viernes, 22 de febrero de 2019

Alba abortó y ahí empezó un auténtico infierno



Alba Alonso, una joven gallega de 27 años, sabe muy bien lo que es el síndrome postaborto pues durante los dos últimos años ha sufrido en sus carnes sus devastadores efectos. Abortó al que iba a ser su segundo hijo tras sentirse sola y sin salida, y los profesionales lejos de ofrecer alternativas la condujeron directamente a las puertas del abortorio.
Arrepentida por lo que hizo encontró una ayuda vital en la asociación Más Futuro dirigida por Marta Velarde. Ahora esta joven se ha convertido en una firme defensora provida que además está experimentando una fuerte conversión religiosa que la está ayudando a sanar sus profundas heridas internas.

Un embarazo inesperado

Alba tenía 25 años y un bebé de ocho meses llamada Salma cuando se enteró de que estaba de nuevo embarazada. En aquel momento se le vino el mundo encima.
 “Mi vida era un caos, aunque al lado de la vida de otras chicas no era tanto. Sentía confusión, miedo y me sentí sola, porque no me lo esperaba”, asegura esta chica natural de la ciudad de Vigo.
El mayor problema con el que se encontró al quedarse embarazada fue el de su familia. “Mi madre es una persona a la que le importa mucho el qué dirán en la familia, los vecinos, y que si yo soy muy joven, etc. Y mi hermana es defensora del aborto y me iba a presionar”.

Miedo, vergüenza y malos consejos

En aquella situación de angustia, Alba afirma que sintió “vergüenza” y “miedo” y que la iban a juzgar, por lo que decidió no decir nada sobre el embarazo. ¿Qué hizo? “Me apoyé en una amiga que ya había abortado, ella me dijo que fuera a un centro de planificación familiar y que allí me iban a ayudar mucho, pero al final fue todo lo contrario”.
Haciendo caso a su amiga acudió a ese centro para reunirse con la trabajadora social, pero esta profesional sólo ofreció una vía posible: “Me dijo que estaba loca, que no podía tener ese bebé, que iba a hacer mucho daño a mi hija, que la iba a dejar descuidada, y que esta situación me arrastraría a la pobreza. Además, me llegó a decir que sólo era una masa de células, que no tenía sentido seguir adelante porque no iba a poder mantener a dos hijos”.
Recordando aquella situación con los ojos de hoy, Alba es consciente de que esta trabajadora social la convenció y empujó a abortar. “Casi que decidió ella que hiciera esto. Me sentía débil, estaba sola y me apoyé en ella. Pensé que ella sabía de estas cosas y tenía experiencia así que me fié de ella al cien por cien”, explica.

El momento de abortar

Un par de semanas después tenía ya cita para abortar. Fue acompañada por esta amiga que no había abortado una vez sino dos. Cuando se quiso dar cuenta ya estaba en el quirófano. Esta joven madre recuerda a la perfección aquel instante: “Estaba muy triste, no quería hacerlo pero todas las circunstancias me llevaban hasta ahí. Era un quiero y no puedo. Un no quiero pero tengo que hacerlo. En ese momento estaba cegada”.
A Alba la hicieron una ecografía. Ella quería verla, quería ver a su hijo, pero no la dejaron y giraron el ecógrafo para que no pudiera vislumbrar que en realidad aquello no era una masa de células sino un ser humano. “Me dijeron que iba a ser muy rápido, y que me iba a sentir muy bien”, cuenta. Y poco después salía por la puerta sin aquel bebé. Estaba embarazada de siete semanas.

La dura realidad del síndrome postaborto

Lejos de sentirse tan bien como le decían que estaría tras abortar, Alba empezó a vivir un infierno, que además tiene nombre: síndrome postaborto. “Existe y es horrible, es una sensación muy desagradable, lo que peor que le puede pasar a una chica”, asegura ella.
Tras abortar –cuenta Alba- “comencé a sentir una sensación de culpabilidad, me sentía una asesina que había matado a mi hijo, estaba triste, se me caían las lágrimas, tenía una sensación de angustia, agonía, de no tener nada de paz, como si no me mereciera vivir por lo que había hecho”.
Esta joven gallega tenía una profunda depresión, que lejos de desaparecer, con el tiempo fue empeorando. “Es algo horroroso”, incide.
Para mostrar de nuevo el engaño al que fue sometida, ella asegura que preguntó a aquella trabajadora social si después de abortar se sentiría mal. “Me dijo que no pasaría nada”, cuenta ella, que afirma convencida de que “puedes estar con terapia psicológica pero las secuelas son para toda la vida”.
De hecho, en el hospital los psicólogos le dieron antidepresivos que aunque la calman no ayudan con el profundo dolor que ha tenido en su interior.

El rescate de la depresión

Sin embargo, en medio de toda esta oscuridad apareció una luz que ha cambiado su vida por completo. Se trata de Marta Velarde, presidenta de la asociación Más Futuro-Rescatadores Juan Pablo II, que desde 2013 ha logrado rescatar a 3.407 bebés en las puertas de los abortorios. A ellos hay que sumar una importante cifra indeterminada de mujeres que han sido ayudadas desde la distancia con el teléfono 24 horas. Y además, también ayuda a chicas que ya han abortado y que viven un auténtico drama. Este fue el caso de Alba.
Sufriendo con esta depresión provocada por la decisión que tomó, buscó en internet ayuda para superar el síndrome postaborto y entonces apareció un vídeo de Marta Velarde. Lo vio, y sintió que es lo que necesitaba escuchar así que pidió su contacto, lo encontró y sin pensárselo dos veces la llamó. Ahí empezó su salvación.
“Me llamó, hablamos y me ayudó muchísimo. Me comentó que lo que yo estaba sufriendo los pasaba un 90% de las chicas que abortaba, que era normal lo que estaba pasando, que era como un duelo. Me dio consejos sobre lo que hacer. Y me llama, siempre está ahí”, explica esta joven gallega.
Dos años después de haber abortado, Alba no sólo se arrepiente sino que se ha convertido en una provida convencida. No quiere que ninguna chica pase por lo que ella ni se deje engañar para acabar con la vida de su hijo. A su juicio, “hay mucho engaño y desinformación” por parte de personas a las que les interesa que siga este millonario negocio. Y por otro lado, muchas mujeres que defienden el aborto “no saben lo que es el aborto de verdad”.

