictos, la porción más valerosa y a la vez humilde, mientras los demás siguen disfrutando empoderadísimos de su ‘libertad de adultos para consumir pornografía’, que nuestros gobernantes les aseguran, para mantenerlos sojuzgados.

Pero sobre esta lacra nuestra época corrompida calla. Pues nuestra época es incapaz de hacer un juicio ético sobre la naturaleza de las cosas (que es lo que distinguía, según Aristóteles, al hombre del resto de los animales); y no se atreve a juzgar las flores venenosas nacidas de su indiferentismo moral, que está descomponiendo nuestras sociedades, hasta convertirlas en un sopicaldo de putrescencia y abyección. Y ahora, abrimos el paraguas, para que no nos moje la lluvia de vituperios de la chusma.

por Juan Manuel de Prada, en XL Semanal. 2019

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La mitad de los menores a partir de 16 años reciben contenido sexual a través del móvil



Del 37% de menores que han recibido contenido sexual de conocidos, un 26% son mujeres, mientras que la cifra aumenta hasta el 43% en el caso de los hombres.

Cerca de la mitad de los menores de 16 y 17 años (46%) reciben contenido de tipo sexual en sus teléfonos celulares y en un 37% de las ocasiones el protagonista es una persona de su entorno, ya sea compañero, amigo o familiar. Así lo revela el «I Observatorio de la Generación Z a través del smartphone», un estudio lanzado por el fabricante de teléfonos móviles Wiko con el objetivo de analizar los hábitos y comportamientos de los jóvenes en relación a este tipo de dispositivos. Con este informe, la marca de smartphones pretende fomentar un buen uso de la tecnología móvil.
La directora de marketing y comunicación de Wiko, Irene Manterola, recalca el objetivo de hacer un uso responsable del smartphone, tener el conocimiento de los datos actuales y los riesgos al exponerse a estas prácticas, que son «perder el sentido de la privacidad y el control de tu propia imagen y cómo, a raíz de esto, una situación no deseada puede llegar a terminar en extorsión».
Por sexos, son un 26% las mujeres menores de edad que han recibido este tipo de mensajes protagonizado por una persona conocida, mientras que la cifra aumenta hasta el 43% si hablamos de los hombres. Por otro lado, 2 de cada 10 jóvenes de 18 años (20,90%) reconocen haber enviado ellos mismos mensajes de contenido sexual en este periodo en el que aún no eran mayores de edad.
Destaca la directora, «nos sorprendió que, a más edad dentro del espectro que abarcamos, realizaban más prácticas peligrosas, los jóvenes de 18 son más temerarios que los de 16, en definitiva, a más edad, la sexualidad se lleva de una manera más desinhibida y el volumen de contenido que se transfiere es mayor».
La encuesta, realizada por la empresa a más de mil jóvenes de 18 a 24 años de edad, concluye que el dato de jóvenes a los que les llega contenido sexual aumenta una vez superada la mayoría de edad. Casi 2 de cada 3 encuestados (64,86%) declaran haber recibido este tipo de mensajes. En este caso, el 35% está protagonizado por alguna persona de su entorno, sin embargo, según las declaraciones de los jóvenes, cuando tenían entorno a 16 años, este porcentaje se elevaba al 37%». Por su parte, 1 de cada 3 (32,8%) participantes en el estudio reconoce haber enviado ellos mismos mensajes de carácter sexual, siendo la cifra de mujeres ligeramente superior a la de hombre.

Cómo concienciar a los jóvenes

Un punto clave para evitar estos problemas, es la « responsabilidad de los padres, si bien es cierto que el estudio se ha centrado en los datos, la mejor manera para prevenir esto es la implicación de los padres, por ejemplo, muchos desconocen la edad requerida para poder tener ciertas redes sociales, por lo que es conveniente que se conozcan estos datos para evitar una temprana identidad digital en los jóvenes, de ahí la información que hemos publicado, si los padres no están debidamente informados, difícilmente podrán implicarse, hay que adecuarse a la nueva sociedad y las legislaciones vigentes de cada país y que así se pueda guiar debidamente a los adolescentes».
El dato más significativo es que los jóvenes crean su primer perfil a los 13 años de media, excediendo en muchos casos los límites legales. Si bien depende de la legislación de cada país, en España por ejemplo, es obligatorio que en redes sociales como Instagram y Facebook los usuarios tengan al menos 14 años. En otras, como Youtube, es posible tener un perfil a los 13 con un consentimiento de los padres o tutores. La edad mínima baja hasta los 13 años en el caso de Twitter o WhatsApp.
«Lejos de ser más precavidos, a más edad en la adolescencia, se puede ver una mayor osadía al enviar contenidos sexuales propios, a través de internet, a pesar de haber adquirido más experiencia no la emplean» concluye Manterola.

Guillermo Robles, ABC 2019

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jueves, 19 de septiembre de 2019

Bolsonaro quita las subvenciones a películas y series LGTB




El Gobierno del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ordenó que se suspenda la financiación pública de series o películas con contenido “LGTB” (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) a través de un decreto publicado en el Diario Oficial de la Unión (DOU).

El decreto fue firmado el miércoles 21 de agosto por el ministro de Ciudadanía, Osmar Terra.
De esta manera, oficialmente se suspenderá por seis meses el proceso de licitación para las cerca de 80 producciones audiovisuales de canales públicos, que iban a concursar para ser financiadas con unos 70 millones de reales (cerca de 17 millones de dólares) del Fondo del Sector Audiovisual (FSA), administrado por la Agencia Nacional de Cine (Ancine).

“Quedan suspendidos por 180 días, prorrogables por igual período, los términos del pliego de llamado para TVs públicas, con recursos públicos del Fondo Sectorial Audiovisual”, indicó la resolución firmada por el ministro Terra.

Según el decreto, la decisión se justifica en la “necesidad de recomponer a los miembros del Comité de Gestión del Fondo del Sector Audiovisual (CGFSA)”.

Asimismo, indica que el Gobierno determinó “la revisión de los criterios y directrices para la aplicación de esos recursos, así como la evaluación de los criterios de presentación de los proyectos, los parámetros su selección y los límites de valor de apoyo” financiero.

