viernes, 29 de junio de 2018

Atentos a la infidelidad: estos 10 consejos te ayudarán a estar en guardia y mejorar tu matrimonio


“Ya sabemos que el hombre es fuego y la mujer estopa, y llega el diablo y sopla”. Nada de que a mí nunca me va a pasar. Causas de infidelidad hay muchas, y pretextos hay aún más. Más vale conocer y prevenir que lamentarse después. Nuestro matrimonio es un “ser vivo” al que hay que cuidar y alimentar en todas sus dimensiones -cuerpo, mente y espíritu-. Por lo mismo es necesario saber cuáles son las necesidades emocionales del otro y cuáles son las mías, hacérnoslas saber, y aún más importante, satisfacérnoslas de la manera idónea.

Heridas emocionales
Es muy importante reconocer cuál es nuestra historia emocional y qué heridas siguen tan latentes que están desembocando en que nuestro comportamiento sea de una persona infiel. Qué carencias y vacíos traemos arrastrando que pretendemos saciarlas y llenarlas con un tercero. Para prevenir la infidelidad por esta causa hay que conocer y sanar esas heridas, de preferencia de la mano de un profesional con ética.

Falta de conocimiento de nuestras necesidades emocionales
Al no saber cuáles son esas necesidades estas no se satisfacen y dejan abierta la brecha para vivir emocionalmente mermados. Para prevenir la infidelidad por esta causa hay que conocer y satisfacer cuáles son nuestras mutuas necesidades básicas y hacer todo por satisfacérnoslas mediante continuos actos de servicio.

Uso de anticonceptivos
Hay que ser conscientes que el uso de anticonceptivos puede llevar a la banalización del sexo, concebido éste como “diversión y placer sin consecuencias”. De esta manera, el grado de deslealtad se incrementa ya que muchos pueden llegar a pensar que no pasa nada. Para prevenir la infidelidad por esta causa las parejas necesitamos formarnos en este tema, comprometernos con la vida y reconocer que parte de la unión conyugal es también practicar la abstinencia en periodos de fertilidad. Durante esa época no nos comunicamos nuestro amor con el cuerpo por medio del acto íntimo, pero sí con palabras, con caricias, con una buena copa de vino…

Sentir no es amar
En este error están cayendo muchos matrimonios, en “sentir” que ya no estamos enamorados. Al contrario, yo les felicitaría porque uno no se casa enamorado, sino amando. Para prevenir la infidelidad por esta causa hay que tener claro lo que es amar. El famoso sentir que ya no hay amor es el gran engaño que está acabando con las parejas porque el amor no tiene nada que ver con sensaciones, sino con un acto de la voluntad. Es decir, yo te sigo amando, lo sienta o no.

Cuidado con la soledad acompañada
Es tantísimo el activismo que cada uno de manera independiente estamos viviendo que hemos perdido de vista que cuando nos casamos nuestra prioridad debe ser nuestro cónyuge. Nos estamos llenando de todo, menos del amor que realmente nos hace sentir completos, que alimenta nuestro vínculo. La consecuencia es que cada día haya más parejas viviendo una soledad acompañada. Para prevenir la infidelidad por esta causa hay que darnos nuestros tiempos y espacios, tener citas de amor, hacernos presentes lo más posible. Hacernos sentir que no hay nada ni nadie más importante para nosotros que estar en su compañía.

Comunicación deficiente
El no saber transmitir nuestro pensamiento de la manera correcta desembocará en pleitos, riñas y acaloradas discusiones que, generalmente, se nos salen de control. La comunicación es un arte el cual hay que aprender para que sea eficiente. La comunicación es una calle de 2 vías. Para prevenir la infidelidad por esta causa hay que estar abiertos y receptivos a todo mensaje que nuestro cónyuge nos desea transmitir y validar cualquier emoción. También hay que aprender a leer entre líneas los mensajes tácitos que se nos mandan por medio del lenguaje corporal.

Falta de atención, valoración, admiración
Cuando nuestro cónyuge se siente un cero a la izquierda -no atendido- por nosotros, lo siento, pero no va a funcionar. Lo peligroso es que querrá buscar todo eso que siente que le falta en otros caminos, en un tercero. Para prevenir la infidelidad por esta causa es importante hacerle sentir importante por medio de detalles diarios, de llamadas y mensajes sorpresa. Que sepa que a todo momento está en nuestra mente y corazón y que de verdad valoramos y admiramos todo lo que es y hace por nosotros.

Crisis en la persona
El creer que porque ya estamos casados es un sello de que jamás seremos tentados o de que no tendremos crisis alguna es un grave error. La idea es que en nuestro matrimonio seamos capaces de desnudar nuestra alma, sin miedo a ser enjuiciados o rechazados. Para prevenir la infidelidad por esta causa hay que estar abiertos a escuchar todo de nuestro cónyuge, incluso si nos quiere decir que alguien más le está moviendo el tapete porque así esa crisis se puede trabajar en pareja, desde el amor.