Dios es ahora una fuente de paz en su vida
Uno de los elementos que está ayudando a Alba a salir de esta triste situación ha sido la fe. Asegura que siendo niña sus abuelas le transmitieron la fe, pero cuando creció se alejó de Dios y de cualquier práctica religiosa.
“Al entrar en esta depresión he podido volver a esta fe de la que llevaba muchísimos años apartada”, asegura. Y fue también gracias a Marta Velarde, que cuando la ayudaba con el síndrome postaborto la preguntó si era católica y le dijo la enorme ayuda que podía recibir de Dios.
Alba relata que “esta conversión se produjo justo cuando estaba en esta angustia y depresión”, aunque este proceso está todavía en marcha, al igual que su sanación interior, que va avanzando poco a poco.  Ella afirma convencida de que “Dios me ha ayudado con muchas cosas que no veía, y que ahora veo. Poco a poco estoy encontrando esta paz”.
Ella sabe que Dios la perdona, pero el siguiente paso para ella es lograr perdonarse a sí misma, algo que aún no ha conseguido y que no sabe si algún día podrá hacer. Pero su encuentro con Dios es reciente y avanza, y ya dice la Escritura que para Dios nada hay imposible.

Javier Lozano / ReL 2019
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Fumar mata



Un famoso artículo de Chesterton defiende el esplendoroso cabello pelirrojo de una niña pobre. El gobierno inglés obligaba a rapar a los niños con riesgo de tener piojos. Chesterton sostiene que una muchachita tiene derecho al orgullo de su maravillosa melena, y que una sociedad que le niega eso está podrida y hay que reformarla, para que no existan pobreza ni tampoco normas inhumanas que terminan humillando a una chiquilla y disminuyendo la belleza y la alegría del mundo.
Lo que ha pasado en una ciudad de España, Córdoba, es aún más grave. La Audiencia Provincial ha retirado la custodia a un padre de dos hijos porque fumaba mucho pero, para evitar a las criaturas la condición de ocasionales fumadores pasivos, los han dejado sin padre.
Se nos ha ido de las manos el higienismo, como al gobierno inglés, pero peor. Porque la niña pelirroja podría seguir con sus padres, pero aquí se valora la paternidad menos que el «No fumar». La figura del padre, con la importancia espiritual, histórica, cultural, psicológica que tiene, se hace humo y cenizas, y se tira al cenicero de lo políticamente correcto.
Se pone el antitabaquismo, además, por encima de todo lo que no es motivo de que le quiten a nadie la custodia compartida. Ser vigoréxico, no leer jamás, andar obsesionado con el dinero, tener nuevas relaciones tóxicas, no sé, pongan ustedes los ejemplos que quieran. La custodia la quitan por fumar.
Todavía hay en la sentencia un argumento más terrible que no recuerda ya a Chesterton sino al mismísimo Huxley y su novela “Un mundo feliz”. Dice: "No sería lógico que a los menores no se les protegiera en su hogar de aquello de lo que la sociedad protege para cualquier ciudadano, mayor o menor de edad, cuando hablamos de lugares públicos, centros escolares, centros de trabajo o sanitarios". O sea, que una familia donde se contradigan los dictados de la sociedad es una familia lógicamente "intervenible" o "desestructurable".
Esa contradicción, sin embargo, debería ser la norma, porque la familia debe ofrecer referentes y criterios (y un refugio) frente a los mandatos y las modas de la sociedad.
La familia debe librarnos de la degradante esclavitud de ser un pelele de la polis. Yo, fumar, no, porque mis pulmones no tienen la culpa, pero que no cuenten conmigo para repetir en mi casa sus eslóganes hipnopédicos (palabra empleada en la novela “Un mundo feliz” para nombrar al proceso de aprendizaje a través del sueño que padecen los sujetos durante la niñez).

Enrique García-Máiquez, Diario de Cádiz, 2018

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jueves, 21 de febrero de 2019

Embriones congelados: víctimas abandonadas de una sociedad que solo valora satisfacer los deseos



Cientos de miles de embriones congelados son abandonados cuando sus padres dejan de pagar el almacenamiento. Restos de embarazos, fracasos y sueños rotos de ser padres. Sólo en los Estados Unidos se calcula que son por lo menos 1.400.000 los hijos no nacidos congelados. He aquí la razón por la que no queremos abrir la tapa de esos depósitos de nitrógeno líquido.

El limbo de los embriones congelados es el infierno de la sociedad de los deseos
Hay un limbo poblado por los más perjudicados de la sociedad «procreática». Benoît Bayle, filósofo y psiquiatra en el hospital de Chartres, ya había escrito sobre ello en su A la poursuite de l'enfant parfait. L'avenir de la procréation humaine [En busca del hijo perfecto. El futuro de la procreación humana]: si por un lado la utopía del absoluto dominio sobre la filiación ha abierto la era de la "superproducción, la selección y el superconsumo" del embrión humano, por otro ha tenido que acallar cualquier debate público sobre la "destrucción embrionaria en masa" que comporta dicho dominio. No se tiene que hablar de ello, porque el embrión humano tiene que seguir siendo "el más perjudicado de la sociedad procreadora, la víctima sacrificial y expiatoria, como si él fuese el culpable de los sufrimientos o los reveses de la pareja".

"No puedo destruirlos, se convierten en personas"
Pues bien, ahora Estados Unidos está haciendo las cuentas con la utopía traicionada: esas decenas de miles de embriones atrapados en los congeladores de las clínicas de fertilidad, restos de embarazos y sueños rotos de paternidad. Demasiados para poder posponer ulteriormente una decisión sobre su destino.  Algunos han sido abandonados por quienes han dejado de pagar su almacenamiento, el destino de otros depende en cambio de las decisiones, retrasadas hasta el infinito, de padres que no saben si dar la orden de descongelarlos para que sean destruidos, donarlos a la investigación o entregarlos a parejas que no consiguen tener hijos.
Todos recordamos las imágenes de George W. Bush con "niños que vienen del frío", nacidos de la inseminación artificial y que habían sido embriones en los contenedores congelados de la crioconservación, junto a las madres que los habían acogido en su vientre. Sin embargo, la mayoría de los padres de esos hijos en estado embrionario no sabe qué hacer.
Jenny Sammis cuenta que no quiere donar a sus hijos a la investigación: eran sólo una «realidad abstracta» cuando, hace 15 años, decidió con su marido congelar una docena de embriones, pero después, de esas «semillas que podrían convertirse en personas» nacieron sus dos hijos. Por esto, hoy, no puede en absoluto considerar la posibilidad de destruirlos.
Hay quien, en lugar de tomar la decisión, desaparece; las clínicas no consiguen contactar con la persona que ha dejado de pagar el depósito sin dejar  disposiciones, "y todos tienen miedo de tomar iniciativas por temor a ser citados en un juicio si aparecieran los padres reclamando los embriones", explica Rich Vaughn, abogado de Los Ángeles y a cargo, durante años, del comité de reproducción asistida de la American Bar Association: "Se trata de un verdadero dilema".