El decreto fue publicado una semana después de que el presidente Bolsonaro criticó a cuatro de las producciones finalistas del concurso público que compitieron por las categorías “diversidad de género” y “sexualidad”. Estas habían solicitado cerca de 400 mil reales (unos 97 mil dólares) para su financiamiento.

Según apunta Infobae, el presidente dijo que la Ancine no gastaría los recursos del FSA en proyectos con temática sexual. “Conseguimos abortar esta misión. Confieso que no entiendo por qué gastar dinero público con esas películas. No estoy persiguiendo a nadie. Cada uno que sea feliz como quiera, pero gastar dinero público con eso…”, dijo Bolsonaro.

Entre los proyectos criticados por Bolsonaro está “Transversais”, un documental sobre la vida de cinco transexuales en el noreste de Brasil. También está “Afronte”, una serie sobre un homosexual de raza negra que reside en Brasilia. Las otras dos producciones criticadas fueron “Religare queer” y “Reverse sex”.

Según la convocatoria pública, los ganadores de cada región de Brasil iban a recibir entre 400 mil y 2 millones de reales (484 mil dólares), dependiendo de la línea temática. Para la temática de “diversidad de género” se preveía 400.000 reales por producción.

 Aci / InfoV. 2019

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La deshumanización del varón



Cuando desde la perspectiva de género se juzga al hombre, parece que tienen claro el veredicto: culpable de todos los males que le ocurre a la humanidad.  Supuestamente se debe a una cuestión sociocultural, el “patriarcado”, como si tal estructura pudiese afectar tan solo al 50% de la población. Lo cierto es que el hombre también sufre esas desgracias, desigualdades y violencias. Por ejemplo, la mayor parte de los suicidios se dan entre hombres, lo mismo ocurre en las muertes laborales y homicidios. Sin olvidar que encabezan el fracaso escolar o que son mayoría entre los sin techo.
Si entramos en las discriminaciones, nos encontramos con que el hombre permanece invisible en otras cuestiones legales como la trata de personas, la integridad genital o las políticas migratorias, entre otras.
Para comprender al sexo masculino hoy os traigo una entrevista muy especial para mí. Daniel Jimenez ha publicado “La deshumanización del varón. Pasado, presente y futuro del sexo masculino”. Un gran libro que ofrece una forma diferente, crítica y rigurosa para comprender al hombre, rompiendo con la narrativa asimétrica que impera. En la primera parte analiza el pasado, para determinar qué hay de mito y realidad en el papel histórico atribuido al hombre como explotador de la mujer. La segunda parte examina el presente estado del hombre y los desafíos a los que se enfrenta, así como la invisibilidad mediática y política que los rodea. Por último, explora vías potenciales para la concienciación y resolución de sus problemas, incluyendo propuestas legales. En definitiva, presenta una nueva forma de entender las relaciones entre los dos sexos.

Cuca. ¿Quién es Daniel Jiménez?
Daniel Jiménez. Soy profesor de lengua y cultura española para el U.S. Defense Language Institute, y enseño a oficiales de la Fuerza Aérea de Estados Unidos en Air Command and Staff College y Air War College. Además, soy el administrador de la bitácora Hombres, género y debate crítico (bajo el pseudónimo de Carlos Rodríguez). Participo en esta entrevista a título personal.

C. ¿Qué te lleva a escribir sobre el hombre?
DJ. Algunas personas se interesan en los problemas del varón porque han vivido o presenciado alguna injusticia en su entorno: una denuncia falsa, un ruinoso divorcio, la pérdida de la custodia… Afortunadamente mi caso no fue tan dramático. Como residente en el extranjero, leer los periódicos digitales era algo que me ayudaba a reconectar con el país que dejé atrás. A lo largo de los años, noté cómo poco a poco la manera de informar en España iba cambiando. Una forma de percibir la realidad que dibujaba al sexo masculino como opresor y privilegiado se instalaba progresivamente como si se tratara de la realidad misma, y comenzaba a colonizar numerosos ámbitos: desde la ley hasta la educación. No cabían lecturas alternativas del pasado o el presente, y no porque fueran más o menos correctas, sino porque plantearlas se consideraba inmoral: te convertía automáticamente en sospechoso de justificar los peores abusos.
Ya no había hombres malvados, sino que el hombre como categoría era malvado, y por tanto era difícil tener simpatía hacia sus problemas
Que los medios, como formadores de opinión, impulsaran esta visión discriminatoria de la realidad me pareció preocupante. Ya no había hombres malvados, sino que el hombre como categoría era malvado, y por tanto era difícil tener simpatía hacia sus problemas. Sentí que a todo esto tenía algo que decir, y que mi distancia tanto física como emocional me permitía hacerlo de manera ponderada, de modo que comencé a escribir. Lo que ocurrió es que cuanto más me adentraba en un tema específico, más problemas encontraba con la narrativa dominante, hasta que llegué a llenar 600 páginas. Y aun así me he dejado cosas en el tintero.

C. ¿Consideras cierto que la masculinidad se ha convertido en el mal de todos los males? ¿La han convertido en la cabeza de turco el feminismo? ¿Por qué?
DJ. La premisa es que comportamientos masculinos aparentemente inocuos crean la base para otros más dañinos, que a su vez pueden impulsar los de mayor gravedad, hasta llegar a la cúspide de esta imaginaria pirámide, donde encontraríamos el asesinato y las peores formas de violencia. De manera complementaria, todos estos elementos actuarían en conjunto para crear un marco que justificara la violencia y discriminación contra la mujer.
Lo cierto es que nada de esto explica por qué en un país con más de 18 millones de varones adultos (22 millones si incluimos menores), es el 0,0000064% quien comete estos asesinatos. En principio sería más adecuado para la prevención examinar qué tienen en común aquellos que asesinan. El feminismo en cambio va en sentido contrario, planteándose qué tienen estos asesinos en común con el 99,99% de hombres restantes, y concluyen que es la masculinidad. Si examináramos de esta forma los asesinatos de menores a manos de sus madres sería considerado un despropósito.
Lo que parece claro es que este discurso es ventajoso para el control social, pues permite aleccionar a otros sobre asuntos nimios y mundanos bajo la premisa de que pueden apoyar la violencia y discriminación. De esta forma se convierten en árbitros morales, o la casta sacerdotal del siglo XXI, emitiendo juicios que van desde el diseño de los pechos en el personaje de un videojuego hasta cómo debe administrarse la justicia.