Monotonía o pérdida del amor romántico
Las parejas necesitamos tener claro que los matrimonios pasamos por edades, por etapas y que eso es muy normal. El pretender sentir mariposas en el estómago de manera indefinida… Es más, no podríamos vivir por siempre en la euforia que el enamoramiento trae consigo. Para prevenir la infidelidad por esta causa aprendamos a disfrutar hasta de los detalles más pequeños. Pongámosle chispa y picante a la relación. Salgamos de picnic, tengamos una cita, echarnos una conversación a solas… tanto que hacer… Lo único prohibido es pretender vivir un amor romántico como la televisión y los medios de comunicación nos lo presentan. No queramos compararnos con ellos ni vivir lo que ellos viven. ¡Eso es fantasía!

Vida sexual deficiente
La sexualidad es alimento del espíritu de los esposos y una necesidad emocional de ambos. Cuidemos nuestra entrega. No hay mejor afrodisíaco que el amor y el órgano sexual más grande que existe es el cerebro. Así que echemos mano de ellos para sorprender al otro de la forma más agradable posible.

No hagamos el tonto, pensemos con la cabeza y no arriesguemos lo más valioso por lo menos. Ser fiel es un acto de la voluntad, una decisión, un estilo de vida, un acto de la persona que reconoce su dignidad y valor.

Luz Ivonne Ream , Alet. / Rel.

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La OMS excluye la transexualidad como una enfermedad mental


Aunque la sigue considerando “un desorden de la identidad de género

La Organización Mundial de la Salud (OMS), debido a las presiones de los lobbys,  ha excluido la transexualidad como una enfermedad mental (aunque la conserva como “desorden de la identidad de género”), y ha incorporado el uso abusivo de los videojuegos como un desorden de comportamiento, en la primera actualización de su Clasificación Internacional de Enfermedades en casi tres décadas publicada este mes.

Tras once años en que la ideología de género ha ido influyendo en las decisiones de este organismo, la OMS ha decidido que la transexualidad, salga del apartado de enfermedades mentales -algo que llevaban años reclamando los activistas LGTB-, y entre en el de los comportamientos sexuales desordenados.

Como “desorden de la identidad sexual” (o de género como la llaman los ideólogos), se mantiene dentro de la clasificación para que cuando una persona busque ayuda médica la obtenga, ya que en muchos países, si la diagnosis no está incluida en la lista, el sistema sanitario público o privado no reembolsa el tratamiento. “Queremos que las personas que padecen estas condiciones puedan obtener la ayuda sanitaria cuando la necesiten”, explicó en rueda de prensa el director del departamento de Salud Mental y Abuso de Substancias de la OMS, Shekhar Saxena.

Pero dejaría de ser considerada una enfermedad mental “porque no hay evidencias de que una persona con un “desorden de identidad de género”, deba tener automáticamente al mismo tiempo un desorden mental (¿?), aunque suceda muy a menudo que vaya acompañado de ansiedad o depresión”.

Además, “si a las personas con un “desorden de identidad de género” se las identifica automáticamente como alguien con un desorden mental, en muchos países se les estigmatiza y puede que se les reduzca las oportunidades de buscar ayuda” (¿si un desorden de identidad, no es un desorden mental, entonces qué es? Son las absurdas acrobacias conceptuales a que ya nos tienen acostumbradas las ideologías).

Otra de las modificaciones más llamativas de la clasificación es la inclusión de los videojuegos en un nuevo desorden, el del “juego pernicioso”, que se incorpora a la misma lista donde también está la acción dañina de apostar. “Incluimos el desorden de jugar de forma adictiva tras analizar las pocas evidencias que tenemos y tras escuchar a un Comité Científico que sugirió que este nuevo fenómeno se incluyera como una enfermedad que puede y debe ser tratada”, resaltó Saxena.

La Clasificación Internacional de Enfermedades es una codificación estandarizada de todas las dolencias, desórdenes, condiciones y causas de muerte que sirve para que los países obtengan datos estadísticos y epidemiológicos sobre su situación sanitaria y puedan planear programas y recursos en consecuencia.

La última revisión de esta norma se hizo hace 28 años, la de ahora crea un nuevo estándar que disponible para ser usado por el personal médico del mundo entero, aunque los Estados tienen tiempo para adaptarse hasta el 1 de enero de 2022. La clasificación incluye 55.000 códigos distintos. Al menos en estos temas, los Estados y los profesionales de la salud deben ser muy críticos, y no tener a la OMS como única referencia para sus diagnósticos y tratamientos.