Abandonados en los congeladores
Nadie sabe con exactitud cuántos embriones almacenados hay en Estados Unidos, los centros de fertilidad no están obligados a proporcionar el número. Sabemos, después de los incidentes en el Fertility Center de Cleveland y en la Pacific Fertility Clinic de San Francisco [un problema técnico alteró la temperatura de los embriones, destruyendo 4000 y 400, respectivamente], que una parte de los miles de embriones destruidos había sido depositada a partir de los años ochenta, cuando empezaron las primeras fecundaciones in vitro.
Pero sabemos también que con el desarrollo de las técnicas de procreación asistida médicamente el número ha aumentado. Cada vez más parejas congelan embriones en grandes cantidades, para luego seleccionarlos y transferir al útero sólo el más o los más vitales, uno a la vez, para evitar embarazos gemelares. Esto significa que el número de embriones "sobrantes" con respecto a los destinados al embarazo es altísimo. Un estudio citado por Ap estima que son 1,4 millones de niños, el 5-7% abandonados a todos los efectos, con cifras que llegan al 18% en algunas clínicas.
Para muchos padres firmar los documentos para la donación o la destrucción equivale a poner en negro sobre blanco que «ya no quieres tener un niño», explica Howard Raber quien, junto con su mujer Sara, ha decidido donar sus embriones a la investigación. «Al principio el objetivo era sólo quedarse embarazada, así que tienes que disponer de muchos embriones porque no sabes el número de intentos que serán necesarios. Pero después...», intenta explicar Sara que, durante meses, ha dejado los documentos en el escritorio sin conseguir firmarlos. Un estudio llevado a cabo con 131 parejas en Canadá ha revelado que un tercio de los padres deja de aparecer por las clínicas, generalmente a los cinco años. Otro estudio ha demostrado que hasta el 70% de las parejas pospone cinco años cualquier decisión y que la mayor parte cambia de idea radicalmente sobre cómo y si utilizar embriones "extra" después de haber hecho la fecundación in vitro.

Pero ¿de quién son los embriones?
En la clínica de Fort Myers, en Florida, el doctor Craig Sweet considera que el 18% de los embriones que ellos han congelado ya ha sido abandonado, algunos desde hace 25 años: «Divorcios, depresión, terremotos financieros, muchas cosas llevan a las mismas parejas a pelear por el destino de sus embriones».
El caso más célebre en América es el que vio batallar en los tribunales a Nick Loeb -quien acaba de escribir y dirigir la película provida Roe v. Wade- y su novia Sofia Vergara: anulada la boda, Vergara no quería saber nada de los dos embriones femeninos crioconservados en 2013, en la época de su noviazgo con Loeb, mientras que el padre creía con firmeza que los embriones tenían que continuar su «vida encaminándose hacia el nacimiento». Y no se trata de un caso aislado: el pasado mes de abril, el gobernador de Arizona firmó una ley que permite que un miembro de una pareja divorciada pueda utilizar los embriones depositados durante el matrimonio, aunque el ex cónyuge no esté de acuerdo.
Y las clínicas se encuentran en medio de estas batallas legales. Algunos, como el doctor Sweet, intenta convencer a los padres para que no descarten embriones perfectamente «sanos y utilizables»: para esto se ha dado vida al Embryo Donation International para poder transferirlos con fecundación asistida a parejas que no consiguen tener hijos y afirma haber "utilizado" entre 50 y 60 en 2017. Nadie sabe cuánto tiempo vive un embrión congelado; Sweet ha implantado uno "viejo" de 17 años a una mujer de Chicago, y el National Embryo Donation Center de Tennessee ha anunciado que una implantación de un niño "congelado" desde hacía 24 años ha resultado en un embarazo positivo. 

Material de intercambio, cobayas, joyas
Pero, ¿qué es un embrión? En noviembre leímos los artículos de elogios de la madre-récord de 62 años que, en el Hospital San Giovanni de Roma, dio luz a una niña comprando un embrión en Tirana, donde es posible eludir el límite impuesto por las regiones italianas para el acceso a la procreación médicamente asistida, regulada por la ley 40.
En los mismos días, una actriz italiana de 37 años con problemas de infertilidad, que vive en los Estados Unidos, en Nueva York, colgaba en Facebook: "Hola, desde hace tres años estamos intentando dar a nuestro hijo un hermanito... queremos completar nuestra familia con un chico. Tenemos un embrión niña de óptima calidad: óvulo de donante italiana y esperma anglo-irlandés, de un hombre graduado en Yale. ¿A alguien le interesa un intercambio?".
Hemos sabido que en China han nacido los primeros dos niños "modificados genéticamente" y que el genetista He Jiankui, para llegar a este resultado, ha tenido que utilizar como cobayas a once embriones, que han sido destruidos.
Hijos a toda costa para ancianos, material de intercambio, cobayas. Incluso piezas de joyería: el nuevo y macabro negocio, como el de la empresa australiana Baby Bye Hummingbirds, es transformar a los embriones inutilizados en colgantes, anillos y baratijas que el progenitor puede  «llevar siempre consigo».

Esos huérfanos y nosotros
Hasta aquí nos ha llevado la utopía del dominio absoluto de la filiación, la era de la "superproducción, la selección y el superconsumo" de material vivo: alienar una parte de nuestra humanidad. Y tal vez es de esto de lo que no queremos hablar cuando, presos de una especie de alienación colectiva, incapaces de relaciones que duren para siempre y de hacer frente al "síndrome del superviviente" que las técnicas de procreación artificial dejan en los niños (leer a Benoît Bayle, L'embryon sur le divan), no nos preguntamos qué es un embrión. No queremos hablar de estos depósitos, los depósitos de almacenamiento con nitrógeno líquido en los que ocultamos a todos los perdedores, huérfanos de la sociedad procreática, por no hablar de lo que hemos perdido siguiendo la utopía del absoluto dominio de la filiación.

Caterina Giojelli en Tempi / ReL., 19 (traducción de Elena Faccia S.)