C. Para el feminismo, el patriarcado tiene la culpa de la opresión a las mujeres y todo lo que ello conlleva (violencia, desigualdades, etc.). Lo reducen a una suerte de estructura donde los hombres siempre están en lo alto de la jerarquía. Pero, ¿es eso el patriarcado? ¿Hasta qué punto están en lo cierto, de estarlo? ¿El patriarcado no afecta al hombre?
DJ. El concepto de patriarcado que se utiliza en la actualidad puede rastrearse hasta 1970 cuando apareció en la obra de Kate Millet Sexual Politics. Se trataba a grandes rasgos de un sistema de dominación masculina. Sin embargo, antes de Millet el concepto hacía referencia al “gobierno de los padres”, basado en la etimología de la palabra: la autoridad del padre como cabeza de familia, respaldada por la ley y la costumbre.
Millet justificó el uso de esta palabra señalando que los hombres mayores tenían poder sobre los más jóvenes, pero no entiendo que eso sea necesariamente patriarcado. En un momento histórico donde existe la igualdad legal dentro del matrimonio, los padres pierden rutinariamente la custodia de los hijos y son un constante objeto de burla en la cultura popular, me resulta extraño escuchar que vivimos en una sociedad patriarcal.
Es cierto que, en el pasado, además del gobierno familiar existía un patriarcado simbólico en áreas como la política o la religión. El monarca adoptaba el papel del padre del pueblo. Lo que rara vez se indica es que el mayor ataque a este patriarcado provino justamente de los hombres. Todos hemos oído la proclama de “libertad, igualdad, fraternidad” de la Revolución Francesa. La fraternidad hacía referencia a que todos los hombres se tratarían como hermanos, es decir, como iguales, desterrando el paternalismo monárquico.
Para no extenderme demasiado, creo que se podría emplear otro término para hablar del gobierno de los hombres (como androcracia), pero hablar de patriarcado hoy día puede parecer una broma cruel a aquellos padres que han perdido la custodia injustamente o se encuentran con la inacción del gobierno cuando son víctimas de secuestro parental, como en el caso de Carlos Salgado.

C. Los hombres son lapidados, sufren ablación genital, son asesinados, abusados y maltratados, entre otras desgracias; pero sus tragedias no reciben un apoyo similar o equiparable al que recibe la mujer en las mismas situaciones. ¿Por qué existe tal disparidad de atención?
DJ. Se debería principalmente a dos razones. La primera, que el sexo masculino se ha tomado a lo largo de la Historia como el referente universal. Esto tiene la ventaja de hacer el problema visible, pero la contrapartida es que pierde su especificidad de género: asumimos que estos problemas son universales, pese a que la mayoría de los afectados sean hombres. Problemas que son específicamente masculinos no se tratan como tales, sino como problemas sociales o de otro tipo (que también lo son). Esto no ocurre a la inversa: problemas que afectan mayoritariamente a la mujer, como el asesinato por parte de la pareja o expareja, se perciben como femeninos, y se expulsa fuera de la conversación a hombres que también los sufren. En resumen, la mujer es incluida en los problemas mayoritariamente masculinos por su percepción universal, mientras que los hombres son mayormente excluidos en la categoría contraria, reforzando su especificidad.
La segunda razón es que el sufrimiento masculino carece de una narrativa que apunte a una fuente común como raíz de todos sus problemas. Aunque las motivaciones y factores que puedan existir tras fenómenos tan dispares como la ablación genital en África y la brecha salarial en Europa puedan ser muy variados, todo se traza arbitrariamente hacia el patriarcado o la dominación masculina (incluso cuando no es cierto), mientras que los problemas de los hombres son valorados por sí mismos y se explora una variedad de causas. Lo que intento demostrar en el libro es que esta construcción puede invertirse: el intercambio de estatus por protección entre los sexos puede servir de hilo narrativo para explicar la desprotección del hombre en numerosas áreas (así como el menor estatus del sexo femenino), mientras que los problemas de la mujer también pueden obedecer a una variedad de causas.

C. ¿Consideras que al naturalizar la idea del hombre como opresor y privilegiado se ha infravalorado, incluso negado, los problemas del hombre? ¿Qué supone esa infravaloración para el hombre y la sociedad en general?
DJ. Me parece un aspecto clave. ¿Se puede tener simpatía hacia el amo de esclavos, el burgués rico que explota a obreros o el noble que controla a sus siervos? Difícilmente. Podemos pensar que tiene problemas, pero que no serán importantes comparados con los que experimenta el esclavo, el siervo o el proletario, y hacia ellos se dirigirá nuestra simpatía. El problema, claro está, es que las relaciones entre hombres y mujeres no son comparables con este tipo de dinámicas, y tampoco se ajustan a las basadas en otras categorías como raza u orientación sexual.
Pese a que pueda extraerse alguna similitud puntual, las diferencias son numerosas e importantes. Lo que ha existido tradicionalmente y en menor medida hasta el día de hoy es un intercambio de estatus por protección que infantilizaba a la mujer y era apoyado por ambos sexos. Si nos detenemos a examinar exclusivamente los indicadores relacionados con el estatus, concluiremos que la mujer experimenta discriminación al estar infrarrepresentada en la cúspide del poder político y económico, por ejemplo. Sin embargo, cuando examinamos los indicadores referentes a la protección encontramos una historia diferente, con los hombres sobrerrepresentados en las muertes laborales o las bajas civiles en conflictos armados (además de las militares), la existencia en muchos países de castigo corporal judicial sólo para varones, la preferencia femenina en políticas migratorias y de refugiados, la atención prestada al secuestro de niñas y mujeres por parte de grupos armados en comparación con otros similares que afectaron a niños varones, etc.
Considero más apropiado concluir que hombres y mujeres cuentan con ventajas y experimentan problemas por razón de sexo en distintas áreas. La narrativa del hombre opresor y privilegiado puede ser útil para exigir la igualdad de estatus entre los sexos, pero en cuanto a la protección de la mujer existe una cierta continuidad con respecto a las sociedades tradicionales. Es decir, este relato no conduce a una verdadera igualdad.