Forum L. (edit.) Jun 2018

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Sobre el aborto

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Estos últimos meses  Irlanda y Argentina han votado leyes que despenalizan el aborto.  La prensa de esos países nos recuerda que durante años se ha intentado que se legalizara la muerte de estos pequeños inocentes. Las asociaciones pro-aborto no han parado y han insistido una y otra vez hasta que han conseguido su fin; y después hemos visto cómo se ha celebrado en las calles la victoria de la muerte.

Estas votaciones nos interrogan: ¿Las personas, los grupos sociales que creemos en la vida somos tan activos como los grupos contrarios a la vida?  Percibimos una sensación de derrota, parece que los que creemos en el derecho a la vida de todo ser humano hemos arrojado la toalla ante este silencioso holocausto. Muchos dicen: «no podemos hacer nada, hemos perdido la batalla en favor de la vida».

¿Qué ha pasado en nuestra sociedad para que ningún grupo del arco parlamentario sea defensor de la vida del no nacido? Durante años nos han vacunado poco a poco y el virus provida está anestesiado. Nuestras sociedades consideran un grave problema la crisis económica y creen un avance de derechos que se legalicen el aborto y la eutanasia.

Hace unos años alguien recriminaba a un político el cambio de postura de su partido respecto al aborto, y el político respondía: «parece que te importa más el aborto que la grave crisis económica». Aquel pobre hombre, reflejo de nuestra sociedad, no había entendido que una vida humana es infinitamente más importante que todas las medidas dirigidas a aumentar el consumo de las personas y la mejora de las condiciones económicas.

Es urgente que empecemos a recuperar espacios para la vida. Es un imperativo para todos mostrar a la sociedad, adormecida por la fiebre del consumo y del egoísmo, la belleza del amor, la alegría de una vida nueva, el gozo y el don que supone el nacimiento de un hijo.

Hay quienes optan por la queja de los tiempos que toca vivir, lamentarse porque hemos perdido todas las batallas. Eso no sirve de mucho. Lo que está en nuestras manos es ser levadura y fermento en la sociedad. Levadura de la civilización del amor y fermento de nuevos tiempos que reviertan la anestesia social ante el horrendo crimen del aborto.

AREÓPAGO / Forum L., 2018

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jueves, 28 de junio de 2018

La ONU conocía los escándalos sexuales de las ONGs desde principios de siglo


The Times destapó los abusos sexuales que habrían perpetrado en el Tercer Mundo decenas de trabajadores vinculados a ONGs como Oxfam

A comienzos de año, The Times destapó los abusos sexuales que habrían perpetrado en el Tercer Mundo decenas de trabajadores vinculados a ONGs como Oxfam. Ahora ha revelado que la ONU conocía esos escándalos desde el año 2001.

El diario británico ha tenido acceso a un informe de 84 páginas que fue elaborado por trabajadores de la ONU en el año 2001. Dicho documento fue elevado a distintos altos cargos de la entidad multilateral, que no obstante optó por mirar hacia otro lado y dejar las cosas como estaban.

Al parecer, el informe de los técnicos de la ONU proviene de trabajos de campo realizados en países como Guinea, Sierra Leona o Liberia. El dossier señala que trabajadores de más de cuarenta ONGs de la ONU, habrían desarrollado relaciones de explotación y abuso sexual con personas desfavorecidas e incluso niños refugiados.

Los trabajadores de las ONGs aparecen en el informe como «responsables directos de la explotación sexual que han sufrido numerosas personas en distintos campos de refugiados y zonas de conflicto». Según los técnicos que elaboraron el documento, «la asistencia humanitaria fue empleada como excusa para cometer estos abusos».

La práctica más generalizada consistía, al parecer, en intercambiar comida, bebida o colchones a cambio de mantener relaciones sexuales. En Guinea, por ejemplo, los trabajadores de las ONGs obligaban a las mujeres a acostarse con ellos a razón de una relación íntima por cada kilo de comida entregado. Según el dossier, «no pocas familias se vieron en la tesitura de permitir que sus hijas pequeñas fuesen explotadas de esta forma para poder sobrevivir en un contexto tan complejo».

Entre las ONGs implicadas aparecen agencias de la ONU como UNHCR (ACNUR), dedicada a los refugiados, o WFP (Programa Mundial de Alimentos), centrada en la mejora del abastecimiento alimentario. También Save the Children o Médicos sin Fronteras aparecen en el listado de la quincena de entidades que fueron citadas por el informe de 2001 pero no fueron apartadas de los proyectos de cooperación que coordina la ONU.

Según The Times, las alegaciones siguieron su curso en años posteriores, de modo que se llegó a manejar una lista compuesta por 67 acusados. Sin embargo, el número de despidos fue inferior a una decena y, peor aún, la ONU y las ONGs no presentaron ninguna querella contra estos trabajadores.