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La aplicación de la eutanasia en Holanda empieza a asustar incluso a los médicos que la practican



Las violaciones del consentimiento crecen a medida que el valor de la vida humana ha ido decreciendo. En algunos casos, ni se pregunta o se actúa a conciencia de que ese consentimiento no existe. En 2017, casi una cuarta parte de los decesos en Holanda fueron inducidos por el hombre. Cada vez más personas piensan que «quizás hemos traspasado el límite con la muerte a demanda»
  
Bert Keizer es uno de los 60 médicos de Levenseindekliniek, la clínica holandesa para el final de la vida que, en 2017, practicó la eutanasia a 750 personas. Está acostumbrado a ir a casa de los pacientes que quieren morir, pero la escena a la cual asistió el año pasado es inédita incluso para él. Cuando llegó, con una enfermera, a la cabecera del hombre al que tenía que matar, se encontró ante 35 personas "que estaban bebiendo, gritando y riéndose. Había mucho ruido y pensé : 'Muy bien, ¿y ahora cómo lo hago?'. Gracias a Dios, el hombre que tenía que morir sabía exactamente qué hacer y de repente dijo: 'Muy bien, chicos' y todos le entendieron. Se callaron, sacaron a los niños de la habitación y le puse la inyección".

"Quizás hemos traspasado el límite"
Hablando con Christopher de Bellaigue, enviado de The Guardian, que ha escrito un largo artículo para explicar que, "quizás, Holanda ha traspasado el límite con la muerte a demanda", Keizer usa este ejemplo para ilustrar que "la eutanasia se ha convertido en algo normal". En 2002, cuando se legalizó la "buena muerte", la solicitaron 1882 personas; la cifra aumentó en 2017 a 6585. Si a este dato se le añade que en 2017 se suicidaron 1900 holandeses y a 32.000 personas se les aceleró la muerte mediante la utilización de una sedación terminal muy anticipada, la "impresionante" conclusión que obtenemos es que más de una cuarta parte de las muertes en Holanda en 2017 (casi 150.000) fueron inducidas.
Nunca fue tan fácil morir en Holanda: la eutanasia estaba inicialmente reservada para los mayores de edad, pero ahora se ha ampliado también a los niños; no hace falta una enfermedad terminal para recibir la inyección letal, basta sufrir de un modo subjetivamente "insoportable" de cualquier malestar, que puede ir desde la demencia a la depresión; si el propio médico es reacio a conceder la autorización, basta dirigirse a la Levenseindekliniek. The Guardian está seguro de que pronto se aprobará en el Parlamento la "píldora para el final de la vida", disponible para cualquiera que encuentre insoportable la propia vida.

El negocio de la compasión
La eutanasia es un servicio sanitario básico cubierto por la prima mensual que cada ciudadano holandés paga a su aseguradora. Es un negocio muy lucrativo: por cada inyección letal practicada por un médico de la Levenseindekliniek, las compañías de seguros pagan a la clínica 3000 euros. La compensación se da incluso cuando el paciente cambia de idea en el último momento.
Obviamente Steven Pleiter, director de la clínica, afirma que no es una cuestión de dinero, sino de "empatía, ética y compasión": una compasión que, en 2017, hizo ganar a la Levenseindekliniek más de dos millones de euros. Observa The Guardian: "Evidentemente, las compañías de seguros prefieren pagar una cifra una tantum por matar a alguien, y no gastar una enorme cantidad de dinero para curar a una persona viva, pero no productiva".
Menos del 8% de los médicos se niegan a practicar la eutanasia por razones de conciencia; sin embargo, muchos empiezan a recuperarse de la borrachera letal. Algunos se preocuparon cuando en noviembre de 2018 los fiscales holandeses anunciaron que, por primera vez, una doctora sería procesada por homicidio: había matado a una paciente a pesar de que ésta le había dado a entender claramente que no quería morir. "Había firmado las voluntades anticipadas", se justifica la doctora, a pesar de lo cual la llevaron a juicio.

"¿Cómo puedo seguir así?"
Otros, en cambio, han tenido experiencias desestabilizadoras. Como Marie-Louise (nombre ficticio), médico de cabecera, que se negó a matar con eutanasia a un hombre con demencia que había firmado un testamento biológico, con el que pedía la inyección letal cuando sus condiciones fueran a peor. A lo largo de los años "cambió de idea por lo menos 20 veces"; también porque "era la mujer la que quería obligarle". Un día, después de que el marido hubiese cambiado de idea por enésima vez, la mujer entró en el estudio de Marie-Louise y, golpeando los puños sobre la mesa, dijo: "¡Si encontrara el  valor! ¡Ese cobarde!".
Hoy, Marie-Louise ha decidido abandonar la profesión: ese hombre, al final, fue asesinado con eutanasia por el doctor que la sustituyó mientras ella estaba de vacaciones. Marie-Louise sabía que su sustituto era fan de la "buena muerte", pero no pensaba que llegaría hasta ese extremo. Ahora se siente culpable, no hace otra cosa que preguntarse qué habría pasado si no se hubiese ido de vacaciones. "¿Cómo puedo seguir así? Soy médico y no puedo ni siquiera garantizar la seguridad de mis pacientes más vulnerables".

"Lo siento, su madre ha muerto hace media hora"
Como ella, también Marc Veld, que no es totalmente contrario al principio de la eutanasia, se siente culpable. La pasada primavera empezó a sospechar de su madre, Marijke: aunque no era una enferma terminal, daba señales de querer acabar con todo. Marc intentó hablar con su médico en más de una ocasión, sin resultado, para explicarle por qué el sufrimiento de su madre no era insoportable ni imposible de aliviar. El 9 de junio recibió una llamada de su médico: "Lo siento, su madre ha muerto hace media hora". La había matado él y ni siquiera le había avisado, tal como establece la ley. "Podría haber vivido aún muchos años", sacude la cabeza Marc, carcomido por el remordimiento y la rabia.
También está el caso de Berna van Baarsen. Favorable a la "buena muerte", había decidido construir activamente la ley, haciéndose nombrar miembro de una de las comisiones de control de la eutanasia, encargada de valorar los dossiers que los médicos están obligados a enviar después de matar a sus pacientes.
En enero se fue dando un portazo, acusando a sus compañeros de haber traspasado el límite. Seguían juzgando como legales los casos de pacientes que recibían la eutanasia en base al testamento biológico, aunque ya no estuviesen en disposición de entender y de querer. "Es fundamentalmente imposible establecer qué quieren estos pacientes, porque ya no pueden expresarse. El tema del consentimiento es ambiguo. En las comisiones se esconden detrás la ley, y ya no se preguntan si es moralmente justo matar a personas en determinadas condiciones".