C. Para acabar, ¿cómo podemos recuperar nuestra humanidad? ¿Cómo podemos trabajar por los derechos y la dignidad de hombres y mujeres, cuando desde el feminismo y sistemas sociopolíticos implantan la división y discriminación? ¿Cuál crees que es el papel de la sociedad, del individuo?
DJ. Rechazar esta narrativa que retrata al hombre como opresor y privilegiado es el inicio, pues no se puede tener simpatía hacia quien de forma consciente o inconsciente se sitúa en un estrato moral inferior, y en este relato se engloba a todo un grupo humano. Por el momento es difícil para el gobierno rechazarla a corto plazo debido a que guía principios de actuación en Naciones Unidas y la Unión Europea.
Considero que son los medios, en su papel de formadores de opinión, quienes deben mantener una pluralidad de ideas en este campo que se nos niega desde la política. Sin embargo, hoy día son los principales promotores de esta narrativa. Incluso cuando la universidad produce una variedad de estudios que puedan ponerla en cuestión, poco se filtra cuando los medios sólo toman nota de aquellos trabajos que la confirman. Una mayor variedad de perspectivas en los medios me parece prioritario.

Por Cuca Casado – Dis. 2019
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martes, 17 de septiembre de 2019

Dan Nepstad el ecologista que tumba la histeria sobre el Amazonas: "Todo es pura basura"


Uno de los mayores expertos en el estudio de la Amazonía lanza duras críticas contra el alarmismo imperante a raíz de los últimos incendios.
  
Daniel Nepstad es uno de los mayores expertos del mundo en el estudio de la Amazonía brasileña. Entrevistado por la revista Forbes, el científico estadounidense ha sido rotundo y tajante: "Todo lo que estamos escuchando a raíz de los incendios de las últimas semanas es pura basura, sin ninguna ciencia detrás".
A lo largo de los últimos veinticinco años, Daniel Nepstad ha publicado más de 160 artículos académicos y libros sobre los procesos ecológicos de los bosques amazónicos. Doctor en Ecología Forestal por la Universidad de Yale, Nepstad preside el Earth Innovation Institute y está involucrado con numerosas iniciativas medioambientales, incluido el grupo de trabajo de la ONU sobre cambio climático.
No hablamos, por tanto, de un díscolo o un heterodoxo respecto a las tesis centrales del ecologista global. Sin embargo, Nepstad tiene claro que las informaciones periodísticas y los comentarios en redes sociales están desvirtuando la realidad del Amazonas. "El número de fuegos es solo un 7% mayor que el promedio de la última década", apunta.
¿Y a qué se debe el repunte? Según el Doctor en Ecología, "la subida del 7% se explica por un aumento en los incendios de matorrales secos, que en muchos casos son naturales, y en las quemas de árboles por parte de grupos que buscan la recalificación del suelo para uso ganadero, un problema que también se da en muchos otros países", como es el caso de la vecina Bolivia, por ejemplo, donde el aumento de incendios supera incluso al de Brasil.
Nepstad es crítico con este segundo tipo de fuegos, pero reconoce que la narrativa internacional no está ayudando: "El discurso está siendo muy agresivo, muy alarmista. Bolsonaro ha dicho algunas tonterías, es cierto, pero en Brasil hay un consenso generalizado en torno a la protección del Amazonas y no podemos ignorar eso".
En clave económica, Nepstad recuerda que "las leyes de conservación tienen consecuencias económicas de difícil manejo. Antaño, los bosques se podían explotar sin restricción. Posteriormente, se introdujo una Ley Federal que reducía al 50% el margen de explotación del Amazonas. Sin embargo, esas normas se siguieron endureciendo y, hoy en día, el 80% de los bosques están totalmente blindados".
Aunque esto es positivo desde el punto de vista medioambiental, Nepstad subraya que "para los ganaderos y agricultores, estas restricciones generan frustración. Ellos deberían ser nuestros aliados para conservar el Amazonas, pero, ahora mismo, los estamos perdiendo. No podemos ignorar la realidad económica del problema".
Para los ganaderos y agricultores, aumentar la protección de la Amazonía ha supuesto un coste de 10.000 millones de dólares. "El Gobierno brasileño adoptó algunas medidas compensatorias, Noruega y Alemania crearon un fondo valorado en 1.000 millones de dólares… Pero, como es evidente, los costes han sido mucho mayores que las ayudas. Y, además, buena parte del dinero movilizado por Noruega y Alemania termina en manos de proyectos del Gobierno, de modo que no llega a los ganaderos y agricultores de la zona", explica.
Lejos de confrontar con la población local, Nepstad pide más empatía con su situación: "Puede que Macron gane apoyos en Francia con su discurso medioambiental, pero en Brasil hay verdadera indignación con sus palabras. Cuando arde California, la solidaridad internacional es total. Cuando arde Brasil, se desata una campaña de señalamiento y acusaciones contra el país, contra su gobierno… Si toda esta atención nos llevase a algo bueno, quizá serviría para algo. Pero lo único que está pasando es que el Gobierno de Bolsonaro se está viendo obligado a reaccionar de forma precipitada y radicalizada".
Por otro lado, Nepstad recuerda que la amenaza de Macron de cancelar el acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur ataca directamente a las poblaciones de la Amazonía. "Si no hay un pacto, los productos brasileños se quedan fuera de un mercado vital y los incentivos para explotar los bosques de manera más intensiva van a aumentar, en vez de reducirse", subraya.
"Al final, no podemos ignorar que la agricultura es el 25% del PIB brasileño, lo que supone alrededor de diez veces más de la media del mundo rico. En tiempos de crisis, este ha sido el sector clave que ha evitado el hundimiento total de la economía. Y, gracias al auge de sectores como el del cultivo de la soja, la economía local ha crecido, la desigualdad ha bajado y la conservación medioambiental ha mejorado. Si queremos cuidar el Amazonas, hay que cuidar también al sector agrícola. En vez de lanzarnos contra ellos, tenemos que aliarnos con ellos", concluye.