Esta impunidad explica que, después de otra investigación, la ONU encontrase al menos 43 casos de abuso sexual reiterado en distintos países del África occidental. Pese a todo ello, el Alto Comisionado para los Refugiados afirmó en 2005 que «no hay pruebas contundentes» de que exista una cultura del abuso en el mundo de la «ayuda al desarrollo».

¿Será que todo lo anterior influye de alguna forma, en la fuerte promoción en todo el mundo, del programa de “salud sexual y reproductiva” de la ONU, donde se trivializa el sexo, se promueve la anticoncepción y el aborto, desde edades tempranas?

ForumL. (edit.), 2018

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Auténtico feminismo: solidaridad entre mujeres


A veces una vecina o una compañera de trabajo pueden hacer mucho más por ti que el jefe más comprensivo y comprometido con la causa de la conciliación.
                             
Es para todos evidente a estas alturas que el feminismo necesita una profunda renovación intelectual, dejando a un lado las ataduras de la corrección política, el lloriqueo victimista y la lucha de sexos, que tanto ha demonizado la masculinidad arrojándole encima toneladas de culpa y haciéndole sentir que sus virtudes son propias de un chimpancé.
También hace falta una profunda reflexión colectiva sobre las identidades femenina y masculina, esta última más en crisis que nunca.
La incorporación de la mujer al mercado laboral ha erosionado el rol tradicional del hombre como proveedor de sustento económico. Este proceso no tiene marcha atrás y exige hacer cambios. Aquí no hay Caperucita ni Lobo Feroz pero sí algunas reivindicaciones legítimas y mucho camino por recorrer.
Por supuesto, también hay un feminismo que, más que reivindicaciones de igualdad, exige con furia igualitarismo sobre una escala de valores que en realidad es masculina.
La deriva del feminismo oficial… La paradoja consiste en que “la mayor parte de los feminismos no son más que un machismo de la mujer, una reivindicación de la igualdad pero sobre la escala de valores masculinos, un querer una promoción en pleno acuerdo con la visión fálica del mundo” (Fabrice Hadjadj).
Y es que nuestra escala de valores es otra. Al menos la mía. Trabajamos fuera de casa y disfrutamos de nuestra profesión. Pero tenemos claro que la mujer no es una “pyme”, sino esencialmente un foco de donde parte la vida.
Mi mejor ascenso ha sido conseguir unas condiciones de flexibilidad horaria que me permitan estar más horas en casa. Pude optar a otro ascenso y no me interesó. Sin embargo, este tipo de actitudes son despreciadas sistemáticamente por el feminismo oficial, que las interpreta como coacción sistémica, cuando en realidad son decisiones maduradas de mujeres libres.
Creo que en este momento no hay feminismo más horizontal que el de luchar juntas por la imposible conciliación de la vida famililar y laboral. Para casi todas la mejor promoción profesional posible es poder disfrutar de una reducción de jornada cuando los niños son pequeños, poder trabajar desde casa cuando están enfermos, que se nos juzgue por objetivos y resultados en lugar de por las horas que pasamos en la oficina, etc, etc.
No hay feminismo más auténtico que el que promueve la solidaridad entre mujeres para facilitarnos la conciliación.
El movimiento feminista mira con desprecio y violencia a los hombres mientras habla de la brecha salarial por discriminación sexual o de la escasez de mujeres en puestos directivos, pero ¿qué hay de fomentar el apoyo real entre mujeres? Es algo que nos puede facilitar enormemente el día a día.
Mirémonos en primer lugar a nosotras mismas. Más hermandad y menos rivalidad. A veces una vecina o una compañera de trabajo pueden hacer mucho más por ti que el jefe más comprensivo y comprometido con la causa de la conciliación.
A lo largo de mi vida profesional ha habido de todo, pero es de justicia decir que he tenido algunas compañeras de trabajo maravillosas que me han cubierto discretamente cuando lo he necesitado y yo he procurado hacer lo mismo. Hoy por ti, mañana por mí.
Problemas irresolubles de conciliación, niños enfermos, llamadas repentinas desde el colegio y embarazos de riesgo, que hemos sobrellevado con fluidez y sin drama gracias a esa solidaridad silenciosa y sin aspavientos entre mujeres, que no tiene precio. Podemos ser, como dice el mito, nuestras peores enemigas pero también nuestras mejores amigas.
En lugar de poner cara de mártires cuando les ha tocado “cubrirme”, he recibido una sonrisa tranquilizadora que te dice: “Vuelve solo cuando estés bien”. ¿Hay feminismo más auténtico que esta solidaridad? ¿Hay causa más femenina?
Varias amigas no han corrido la misma suerte. Han sido juzgadas duramente por mujeres con vocación de heroínas que miden con el rasero de su fuerza física y su salud al resto. Si yo no pido la baja hasta el día en que doy a luz, tú debes aguantar igual. Se erigen en modelos irrefutables de feminidad combativa para la que la maternidad nunca debe ser un lastre en la oficina. Más comprensión, por favor. Hay personas profundamente trabajadoras que tienen embarazos horribles. ¿Quién eres tú para juzgar a quien pide una baja cuando está al límite de sus fuerzas? Da gracias por tu salud, que es puro don, y calla.
No hay actitud menos feminista que la de las mujeres trabajadoras madres de varios hijos que creen que todo lo que tienen es porque se lo han “trabajado”. Alardean de no haber disfrutado ni siquiera de sus bajas maternales completas por una presunta entrega incondicional al trabajo. No estoy hablando de autónomas, sino de trabajadoras por cuenta ajena que podían disfrutar las 16 semanas pero decidieron hacer “méritos” en la oficina a costa de dejar a sus bebés antes de tiempo.
La casuística es inmensa y a todo el mundo se le ocurrirán mil matices y excepciones, pero sé lo que digo. No soporto la actitud de las mujeres que se erigen en modelos de fortaleza, que se han colgado a sí mismas la medalla de “súper mujer” (sin saber que el mito de la superwoman acabará devorándolas) y juzgan con enorme dureza a sus compañeras en lugar de facilitarles la vida y la conciliación.
Mujeres, más hermandad y menos rivalidad. Todas saldremos ganando.