"Todos quieren a la madre"
No es fácil prever si Holanda ha llegado al fondo del plano inclinado, o si llegará hasta la aprobación de la píldora eutanásica a demanda. Lo que es seguro, afirma The Guardian, en su viaje al reino de la "buena muerte" pregonada en nombre de la autonomía y la autodeterminación, es que se percibe una paradoja: "A muchos médicos con los que he hablado le gusta la idea de la píldora, porque les permitiría volver a salvar vidas como antes. Pero si bien es cierto que algunos de los solicitantes de la eutanasia se enfadan con los médicos cuando estos se niegan a concedérsela, también es verdad que la gente no quiere suicidarse con sus propias manos. El 95% de los que solicitan la eutanasia en Holanda quiere que sea un médico el que los mate, prefieren no tomarse ellos solos el cocktail letal. En una sociedad que presume de rechazar cualquier forma de autoridad establecida, cuando se trata de la muerte todos quieren a la madre".
Es decir, todos desean que sea el Estado quien les autorice y les apruebe. Quieren que alguien les diga: no te estás matando, no estás haciendo nada malo, estás actuando bien.

Leone Grotti en Tempi / ReL., 19 (traducción de Elena Faccia S.)

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martes, 19 de febrero de 2019

Cuando el sexo está divorciado del amor

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Cuando el sexo está divorciado del amor, hay una sensación como de estar detenido en el vestíbulo del castillo del placer, y de que el corazón no es admitido en la ciudadela, aun después de haber cruzado el puente.
La tristeza y la melancolía son la consecuencia de esta frustración del destino, porque está en la naturaleza del ser humano sentirse triste cuando se le arranca de sí mismo o cuando se manifiesta exteriormente sin por eso acercarse a su meta.
Hay una relación más estrecha de lo que se piensa entre la inestabilidad mental y el punto de vista animal respecto al sexo. La felicidad consiste en la intimidad del espíritu, es decir, en el desarrollo de la persona en relación con un destino celestial.

Fulton Sheen

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Disparates de la ideología de género

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Sería el hombre más feliz del mundo si alguien me probara que la ideología de género no existe. A todos nos cuesta admitir nuestros errores y sobre todo al inicio, pero si de algo estoy seguro es que me encantaría estar equivocado en este caso particular, me encantaría creer que solo fue una pesadilla y que al amanecer todo será mejor. Lastimosamente, todo indica que es más real de lo que quisiera.

En días pasados, Ariel Mata Williams escribió un artículo en El Mundo CR, aduciendo que la ideología de género es un caso de la falacia del hombre de paja. Él explica que la falacia «consiste en tergiversar la postura contraria, para de esa forma debatir contra una versión caricaturizada de esta». Más adelante Mata se pregunta, ¿qué es más fácil, leer a Michael Foucault, Simone De Beauvoir y Judith Butler, o reducir todo a una conspiración?, a lo que responde, obviamente lo segundo. Pero el error del autor no está en preguntar qué cosa es más fácil, su error es considerar que quienes hablan con propiedad de estos autores no los han estudiado o los tergiversan al propio. La pregunta del millón sería, ¿lo que estos autores proponen es realmente descabellado o son ideas razonables y científicas?, ¿sus ideas se caricaturizaron en algo que no es (hombre de paja), o son tan radicales que destruyen al propio ser humano (ideología de género)? Partiendo de esta interrogante, me dispongo a citar una serie de renombrados autores para demostrar que la ideología de género sí existe.

Niegan los datos biológicos de la sexualidad

Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), «la asignación del sexo no es un hecho biológico innato». En menos de una línea hay tres grandes errores, porque el sexo sí es un hecho, sí es biológico y sí es innato.

Un examen de cariotipo nos revelaría que estamos hablando no de una creencia o un concepto abstracto como la “paz”, sino que es una realidad concreta, material y codificada en nuestro ADN. Además, es innato porque su existencia prima desde la concepción y no se adquiere de forma externa a través de ósmosis, radiación o cualquier otra forma.

El sexo es algo tan real que puede detectarse haciendo un examen de sangre a la madre durante su embarazo, y también es tan real como que el Gobierno de Costa Rica asumió dicha definición a través del Decreto 38999-MP durante el mandato de Luis Guillermo Solís. Esto es lo que algunos llaman las teorías de la conspiración, pero en realidad no lo es. Una conspiración se hace a escondidas, esto se hace abierta y descaradamente. Primero, un ente

internacional adopta una visión ideológica (no real) de la sexualidad, luego nuestro país vía decreto asume una definición acientífica del “sexo”, posteriormente la misma CIDH impone mediante una "Opinión Consultiva" modificar nuestras leyes y finalmente la Sala Constitucional determina que hay que quitar el sexo de la cédula porque violenta Derechos Humanos.

Niega la humanidad

Negar la biología es negar a la humanidad misma, pero la ideología de género va más allá hasta el punto de humanizar a los animales. El reconocido biotecista Peter Singer, en su libro Repensar la vida y la muerte, escribe lo siguiente: «Hay otras personas en este planeta. La prueba de que son personas es hoy en día más concluyente para los monos superiores, pero con el tiempo se podrá demostrar que las ballenas, los delfines, los elefantes, los perros, los cerdos y otros animales también son conscientes de su propia existencia en el tiempo y pueden razonar. Por tanto, también se les tendrá que considerar personas» (Paidós, Barcelona, España, 1997 [1994], pág. 181).

Por otro lado, el youtuber trans Ophelia Pastrana dedicó uno de sus videos al tema de los trans-especie, es decir, personas que dicen realmente ser un animal. En dicho video él afirma que «si nosotros podemos reasignar, sin ningún problema, que una persona con pene puede ser una mujer, por qué no podemos reasignar que un animal cuadrúpedo que tiene percepciones completamente diferentes de la vida y piensa además completamente diferentes puede o no puede ser humano». Incluso llega a decir que ser trans-especie «no es para nada diferente al discurso [transexual] de: “…es que sabes que yo nací en el cuerpo que no era”» y por eso anima a respetarlos y no llamarlos locos porque él conoce a «muchos hombres trans o muchas mujeres lesbianas que me hablan de su pene imaginario».

Destruye la infancia a través de la pedofilia

La biología no es solo lo que nos hacer ser varón o mujer, y lo que nos diferencia de los animales, sino que también es lo que marca la diferencia entre un adulto y un niño. En 1948 Kinsey ya reportaba que «en muchos niños varones se produce orgasmo y es probable que en una sociedad sin inhibiciones la mitad o más de ellos alcanzarían el clímax a los tres o cuatro años de edad y casi todos lo experimentarían de tres a cinco años antes de la adolescencia» (Kinsey-Pomeroy-Martin, Conducta sexual del varón, Interamericana, México, 1949, pág. 159).

Años más adelante, en 1964, Ullerstam escribiría: «Me niego, no obstante, a aceptar que a priori se les despoje [a los pedófilos] de ese derecho a satisfacer sus inclinaciones» (Las Minorías Eróticas, Revista Española de Sexología, nº 93-94, Madrid, España, 1999, pág. 72).