Diego Sánchez de la Cruz 2019-08-30
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Acabar con las familias numerosas con la excusa medioambiental



Un lobby enrabietado declara que es necesario limitar el tamaño de las familias para salvar el planeta. Ha llegado el momento de contraatacar, sostiene Colin Brazier.

Brazier, de 51 años, es desde hace veinte años uno de los presentadores estrella en los informativos de Sky News, y colabora también con la BBC. Ha trabajado a fondo escenarios de conflicto. En 2001 recibió un premio en el New York TV Festival por sus crónicas desde Afganistán. Fue el primer periodista europeo en entrar en Bagdad en 2003 y el primero en entrar con las fuerzas israelíes en el sur del Líbano en 2006. En 2013 cubrió el atentado de Nairobi y el tifón Haiyan a su devastador paso por Filipinas, en 2015 los atentados de Túnez y el terremoto de Nepal y en 2016 la crisis de los inmigrantes en la frontera serbo-húngara. Ha hecho varios cameos como presentador de noticias, por ejemplo en El legado de Bourne (2012).
Católico y padre de seis hijos, escribió en 2013 “Sticking up for siblings”, un libro donde cuenta su experiencia hogareña y anima a tener una familia numerosa. En julio de 2018 su esposa Joanna falleció a consecuencia de un cáncer de mama.
Ahora Colin, quien por su profesión conoce bien cuáles son las tendencias informativas inmediatas, ha escrito en el Catholic Herald un artículo alertando de que el próximo objetivo de los lobbys sistémicos son las familias numerosas. Por su interés, lo ofrecemos traducido (los ladillos son de ReL):

En la guerra cultural, la familia numerosa es el próximo objetivo

Hace dieciocho meses estaba comiendo con un conocido columnista e inconformista y acabamos hablando de predicciones y, sobre todo, de cuál sería el siguiente frente que se abriría en la guerra cultural. Ninguno de los dos había previsto el surgimiento del veganismo militante ni la formación de un lobby en defensa de los derechos de las personas transgénero. Mi amigo se preguntaba qué locomotora de agitación social iba a salir soltando humo del túnel oscuro de un futuro desconocido. Le miré sin saber qué decir. Creo que ahora, sin embargo, estoy ya preparado para darle una respuesta.

El Príncipe Harry como síntoma

A principios de este mes, la BBC World Service emitió un documental sobre el tamaño de la familia  y me pidieron que lo presentara. Les había gustado el programa que había hecho para ellos sobre el modo en el que las ceremonias religiosas ayudan a los creyentes a sobrellevar un duelo. ¿Tenía yo alguna otra idea? Sí, dije. Me rondaba la idea de repasar un libro que habría escrito en 2013, exponiendo el caso, pasado de moda, de las familias numerosas. Deseaba hacerlo debido al fallecimiento de mi esposa el año pasado, porque parecía haber confirmado una de las teorías presentes en el libro: que los niños tienen mayores posibilidades de sobrellevar la muerte de uno de los padres si tienen hermanos.
"Han aceptado tu idea", me anunció mi productor. "Pero como católico, ¿podrías hacerlo defendiendo la natalidad partiendo de la crítica de que una prole numerosa equivale a vandalismo medioambiental?".
Como soy presentador de informativos, recelo de los formatos polémicos. Acepté presentar el documental y si usted dispone de 27 minutos de tiempo y de acceso a BBC Sounds, podrá juzgar si conseguí ser claro desde un punto de vista periodístico sin generar niveles amenazadores de tensión para la carrera de mis superiores.
El día anterior a la emisión del documental recibí una llamada de otro departamento de la corporación. Era una guest-booker [persona que ficha invitados para los programas] llamada Emma, del programa de la tarde de Radio 4. Me preguntó si accedía a ser entrevistado en directo por Evan Davis un par de horas más tarde. ¿Se había quedado boquiabiertos por un avance de mi documental? No. Su interés era debido a las noticias de última hora: el príncipe Harry había sugerido que sí existía un tamaño óptimo de familia, y había afirmado que él y Meghan estarían fracasando en su deber de cuidar el planeta si tenían más de dos hijos.
Cobarde como soy, educadamente dije que "no". El segmento de la tarde significa una bronca en vivo y en directo entre un defensor de la familia numerosa y un portavoz de Population Matters, asociación según la cual el mundo necesita menos "emisores". Mi lugar lo ocupó Nicola Horlick, en una época llamada "la supermadre" por la prensa amarilla inglesa por haber criado a seis hijos mientras trabaja como administradora de fondos de inversión en la City. Habló de manera muy persuasiva sobre la alegría de tener muchos hijos, pero estaba claro que la habían sentado en el banquillo de los acusados.
Para mi documental entrevisté a un consejero de la Iglesia de Inglaterra que había elegido limitar el tamaño de su familia por el bien del medio ambiente. Sus argumentaciones eran sinceras y razonadas. Discrepamos educadamente.

Renunciar a tener hijos: ¿opción dominante?