Carmen Castiella, ReL., 2018

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¿Debo recompensar a mi hijo por haber sacado buenas notas?



Después de un duro año de trabajo en clase son muchos los padres que se enfrentan a esta pregunta. Otro año más el calendario escolar llega a su fin y con él surge la eterna duda. ¿Debo recompensar a mi hijo por haber sacado buenas notas? Después de un duro año de trabajo en clase son muchos los padres que se enfrentan a esta situación y sin mucha seguridad hacen regalos a los más pequeños, bajo el pretexto de que todo esfuerzo merece una recompensa.
“Algunos padres piensan que de la misma forma que ellos reciben una compensación económica por realizar su trabajo, es justo que los niños reciban una recompensa por haber sacado buenas notas”, señala Ana Herrero, psicóloga y coordinadora del departamento de Orientación del grupo Brains International Schools. “Sin embargo, es un error realizar regalos a los más pequeños por haber sacado buenas notas. Los niños van a comprender progresivamente que el proceso de aprender forma parte de sus responsabilidades. Nuestro papel  es reconocerlo y valorarlo, porque sabemos que es bueno para ellos. Debemos recordar que como padres cualquier acto que realicemos trasmite valores a los más pequeños”, matiza la psicóloga

5 motivos por los que hacer regalos ‘de buenas notas’ podría perjudicar a los niños:
– Desincentiva la orientación a la excelencia: los niños deben comprender que es bueno para ellos cumplir con su trabajo, que además les ayuda a ser más responsables, a superar dificultades, a descubrir y desarrollar sus potencialidades y entender el mundo que les rodea. Pero además, es bueno que lo hagan de la mejor manera posible. De esta forma, pueden aprender a sentirse satisfechos por la realización de un trabajo bien hecho y no por el premio que viene después.
– Fomenta una visión materialista del mundo: la mayoría de los niños tiene más juguetes y juegos de los que utilizan. Las recompensas materiales e incluso en forma de dinero sólo provocarán que el niño se sienta reconocido y satisfecho cuando reciba algo a cambio
– Podría generar frustración: muchos padres prometen a sus hijos suculentos premios si sacan buenas notas. No obstante, en este caso se corre un doble riesgo. Si el niño no consigue cumplir los objetivos marcados por sus padres, por ejemplo aprobar todas las asignaturas, el niño se frustrará por no haber aprobado la asignatura y por no haber obtenido la recompensa. Si los resultados no son los esperados es el momento de evaluar las causas. Implicar a los niños en la comprensión de esas causas y en la búsqueda de soluciones es también ayudarles a ser responsables y a valorar su trabajo
– Se desvirtúa el proceso de aprendizaje: la mayor recompensa de asistir a clase es el aprendizaje y tener cada día un poco más de conocimiento. Así debe trasmitirse a los más pequeños. Obtener regalos por haber sacado buenas notas podría confundir a los niños, ya que pueden llegar a pensar que el objetivo del colegio es conseguir regalos
– Pone en peligro la trasmisión del valor de la responsabilidad: estudiar es el ‘trabajo’ de los más pequeños y estos nunca conseguirán ser responsables si no aprenden a que es bueno que cumplan con las tareas que les corresponden

 “Hacer regalos a los niños pequeños por sacar buenas notas no es una buena idea. Sin embargo sí es necesario que los padres les reconozcan el trabajo bien hecho y el esfuerzo realizado (aunque los resultados no sean los deseados). Para ello pueden mostrar su afecto, hacer alguna actividad con ellos como ir al cine o dejarles algunas horas de juego más ”, señala Ana Herrero.