Para 1973 la feminista Firestone concluía que «es posible que el niño establezca sus primeras relaciones físicas estrechas con gente de su propia talla por mera conveniencia física […] pero, de no ser así, si el niño escogiera la relación sexual con los adultos, aun en el caso de que escogiera a su propia madre genética, no existirían razones a priori para que ésta rechazara sus insinuaciones sexuales, puesto que el tabú del incesto habría perdido su función» (La dialéctica

del sexo, Kairós, Barcelona, España, 1976, pág. 299). Todos los anteriores autores se caracterizaron por aprobar claramente la pedofilia.

Más actualmente y de forma más ambigua, en pleno siglo XXI, Weeks escribe: «Es posible que proteger a los niños se acepte universalmente (pero ¿qué es un niño? ¿A qué edad debería considerarse capacitado para consentir a tener actividad sexual?)» (Lenguajes de la sexualidad, Nueva Visión, Buenos Aires, Argentina, 2012, pág. 222). Este autor, en el libro de donde se ha extraído el texto previo, en varias ocasiones cita a Plummer y hasta le agradece sus aportes, sin que el lector advierta que se trata de un exmiembro del grupo propedófilo PIE (Pedophile Information Echange), del cual su cofundador, Tom O’Carrol, en una entrevista hecha en el 2015, reafirma que PIE propuso la edad de consentimiento sexual a los cuatro años. En otros casos recientes se ve como se ha disfrazado la pedofilia,m incluso, como una expresión artística.

Conclusión

Todos los referentes que he citado tienen dos puntos en común, primero, que gozan de una altísima autoridad y validación, y segundo, que el punto de partida de todas sus afirmaciones reside en la negación de la biología y de la naturaleza propia del ser humano. Los autores mencionados no son desconocidos, un personaje dentro del ciberespacio que se puso a escribir cosas ilógicas, son personas que han penetrado profundamente en una línea de pensamiento y hay llevado el pensamiento de género a sus últimas consecuencias. Si lo que pretendes es ser respetuoso de los gustos sexuales del otro, la solución no es fingir que la biología no existe, es irse a tomar un café con esa persona, respetar sus decisiones y tratarla con dignidad, pero en el momento en que te diga que su cuerpo no es lo que es, o que la sexualidad es tan solo una construcción social del patriarcado, tienes derecho a disentir y a no fomentar esas ideas.

Finalmente quiero decir que soy muy consciente que me dirán que estoy citando casos aislados. Ante esto dos ideas claras, primero, si las propuestas de género son tan sensatas, no debería ser tan fácil para mí citar autores de alto nivel académico expresando brutalidades de este tipo, y segundo, la ideología de género no es algo que se inventaron un grupito de personas intolerantes que odian y ofenden a personas homosexuales, son frases, libros, propuestas y teorías reales que niegan en mayor o menor medida la biología y las ciencias puras. Espero que al menos el lector con juicio crítico pueda reconocer que lo aquí citado es grave y que esto, al menos esto, podría llamarlo ideología de género y es dañino.

por Mariano O. Murillo Cedeño, en El Mundo (Costa Rica). 2019

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lunes, 18 de febrero de 2019