Vivimos tiempos agitados. Hay un lobby muy indignado y ruidoso que argumenta que el único modo de ayudar al planeta con una población que se acerca a los diez mil millones de personas es tomando la decisión personal de renunciar a tener hijos.
Muchos de estos "huelguistas de hijos" se sorprenderían de saber que no hay nada original en lo que defienden. En los años 70, a raíz de un previo pánico moral inducido por el tamaño de las familias (causado en parte, a su vez, por el libro de Paul Ehrlich, La bomba demográfica), hubo un arrebato similar de activismo a favor de la decisión de no tener hijos.
Pero ahora, ¿nos enfrentamos a algo que ya no es minoritario, sino al revés, dominante? Tras los comentarios de Harry, se publicó una encuesta realizada por YouGov que afirmaba que el 53% de los británicos estaba de acuerdo en que hay que limitar el tamaño de las familias por el bien del planeta. Otra encuesta sugería que uno de cada diez jóvenes estaba considerando no tener hijos en absoluto por motivos medioambientales.
¿Es este, entonces, el nuevo frente en la guerra cultural? Es fácil reírse de ello como signo de virtud. Noel Radford, el padre de la mayor familia numerosa de Gran Bretaña -21 hijos y sumando- argumentó en el programa Good Morning Britain que Harry estaba utilizando el medio ambiente como "excusa". Tal vez algunos partidarios de la reducción filial se oculten bajo el manto "verde" para mantener su estilo de vida. Pero es imposible saber si alguien que elige no tener hijos, o tener menos de los que podría, lo hace para mantener limpia esa bonita moqueta de color crema o porque realmente le preocupa el planeta Tierra.
No, si queremos evitar la estigmatización de las familias numerosas es necesario ir a los principios. Personas como yo, que han estudiado demografía, tenemos que ayudar a padres y madres como Nicola Horlick a hablar en los medios armados con los instrumentos necesarios para desacreditar los mitos difundidos por los críticos que no ven nada bueno en las familias numerosas.

Argumentos eficaces

Para empezar, tenemos que ser honestos sobre cuáles son los argumentos que funcionan. Yo solía decir que mi familia numerosa era "verde" porque era una economía de escala. Nuestra huella de carbono per cápita era inferior a la de una familia con un solo hijo porque reciclábamos la vestimenta, los juguetes e incluso el agua del baño. Pero no hay modo de evitar todas esas pequeñas huellas de carbono. Con el tiempo, ellos tendrán sus propios hijos y debido a que los hijos de familias numerosas suelen tener, a su vez, familias numerosas, mis decisiones sobre la natalidad se extenderán a las futuras generaciones.
Tampoco basta con argumentar que tener muchos hijos le da a los padres un punto de vista especial en lo que respecta al futuro del planeta. Harry y Meghan no necesitan ampliar su familia de un único hijo para utilizar el cliché: "Queremos un mundo mejor para nuestros nietos".
Debemos ser más que sensibles hacia quienes, sin culpa por su parte, no pueden tener hijos, o no tener todos los que se desean.
En cambio, nuestro enfoque debe ser progresista, empírico y global. Global porque a veces nuestros críticos pueden ser cortos de miras respecto a la natalidad. En todo el mundo, los índices de natalidad están derrumbándose. En Japón, país en el que hay toda una industria que se dedica a la eliminación de los cuerpos de la gente mayor sola que muere sin que nadie se dé cuenta, el índice de natalidad ha caído de nuevo, a 1,2. En el Reino Unido acaba de caer a 1,7. Un índice que parece bueno por comparación, pero que es el más bajo desde la posguerra, e insuficiente para mantener nuestra sistema de bienestar y nuestra base fiscal, laboral y de consumo en los próximos decenios.
¿Y qué pasa con los diez mil millones? Sí, la población mundial está en alza. Pero es una consecuencia inevitable del impulso demográfico.
Tomemos el caso de Irán, país en el que la tasa de natalidad está ahora por debajo de la tasa de reemplazo. Sin embargo, su población sigue creciendo por la expansión demográfica anterior. Pero cuando la alta natalidad actual vaya recorriendo el sistema, su población volverá a caer de nuevo. Y rápidamente.
Como deja claro Jonathan V. Last, un escritor americano especialista en demografía, esta historia no va de control de la natalidad, sino de control de la mortalidad. Según la tendencia actual, la población mundial alcanzará su pico en unos cuarenta años, aunque muchos países, los que no aceptan la inmigración masiva, ya están en caída libre.
¿Tienen los occidentales, con sus mayores huellas de carbono en los países desarrollados, una mayor responsabilidad en reducir el tamaño de la familia? Tal vez tengan un deber especial de reducir las emisiones, pero hay distintos enfoques para hacerlo, empezando por tomar en consideración cómo se hacen las cosas en los países más pobres. Porque algunos análisis demuestran que los beneficios medioambientales de reducir drásticamente el tamaño de la familia en Occidente se pierden ante la moda de vivir solo. Según datos oficiales publicados la semana pasada, el número de personas que viven solas en Gran Bretaña ha superado, por primera vez, los ocho millones.
Nuestras unidades familiares tal vez estén disminuyendo, pero seguimos anhelando un sitio que sea nuestro, ya sea por la atomización social, el divorcio o la viudedad debida a una mayor longevidad. Es muy improbable que  todas esas casas y pisos nuevos que veo cuando voy hacia mi casa, en Salisbury, sean ejemplos de cohabitación intrageneracional. En Senegal y Somalia, los abuelos siguen viviendo en casa con sus hijos y su familia.
En el Reino Unido, el número de familias con un único hijo se ha duplicado en una sola generación; lo mismo sucede con la proporción de mujeres que no tienen hijos. El motivo es evidente: el alto precio de la vivienda y de la crianza de los hijos, y la pérdida de posibilidades profesionales para la mujer que reduce su horario laboral. Algunos países, los que se enfrentan a la crisis demográfica más grave, están intentando afrontar este problema. En Hungría, Estado miembro de la Unión europea, las personas que tienen más de cuatro hijos no pagan el impuesto sobre la renta.