Gta. 2018

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martes, 26 de junio de 2018

La familia es hombre-mujer y el aborto es nazismo de guante blanco


Dice el Papa Francisco

Francisco ha denunciado que el aborto es lo mismo que lo que hacían los nazis pero “con guantes blancos” en un discurso improvisado ante el Forum Familia, una organización de la que forman parte 25 asociaciones italianas pro vida. “El siglo pasado todo el mundo estaba escandalizado por lo que hacían los nazis para cuidar la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo pero con guantes blancos”, ha explicado el Papa.

“Está de moda, es habitual. Cuando en el embarazo se ve que quizás el niño no está bien o viene con cualquier cosa: la primera oferta es ‘¿lo tiramos?’. El homicidio de los chicos. Para resolver una vida tranquila, se tira un inocente”, ha continuado Francisco. En su discurso también ha pedido a los gobiernos que favorezcan la natalidad y ha asegurado que tener hijos es la inversión más grande que puede hacer un país. “No os canséis de ayudar al crecimiento de la natalidad, sensibilizando a las instituciones y la opinión pública sobre la importancia de dar la vida a políticas y estructuras más abiertas al don de los hijos”, ha considerado.

“El nacimiento de hijos constituye la más grande inversión para un país y es la primera condición de su prosperidad futura”, ha agregado. Por otro lado, ha definido el aborto como “una atrocidad” al compararlo con lo que hacían los espartanos con los niños con malformaciones. Y ha manifestado: “Cuando de chico la maestra nos enseñaba lo que hacían los espartanos cuando nacía un niño con malformaciones: lo llevaban al monte y lo tiraban para abajo para cuidar la pureza de la raza. Hoy hacemos lo mismo. Una atrocidad”.

Y sin ir demasiado lejos en el tiempo: «En el siglo pasado todo el mundo se escandalizó por lo que hacían los nazis. Hoy hacemos lo mismo, pero con guante blanco», denunció el Pontífice. «¿Por qué –preguntó alzando la voz– no se ven enanos por las calles? Porque el protocolo de muchos médicos dice: “Viene mal, deshagámonos de él”».

Es doloroso constatarlo, pero hoy funciona así. También «doloroso», según el Papa es que «hoy se habla de familias diversificadas, de diferentes tipos de familia. Sí, es verdad que “familia” es una palabra análoga, también se dice “la familia de las estrellas”, la “familia de los árboles”, “la familia de los animales”… Pero la familia a imagen de Dios es una sola, entre hombre y mujer… El matrimonio es un sacramento grande».

Así, ha criticado “las lógicas individualistas y egoístas” por las que se guía el mundo frente al “amor de Jesús por los niños” que declara lo “sagrado e indisoluble” del puesto que ocupa la familia en el proyecto de Dios. Y ha añadido: “No es raro que pierda el sentido de la belleza y de los lazos estables, del compromiso hacia las personas, del cuidado sin condiciones, de la asunción de responsabilidad a favor del otro, de la gratuidad y del don de sí”.

“Por este motivo es difícil comprender el valor de la familia, y se termina con concebirla según las mismas lógicas que privilegian al individuo en lugar de las relaciones y el bien común”, ha sentenciado. Finalmente, ha reclamado a las instituciones civiles que favorezcan y hagan crecer “familias sólidas y serenas que se ocupen de la educación de los hijos y se hagan cargo de las situaciones de debilidad”.

Por ejemplo, en la “Amoris laetitia” se insiste mucho en la ayuda a los novios en la preparación al matrimonio. «La familia es una aventura bella y hoy, lo digo con dolor, vemos que muchas veces se piensa en comenzar una familia, hacer un matrimonio, como si fuera una lotería. “Vamos, si va, va, si no va, borramos la cosa y empezamos otra”», anotó el Papa. Y contó, al respecto, una anécdota personal: «En Buenos Aires una señora me dijo: “Ustedes los curas son listos: para volverse curas estudian 8 años y luego, si después de algunos años la cosa no funciona, mandan una buena carta a Roma que les da el permiso de dejarlo y casarse. A nosotros nos dan un sacramento para toda la vida, con unas 3 o 4 conferencias de preparación. Esto no es justo”».

Desgraciadamente, muchas veces hay demasiada «superficialidad» en relación con el «don más grande que Dios ha dado a la humanidad: la familia, ícono de Dios», subrayó el Pontífice. Es un don, aunque la pareja en cuestión sea atea: «Puede darse que un hombre y una mujer no sean creyentes, pero si se aman y se unen en matrimonio son imagen y semejanza de Dios, aunque no crean… Es un misterio», dijo el Papa.