Testimonio de Álvaro, un médico portugués


Soy Elena Lorenzo Rego, soy coach profesional especializada en: identidad personal, dirigido a personas con atracción por el mismo sexo, hoy les presento a Álvaro, un joven médico portugués, que conozco desde hace ya 4 años.
Aunque vive en Portugal y nuestras sesiones han sido mayormente a través de video-conferencia, he tenido la suerte de coincidir en persona en varias ocasiones. Esto me ha ayudado a conocer a una persona noble, sincera, cercana y muy comprometida en la búsqueda de su verdad e identidad.
Me alegra mucho poder compartir el testimonio de Álvaro.
¡FELIZ NUEVO "YO"!
 Creo que tiene mucho sentido que, una vez hecho este camino en el Coaching de Identidad, os haga un resumen como reflexión personal y, si es posible, para que sirva de testimonio y de luz a otros.
Tengo casi 39 años en el momento en que escribo este texto y empecé a ser acompañado por Elena Lorenzo hace poco más de cuatro años. ¿Cómo llegué hasta aquí?
Me resulta difícil hacer un resumen, vamos a ver hasta donde soy capaz de recordar.
La primera vez que recuerdo haber tenido algo similar a la AMS fue a los 16 años. Estando en secundaria, supe por mi madre que un familiar nuestro (con quien nunca tuve mucha cercanía) vivía activamente la homosexualidad, y a la vez en el colegio un chico uno o dos años mayor había comenzado a llamarme la atención. Recuerdo que yo le miraba como el ideal de perfección y belleza, ni siquiera había hablado nunca con él. Después de esto empecé a admirar a otro chico y ya al final de secundaria me reprochaba interiormente por no ser atractivo físicamente ni tener seguridad en mí "como los demás".
Vino el periodo universitario: cambio de ciudad, de colegas y de amigos. Encontré en una residencia universitaria toda de chicos, lo más parecido a una familia. Allí hice muy buenos amigos, de hecho, en la actualidad algunos de mis mejores amigos son de aquella época. Sin embargo, este fue también un período de mucho "auto-reproche" interiormente y a veces exteriormente, me sentía menos hombre en comparación con mis compañeros de casa. No me gustaban mucho los deportes - algo muy valorado en ese contexto – claro, hay que tener en cuenta que yo era delgado, con barriguita y poco atlético.
Aunque sentía atracción por algunos residentes, recuerdo, que cuando empecé a salir con quien fue mi primera novia, compañera de la universidad, la atracción por chicos disminuyó considerablemente, pero eso sí, persistió sin embargo un auto-desprecio de fondo, latente, a veces inaudible, pero que frecuentemente me hacía sentir algo deprimido.
Terminada la carrera de medicina y la especialidad, la AMS no me afectaba tanto ni la sentía con intensidad, lo que si seguía presente eran los frecuentes períodos de desánimo, aunque no llegaban a ser una depresión.
Como había terminado una relación de un año y pico con una chica, quedarme en esa misma ciudad para vivir y trabajar no lo vi muy claro, además me sentía muy solo. Así que volví a mi tierra natal, a casa de mis padres. ¡Sorpresa!
Me adapté mejor de lo que pensaba, pero ... eso era sólo en la superficie. Al año y medio, la atracción por otros hombres se volvió a presentar, pero esta vez de una manera más frecuente e intensa. Los sentimientos eran más avasalladores y venían acompañados de un auto-desprecio que no conseguía vencer.
En 2013 leí el testimonio de un terapeuta en la web "Religión en Libertad" y empecé un proceso con él, di los primeros pasos en la recuperación. Como cada caminante tiene su camino, al cabo de algún tiempo me di cuenta de que yo necesitaba otra metodología. Como había ido a un taller en Madrid con Richard Cohen, le escribí y fue a través de él como llegué a Elena.
 Al inicio del proceso, recuerdo haberle dicho: "Elena, creo que esto de la AMS no es lo mejor para mí, pero al mismo tiempo pienso: ‘¿qué culpa tengo yo de que a mi me atraigan los hombres? ¿Es posible que te deje de gustar un color, por ejemplo?’ ".
Acepté el desafío de crecer – como ella me propuso entonces – aunque no iba a ser fácil: si a los 18 años un tipo ya cree que es hombre, con 34 no te digo... Pero ese paso fue decisivo. Confieso que algunas veces dudé de los resultados de la metodología, de los ejercicios propuestos. Pero la confianza que se deposita – un poco a semejanza de lo que sucede a mi con mis pacientes – es absolutamente fundamental, y puedo decir que siempre he confiado en Elena. Naturalmente, tuve altos y bajos.
He tenido períodos con bastante dependencia de chats en Internet, con perjuicio importante en mis horas de sueño, mi estado anímico y la capacidad de trabajo. Aquí se hizo evidente que las 3 "F" que se desprenden de la AMS (Fácil, Frágil y Falso) estaban alimentando mi auto-conmiseración.  Después comprendí que eran un impedimento para encontrarme conmigo mismo.
Con el paso del tiempo, fui percibiendo también que volver a casa de mis padres era el nuevo detonante principal de la AMS. El revivir más o menos conscientemente patrones de relación familiar que ya en la infancia y adolescencia existían: mayor proximidad con mi madre; el rechazo y la no validación de mi masculinidad por parte de mi padre ... Con mi padre yo reaccionaba rechazando las frecuentes indelicadezas conmigo, con mi madre y con otras personas... Todo esto me ayudó a experimentar, ahora conscientemente la repercusión que había tenido en mí todo ello y nunca antes me había dado cuenta. Lógicamente, si yo no estaba bien conmigo mismo, ¿cómo iba a poder estar con los demás, ya fuese una relación de amistad con un amigo o en una relación de noviazgo?
Ahora comprendo y acepto las limitaciones de mis padres con respecto a mi y me siento mucho más reconciliado con ellos.
Cuidé mi alimentación y el ejercicio, obteniendo buenos resultados físicos. Esto me ayudó a conectarme conmigo mismo, con mi cuerpo y constatar que con trabajo y constancia se consiguen resultados. Después de casi cinco años viviendo con mis padres, salí definitivamente de su casa - otro paso fundamental.
Pasados estos años, miro a la AMS con gratitud porque me permitió a lo largo de los últimos tiempos conocerme mejor y de una forma insospechada, y además me veo reconciliado conmigo mismo. Afirmo esto hoy porque tengo muy claro que:
- lo que siento acerca de un determinado suceso de vida depende efectivamente de lo que pienso acerca del mismo;
- lo que pienso de determinada situación puede fácilmente estar muy condicionado por pensamientos distorsionados, por ejemplo: la "argumentación emocional" y por “falsas creencias” y ¡ese “perfeccionismo patológico”, que es quizás el mayor villano de la historia!: estos sabotean mi autoestima y me impiden ser yo mismo;
- yo no me conocía bien y no tenía conciencia de ello. En consecuencia, no tenía la libertad de ser yo mismo y por eso, actuaba de manera insegura y temerosa, con períodos depresivos frecuentes. En otras palabras, hasta hace menos de dos años no sabía la importancia en mi se la invalidación de mi masculinidad y es por ello que, perseguía un modelo estereotipado del "ser bello y bueno" - el "hombre de éxito" que a mi me hacía que me hacía sentir inferior e idealizar a otros hombres. Si lo piensas, ¿Es que solo hay una forma y un modelo de "ser bello y bueno"?
- aunque no sepa si voy a casarme, no quiero volver a ser esclavo de una mentira
- quiero seguir manteniendo los cuidados necesarios a mi "niño interior" para seguir siendo verdaderamente yo.
Quiero naturalmente agradecer a Elena por acompañarme en este recorrido. A pesar de que no es necesario tener fe cristiana para emprender este camino, quisiera añadir que los cristianos tenemos teóricamente la ventaja de que, con los ojos de la fe, logramos que las dificultades no nos aplasten.
Creo que mi fe era al principio demasiado pequeña para poder "ver" el significado real de los obstáculos interiores. Por eso, también debo una palabra de gratitud a John Eldredge, autor de "Salvaje de Corazón" y "La travesía del corazón salvaje", por haberme enseñado una verdad de la Fe todavía poco explorada: la mansedumbre y la humildad de corazón de Cristo no contradicen sus gestos valerosos y enérgicos que constatamos en los Evangelios.
Y también siendo Jesús, hijo de María, "verdadero Hombre", ¿por qué no tenerle a Él como el verdadero modelo de masculinidad?

 Elena Lorenzo Rego (coach profesional especializada en: identidad personal, dirigido a personas con atracción por el mismo sexo; adicción a la pornografía, procesos de acompañamiento; gestión de las emociones: Yo Interior (Niño Interior); cambio de hábitos y comportamiento) ReL. 19

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El gran genetista provida Jérôme Lejeune