Los hijos que se desea tener

Esta especie de descarada defensa de la natalidad molesta a los progresistas. Les preocupa que el nacionalismo de la sangre y de la tierra pueda perjudicar los derechos de las mujeres. Sin embargo, un verdadero progresista debería apoyar la libertad de la mujer que quiere tener todos los hijos que le dé la gana. En muchos países occidentales, esto es precisamente lo que se niega. Según un informe de hace diez años del izquierdista Institute for Public Policy Research, la brecha entre el número de bebés deseados por las mujeres británicas y el número real que tienen es de unos cien mil nacimientos al año. Un estudio realizado en Estados Unidos demostró que el 40% de las mujeres estadounidenses llegaba al final de su edad reproductiva sin haber tenido todos los hijos que deseaban.
Ante este trasfondo -negación de la posibilidad de elegir, derrumbamiento de la diversidad familiar, modelos de bienestar insostenibles-, la idea de animar a la gente a tener menos hijos en Occidente por motivos medioambientales es demencial. Sin embargo, sospecho que es una idea que ya se está madurando. A quienes nos atrevamos a discrepar no nos bastará argumentar mostrando nuestras grandes y caóticas proles, llenas de amor y desenfado, modelos de aplazamiento de la satisfacción y escuela para los golpes duros de la vida. Necesitaremos reunir argumentos que impacten porque sean totalmente contra-intuitivos. Si no lo hacemos, las familias pequeñas y los adultos que deciden no tener hijos redefinirán la infancia, la economía y la sociedad en general.

La viabilidad del modelo

Esto es lo que está descubriendo China actualmente. Ahora que el pánico demográfico les ha hecho renunciar a su perversa política del hijo único, es increíblemente difícil que los jóvenes que han crecido siendo el centro de la atención se animen a tener hijos. No a tener solo uno. Sino a tener alguno.
Como Paul Morland nos recuerda en su libro, publicado este año, The Human Tide, el impacto de estos cambios demográficos tendrá un profundo efecto que decidirá qué naciones prosperarán o fracasarán. En otro ámbito, el debate se centra en si tener hijos ayuda o dificulta el estilo de vida y la carrera (durante la campaña de Theresa May para liderar el partido conservador, una rival le preguntó por el hecho de que no tenía hijos). Todo esto, ¿tiene que ver realmente con la viabilidad del Estado? ¿O tiene que ver con la autorrealización del adulto?

Ventajas de tener hermanos

Mi interés en este tema surgió viendo a mis hijos pequeños jugar en el parque. No se comportaban como "copos de nieve". Jugaban juntos con la supervisión limitada de un adulto. Los hijos únicos, en cambio, dan vueltas sin parar, llenos de ansiedad.
Empecé a mirar los datos. En general, los niños con un hermano o hermana -lo ideal es que sean más de uno-, tienen menos problemas de salud mental y una incidencia menor de la obesidad que sus coetáneos sin hermanos. Es menos probable que sufran acoso y son más proclives a informar de los primeros signos de delincuencia si ven a un hermano que va por el mal camino.
Una investigación llevada a cabo por psicólogos en Estados Unidos demostró que los hijos sin hermanos tienen mayores problemas de adaptación tras la ruptura de los padres. Mi experiencia me ha demostrado que si la pérdida de un progenitor no está causada por el divorcio, sino por la muerte de la madre, los hijos la superan mejor si pueden apoyarse en sus hermanos.

Derechos y ayudas

Podríamos hacer algo peor que adoptar el lenguaje de los defensores del veganismo y la transexualidad, que argumentan todo desde la perspectiva de sus derechos. La defensa de los "derechos de los niños" está aumentando. Pero el Comisionado de los Niños tendría que ser muy valiente para hablar sobre el derecho del niño a un hermano aunque tener uno fuese claramente ventajoso.
Al contrario, y a diferencia de muchos países desarrollados, Gran Bretaña ha eliminado las ayudas a las familias numerosas, como el pago de prestaciones por hijo. Como escribe con mordacidad Danny Dorling, de la Universidad de Oxford, en su libro Why Demography Matters: "La excepción [al consenso global de que los padres necesitan ayuda para criar a sus hijos] es el Reino Unido: el anterior canciller George Osborne anunció que a partir de 2017 las familias que reciben créditos tributarios o el Crédito Universal no recibirán ayudas adicionales por el tercer hijo y los siguientes, a no ser que puedan demostrar que ese hijo fue el resultado de una violación".
Hasta la fecha, el motivo de estas medidas era la austeridad fiscal o el cálculo político de que los votantes no quieren que el dinero de los impuestos se derroche en padres irresponsables. Pero la próxima vez que coma con mi amigo inconformista, mi predicción será que, antes de que la década termine, en el Parlamento se intentará utilizar el sistema tributario y de ayudas para penalizar la natalidad por motivos medioambientales.
Cuando estaba realizando mi documental, un activista me dijo que una legislatura proactiva desde el punto de vista medioambiental no debería adoptar medidas draconianas para detener la expansión familiar. Pero, añadió, debería considerarse, por ejemplo, que las tasas universitarias solo fuesen gratuitas para familias con un único hijo. ¿Realmente el Estado estará dispuesto a estigmatizar a las familias numerosas? Es una pregunta que seguramente desconcertaría a nuestra actual jefa de Estado, madre de cuatro hijos. E incluso a su nieto.

ReL. 2019 / Traducido por Elena Faccia Serrano.
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lunes, 16 de septiembre de 2019

Leyes del aborto, ¿mejorarlas o suprimirlas?




Las leyes que permiten el aborto promueven un mundo injusto. En otras palabras, una ley que despenaliza o regula el aborto es intrínsecamente injusta, es una “no ley”. Porque la ley existe para promover el orden público y tutelar los derechos de los seres humanos.

        Una ley que admite la eliminación de seres humanos antes de su nacimiento va contra la esencia del derecho e implica mantener una grave situación de “delitos legalizados”, lo cual es una negación profunda del principio de igualdad.

        Lo explicaba Juan Pablo II en la encíclica “Evangelium vitae”, n. 72: “las leyes que, como el aborto y la eutanasia, legitiman la eliminación directa de seres humanos inocentes están en total e insuperable contradicción con el derecho inviolable a la vida inherente a todos los hombres, y niegan, por tanto, la igualdad de todos ante la ley”. Una ley que permite estos delitos no es realmente “ley”, sino “corrupción de la ley”, recordaba también el Papa citando un texto de santo Tomás de Aquino.

        Por eso es urgente suprimir cuanto antes las leyes que despenalizan o legalizan el aborto.