De cualquier manera, añadió, sirve «un catecumentato para el matrimonio»; «se necesitan hombres y mujeres que ayuden a madurar». Empezando por las cosas pequeñas, como, por ejemplo, la preparación de la fiesta de las nupcias. Y afirmó: «lo importante es amarse y recibir el sacramento, y después hagan las fiestas que quieran», pero no funciona cuando «lo secundario sustituye a lo importante».

Una válida preparación de las parejas jóvenes, además, es importante «también para la sucesiva educación de los hijos». Otro buen desafío: «No es fácil educarlos, son más listos que nosotros en el mundo virtual, saben más que nosotros… ¡Educar al sacrifico de la vida familiar no es fácil!». Sobre todo es difícil hacerlo en este tiempo de crisis, económica y social, que parece impedirle a muchos padres que «pierdan tiempo» con los hijos. «Para ganar hoy hay que tener dos trabajos. La familia no es tomada en consideración», observó Francisco, animando, una vez más, a no vivir bajo esta «cruz» y «esclavitud» del trabajo y de sus horarios excesivos, sino a privilegiar el tiempo que hay que pasar con los niños. «Jueguen con los hijos, no les digan que no molesten», exhortó el Pontífice.

«Los hijos son el don más grande», insistió. Siempre, incluso cuando «están enfermos»: «los hijos que se reciben como vengan, como Dios los mande». Pero también hay parejas que no los quieren: «Una vez me encontré con unos que se habían casado diez años antes, sin hijos. Es muy delicado, porque los hijos se quieren, pero a veces no llegan. En cambio supe que ellos no querían hijos. Pero esta gente tenía en la casa tres perros y dos gatos», contó Francisco.

En su reflexión dedicó también un poco de tiempo a la traición: «Una cosa que en la vida matrimonial ayuda mucho es la paciencia, saber esperar», porque «hay en la vida situaciones de crisis fuertes, feas, en las que también llegan tiempos de infidelidad». Además de la paciencia sirve mucho «el perdón»: «muchas mujeres (pero también a veces lo hace el hombre), en el silencio han esperado, viendo hacia otro lado, esperando que el marido volviera a la fidelidad». Esta es «la santidad que perdona todo porque ama», subrayó Francisco.

Y contó otra anécdota personal: «A mí me gusta saludar en las audiencias a las parejas que celebran su aniversario de matrimonio. Una vez había una pareja que cumplía 60 años. Hace tiempo se casaban jóvenes. Me encuentro a esta pareja y le pregunto si tiene el mismo amor. Y se miraron y tenían los ojos llenos de lágrimas. No se me olvida nunca. A veces una familia que crece no es un amor de novela, sino un verdadero amor. Estar enamorados toda la vida, con tantos problemas que hay».

«Otra cosa que pregunto en los aniversarios: ¿quién de ustedes ha tenido más paciencia? La respuesta es: los dos. A los jóvenes esposos, la pregunta es siempre: ¿se han peleado? Es importante no acabar el día sin hacer la paz. La guerra fría del día siguiente es muy peligrosa. La vida de familia es un sacrificio –concluyó el Papa–, un buen sacrificio».

InfoV. Jun 2018con información de Vatican Insider y la Oficina de Información de la Santa Sede.

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CULTURA DE LA VIDA


1. El beato Juan Pablo II acuñó el término “Cultura de la Vida” para subrayar la necesidad de llevar las convicciones pro-vida a cada aspecto de la vida y de la sociedad
Una “cultura” es la expresión viva del sistema de valores de una sociedad particular. Por ello, una “cultura de la vida” debería ser la expresión viva de una sociedad que valora la vida humana, que respeta la dignidad intrínseca a la persona humana, y que protege los derechos inalienables de todos los seres humanos desde la concepción hasta la muerte natural. Esta expresión debería estar presente en el arte, la música y la literatura populares, y en los medios de comunicación. Debería reflejarse en las leyes y políticas de esa sociedad, y en las instituciones educativas. Y debería (aunque haya excepciones) ser naturalmente asumida en las actitudes y costumbres de sus ciudadanos.
El beato papa Juan Pablo II acuñó el término "cultura de la vida". Es un gran término porque apunta a nuestra responsabilidad de llevar nuestras convicciones personales pro-vida a cada aspecto de la cultura. Cuando la cultura es pro-vida, los corazones de las personas la siguen. Pero lo contrario también es verdad.