        En algunos países, parece imposible modificar tales leyes. En parte porque los principales grupos políticos representados en el parlamento son partidarios del aborto legal o muestran ante el tema una indiferencia alarmante. En parte porque asociaciones pseudofeministas, e incluso grupos que se autodeclaran promotores de los derechos humanos, defienden con pasión las leyes del aborto, o incluso una mayor liberalización de las mismas. En parte porque algunas “clínicas” privadas y organizaciones nacionales e internacionales a favor del aborto manejan una enorme cantidad de dinero y trabajan hábilmente en favor de sus “intereses”, con un grave desprecio hacia la vida de los millones de hijos que cada año son asesinados por culpa del aborto.

        Ante este panorama, algunas personas de buena voluntad defienden “mejorar” las leyes sobre el aborto. Se trataría de una acción prudente que limitase el daño. Proponen, por ejemplo, aumentar los controles públicos antes de que se realice un aborto. O impedir por ley los abortos tardíos (después de la semana 22, por ejemplo). O crear consultorios de asistencia a los que sea obligatorio acudir antes de realizar un aborto, parar encontrar caminos que permitan disuadir a la mujer antes de cometer una decisión tan dramática.

        Se trata de medidas que nacen de una intención buena: salvar la vida de unos hijos que, de lo contrario, nunca nacerían. Pero son medidas insuficientes, pues no van a la raíz del problema: la mentalidad y la fuerza impositiva de quienes consideran que existen vidas humanas menos importantes que otras vidas humanas.

        Necesitamos, por lo tanto, acometer un trabajo mucho más profundo y más serio. Un estado empieza a ser verdaderamente justo sólo cuando cualquier vida humana sea tutelada en sus derechos fundamentales, especialmente en el derecho que nos permite participar en la vida social: el derecho a la vida. Ello no quita, sin embargo, el que en algunas situaciones concretas se puedan apoyar medidas y leyes que limiten el daño del aborto, si no existe la posibilidad de suprimir completamente leyes permisivas. Lo explicaba Juan Pablo II en “Evangelium vitae” n. 73:

        “Un problema concreto de conciencia podría darse en los casos en que un voto parlamentario resultase determinante para favorecer una ley más restrictiva, es decir, dirigida a restringir el número de abortos autorizados, como alternativa a otra ley más permisiva ya en vigor o en fase de votación. [...] En el caso expuesto, cuando no sea posible evitar o abrogar completamente una ley abortista, un parlamentario, cuya absoluta oposición personal al aborto sea clara y notoria a todos, puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública. En efecto, obrando de este modo no se presta una colaboración ilícita a una ley injusta; antes bien, se realiza un intento legítimo y obligado de limitar sus aspectos inicuos”.

        La oposición al aborto es, en el mundo actual, una urgencia profunda que involucra a todos los defensores de la justicia. Allí donde sea posible, habrá que suprimir las leyes abortistas. Donde la supresión resulte, por ahora, impracticable, habrá que buscar nuevos caminos para reducir el enorme daño que resulta de la difusión de una mentalidad permisiva ante un tema clave para la vida de millones de seres humanos que piden silenciosamente el respeto de su derecho a la vida.

        La Madre Teresa de Calcuta explicaba que el aborto mata la paz del mundo. Por eso podemos añadir que el mejor camino para promover la paz y la justicia consiste en acoger, respetar, amar al más pequeño e indefenso de los seres humanos, al hijo que han empezado a vivir en el seno materno. También con leyes que prohíban cualquier tipo de aborto.

Fernando Pascual, L.C. / AutoresCatolicos.org


Los magnates Musk (Tesla) y Ma (Alibaba) alertan: el mundo se enfrenta a un «colapso» demográfico





Mientras el príncipe Enrique de Inglaterra asegura que no tendrá más de dos hijos para salvar el planeta de la superpoblación, dos de los grandes millonarios y magnates empresariales del mundo han asegurado públicamente y juntos que el mayor problema al que se enfrenta el mundo no es que haya demasiados seres humanos sino que no nacen niños.
Se trata de Elon Musk, consejero delegado de Tesla y cofundador de Paypal, y de Jack Ma, el magnate chino presidente del grupo Alibaba. De hecho, el primero de ellos aseguró que “el mayor problema” al que se enfrenta el mundo es al “colapso de la población”.

Una afirmación "obsoleta"
Musk realizó estas declaraciones junto a Ma el pasado 29 de agosto durante la Conferencia Mundial de Inteligencia Artificial que se celebraba en Shanghái. En primer lugar, el presidente de Alibaba habló de la baja tasa de natalidad de China con la política del hijo único primero y de los dos hijos que está vigente actualmente.
Posteriormente, el CEO de Tesla recalcó el problema de la “tasa de natalidad” y añadió que “la mayoría de la gente piensa que tenemos demasiadas personas en el planeta, pero en realidad esta es una visión obsoleta”.
De este modo, Elon Musk afirmó de manera tajante: “creo que el mayor problema al que se enfrentará el mundo en 20 años es el colapso de la población. Colapso, quiero enfatizar esto. El mayor problema en 20 años será el colapso de la población, no la explosión, sino el colapso”.

Ni la inmigración logrará llenar el vacío
Una vez dicho esto, Jack Ma asintió asegurando estar “absolutamente de acuerdo con eso, la población se enfrentará a un gran desafío”.
Siguiendo en su argumentación contra el maltusianismo, Musk también advirtió que el “colapso acelerado” no podrá ser controlado y llenado por la inmigración. “La refutación común es: ‘bueno, ¿qué pasa con la inmigración?’”, dijo.  “¿De dónde?”, agregó.
Ya en 2017, el propio Musk habló sobre este mismo tema en una entrevista afirmando que la población “debería preocuparse por la implosión demográfica”. Añadía que “si se observa a países como Japón, la mayor parte de Europa o China y sus tasas de natalidad, en mucho de esos lugares sólo se da alrededor de la mitad de la tasa de reemplazo”. Y mostrando una pirámide demográfica invertida con una población muy envejecida y una base joven muy frágil y pequeña señalaba: “Se caerá, no se podrá mantener”.

ReL., 2019

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