2. Una sociedad que promueve la Cultura de la Vida debería trabajar para proteger la vida en todas sus etapas.
La población en general debería ver el aborto y la eutanasia como males fundamentales, y nuestra principal preocupación como personas debería ser proteger las vidas de los seres inocentes y vulnerables por encima de nuestras necesidades y exigencias. Muchas personas deberían creer que la auténtica realización y felicidad se fundan en hacer una diferencia positiva hacia los demás por encima de nosotros mismos, y encontrar la realización a través del amor incondicional de Dios. El amor debería definirse como el don del sacrificio de nosotros mismos hacia los demás. La libertad debería verse como una condición que nos libera para perseguir lo que es verdaderamente bueno y rechazar lo malo. Las personas deberían comprender que existe una realidad objetiva de lo que es bueno y lo que es malo, y que romper las normas de lo que es bueno o malo hace daño a las personas, así como a toda la sociedad.
Todo esto debería afectar obviamente a la forma en que los medios de comunicación informan sobre asuntos como el aborto, la clonación, la investigación con células madre embrionarias, la eutanasia y el suicidio médicamente asistido. La premisa debería ser que todas estas cosas constituyen obstáculos para una vida feliz y realizada, y contrarios al amor y a la libertad.
Todas las formas de expresión artística y literaria en esta cultura deberían tratar a los no nacidos, los ancianos, los discapacitados y los enfermos terminales como miembros plenos de la familia humana. Las políticas y las leyes deberían comenzar con la presunción de que los niños no nacidos en cualquier etapa de su desarrollo son personas plenamente humanas, y que el aborto es una violación fundamental del inalienable derecho a la vida. La famosa sentencia Roe vs. Wade (que permitió la legalización del aborto en EE.UU.) debería haber sido revocada y reemplazada por leyes que protegiesen la vida no nacida. El suicidio asistido y la eutanasia deberían haber sido sumariamente rechazados como violaciones de la libertad, la dignidad y los derechos humanos.

3. Nuestra cultura actual promueve mensajes contra la vida a través de todos los canales clave de las expresiones culturales, lo que ha afectado profundamente a muchos en nuestra sociedad, especialmente a los jóvenes.
Los principales canales de expresión cultural están profundamente imbuidos por una filosofía contraria a la vida. Los medios de comunicación, los políticos, la ley, el arte y el entretenimiento, el sistema de educación pública, e incluso muchas causas caritativas han sido fuertemente influidas por filosofías que rechazan la dignidad intrínseca de la vida humana y que promueven nociones materialistas de la felicidad, así como la creencia de que los seres humanos son la suma de sus miembros físicos.
La permeación de estas filosofías en cada rincón de la cultura ha sido extremadamente dañina para la gente joven, así como para las generaciones más viejas. Nuestros jóvenes tienen que ser muy valientes para luchar contra lo que parece un incendio incontrolable, y deben tener voluntad para permanecer solos ante un gran mal. Esto supone un tremendo desafío para muchos jóvenes. Tenemos la responsabilidad de dar buen ejemplo, de prepararles, de rezar por ellos y de apoyarles en sus luchas.

4. Para que una sociedad tome medidas para proteger la dignidad de la vida, la cultura debe privilegiar este valor.
Excepto por una gran intervención de Dios – cosa que Él habitualmente no suele hacer – no se podrá poner fin al aborto, a la eutanasia, a la clonación y a otras prácticas destructivas sin cambiar primero la cultura. Dios prefiere actuar a través de la libertad humana. Es natural para los seres humanos seguir lo que su cultura les enseña. Si queremos que la gente se mueva libremente hacia una ética pro-vida en sus corazones, debemos rodearles de una cultura que viva esta expresión. Intentar cambiar el corazón de las personas sin afectar simultáneamente a la cultura en la que viven sería como educar a un adolescente para ser puro y casto, y luego llevártelo a ver una película pornográfica el fin de semana. Los seres humanos son frágiles, y la cultura puede ser a menudo un maestro mucho más fuerte de “moralidad” y de “valores” de lo que nosotros podemos por nosotros mismos. Necesitamos que la cultura sea un aliado para formar corazones y mentes a favor de la vida.

5. Construir una cultura de la vida es mucho más que tener los mejores argumentos; requiere una auténtica transformación de los corazones.
Tener los mejores argumentos es muy importante. Y el movimiento pro-vida tiene los argumentos más sofisticados, inteligentes y llenos de compasión. Pero tiene que haber también una transformación del corazón. Sin el corazón, los argumentos más fuertes nos fallan en los momentos de crisis. Y los corazones humanos están fuertemente influidos por la cultura.
Uno puede ser un verdadero promotor de la cultura de la vida en su propia vocación o vida profesional. Si se implica en el arte del entretenimiento, puede considerar cómo introducir una visión digna de la felicidad, el éxito, la calidad de vida, el amor, la libertad o los derechos humanos en su trabajo. Si a uno le gusta la política y las leyes, puede aplicar esto.
Si uno se ve a si mismo como un líder, puede encontrar un trabajo, una organización o una nueva misión que le interese y usarla para promover mejores definiciones de palabras como éxito, calidad de vida, amor y libertad. Si a uno le gusta enseñar, puede trabajar esos conceptos en su asignatura.

Aleteia Team

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