Se van a cumplir 25 años de la muerte del doctor Jerome Lejeune... su ejemplo como científico, católico y defensor de la vida puede inspirar a muchas personas
Este año se va a celebrar un cuarto de siglo (el 3 de abril) de la muerte del gran genetista católico Jérôme Lejeune. Fue una gran figura de la ciencia y la investigación médica, y un ejemplo de católico defensor de la vida. Todo el mundo se enriquecerá al conocerlo mejor. Hay al menos 7 razones por las que es una gran figura de los últimos cien años.
1. Fue el descubridor del origen genético del síndrome de Down
Desde sus inicios como investigador, allá por los años cincuenta, Lejeune se interesó por el síndrome de Down, un trastorno cuyo origen era entonces un auténtico misterio. Algunos lo asociaban a la sífilis; otros culpaban a las madres. Con todo, a Lejeune no le asustaba el reto. Guiado por su director de tesis, Raymond Turpin, descubrió que los dermatoglifos, las configuraciones de los surcos de la piel en las manos, eran diferentes en las personas con síndrome de Down si se los comparaban con el resto de la población. Estimulado por este hallazgo, le confesó a su mujer: “en uno o dos años habré comprendido el mecanismo”. Y así ocurrió.
Turpin y Lejeune ficharon para su equipo a Marte Gautier, que había aprendido en Estados Unidos técnicas avanzadas de cultivo celular y microscopía. Tras un gran trabajo colaborativo entre los tres, Jerôme por fin consiguió contar un cromosoma de más en el cariotipo de un individuo con síndrome de Down. Este hallazgo coronaba su carrera.
Con solo treinta y un años había descubierto que una mala distribución del patrimonio hereditario genera como consecuencia un trastorno en el individuo. Los resultados se publicaron el 16 de marzo de 1959. Se analizaron células de cinco niños y cuatro niñas con síndrome de Down. En todas las muestras de buena calidad se contaron 47 cromosomas.
2. Algunos lo consideran el padre de la genética moderna
El descubrimiento del origen genético del síndrome de Down no fue un hecho aislado. En 1963 demostró una vez más su gran habilidad al averiguar que también existían personas con un cromosoma de menos: en concreto halló la monosomía del cromosoma 5. Por humildad, al contrario que la práctica habitual, el genetista galo no quiso poner su apellido a este trastorno y lo llamó síndrome del maullido de gato, aunque no pudo evitar que a menudo se le cite como enfermedad de Lejeune.
El genetista francés también colaboró en el conocimiento del síndrome 18q, una monosomía que reportó el francés Jean de Grouchy en 1964 y cuyo síndrome clínico asociado describió Lejeune en 1966.
Asimismo, Lejeune descubrió en 1968 el síndrome en el que un cromosoma con forma de anillo sustituye al cromosoma 13, en 1969 identificó la trisomía 8, mientras que con la ayuda de la doctora Marie Odile Rethoré, fiel colaboradora suya, hizo lo propio con la trisomía 9 en 1970.
3. Recibió infinidad de premios pero no el Nobel... quizá por ser provida
Los premios no tardaron en llegar: en Estados Unidos el Pellman y el de la Fundación Kennedy, en Francia la medalla de plata del CNRS y el Jean Toy de la Academia de Ciencias, en España el doctorado Honoris Causa por la Universidad de Navarra.
Con motivo de otro galardón, el William Allan Memorial Award, Lejeune se había dado cuenta de que la mayoría de los médicos que participaban en la ceremonia le admiraban porque gracias a su descubrimiento podían practicar la amniocentesis, es decir, la extracción de tejido del feto para determinar si una persona presentaba trisomía y poder abortarlo. En algunos países hoy no se deja nacer a ningún bebé con síndrome de Down.
Lejeune se revolvió contra esta barbarie y pronunció un discurso políticamente incorrecto: “La naturaleza del ser humano está contenida tras la concepción en el mensaje cromosómico, lo que le diferencia de un mono o de un pato. Ya no se añade nada. El aborto mata al feto o embrión, y ese feto o embrión, se diga lo que se diga, es humano”.
Poco después se expresó de una manera similar ante la ONU. Y continuó liderando la lucha por la defensa de la vida en todo el mundo, lo que no le produjo ningún beneficio en cuanto a su popularidad. Se convirtió en un apestado para muchísimos sectores de la sociedad, hasta el punto de que algunos historiadores opinan que no recibió el Premio Nobel por este motivo.
4. Sufrió agresiones personales y respondió con paciencia y coraje
Abanderar la lucha por la defensa de la vida le produjo problemas incluso en el terreno personal. Durante una conferencia que impartió el 5 de marzo de 1971 en la Mutualité, un centro parisino destinado a charlas, congresos y meetings políticos, unos asaltantes entraron con barras de hierro y pegaron a bastantes personas, entre las que se hallaban disminuidos psíquicos y ancianos. Jerôme y su mujer, que le acompañaba aquella vez, se libraron de los golpes, pero no de una serie de tomatazos que recibieron. Hasta un trozo de carne de buey impactó en la cara del padre de la genética moderna. Los manifestantes también arrojaron menudillos al mismo tiempo que gritaban que los fetos no eran más que trozos de carne. Solo se detuvieron al intervenir la policía.
En otras ocasiones, la agresión consistía en el insulto y la descalificación. Pero Lejeune no perdía la compostura. Desarmaba a sus rivales con su tranquilidad, su paciencia y su valentía a la hora de exponer sus ideas. Además no se lo tomaba como algo personal: “no combato contra las personas sino contra las falsas ideas”. Tampoco faltaron pintadas en las calles: “Lejeune es un asesino”, “Muerte a Lejeune y a sus pequeños monstruos”.
5. Colaboró con San Juan Pablo II por la ciencia y la vida
La valentía y el buen hacer del brillante científico francés no dejo indiferente a Juan Pablo II, que se convirtió en un gran amigo suyo. Lejeune, que perteneció a la Academia Pontificia de Ciencias durante 20 años, fue designado por el Papa como el primer presidente de la Academia Pontificia para la Vida, cuyos objetivos son estudiar, informar y formar sobre los principales problemas de biomedicina y derecho, relativos a la promoción y a la defensa de la vida.
También cabe destacar que el mismo día en que se produjo el atentado contra Juan Pablo II, Lejeune comenzó a sufrir unos dolores tan agudos que le trasladaron a un hospital. El impacto que supuso para Lejeune la desagradable noticia del atentado provocó una acumulación de piedras en su vesícula. Lo realmente sorprendente es que le operaron a la misma hora en que intervenían a Juan Pablo II. Sus hijos sostienen que fue una comunión de santos, como si Jérôme cargara con parte del dolor del Papa.
6. Mediador entre EEUU y la URSS en plena la Guerra Fría
Lejeune alcanzó un puesto en la ONU como experto sobre los efectos de la radiación atómica en genética humana. Allí desempeñó un papel notable como mediador entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la guerra fría. No era agresivo, ni altivo, ni grosero como los demás. Poseía un estilo que hacía gracia a quienes asistían a esas reuniones. Este carácter conciliador le llevó a jugar un papel decisivo durante la peligrosa crisis nuclear de los euromisiles de 1981 que llevó a ambas potencias a una escalada de tensiones.
El Vaticano, muy preocupado por el asunto, envió mediadores a cinco países clave: Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China y, el más complicado, la Unión Soviética. Para este último, confiaron en Lejeune y otros dos investigadores.
Durante la cena que se sirvió en los aposentos de líder soviético, Brézhnev, Lejeune narró una bella historia: “Hace mucho tiempo, tres sabios partidos de Oriente visitaron a un poderoso príncipe. Habían observado signos en el cielo, anunciando, pensaban ellos, una buena noticia: la paz sobre la tierra a los hombres de buena voluntad. Aproximadamente dos mil años más tarde, científicos venidos de Occidente se pasan por la casa de un hombre muy poderoso. Ahora la historia es diferente. Pues nosotros sabemos que si por desgracia aparecen en el cielo signos desencadenados por los hombres, no será ya el anuncio de una buena noticia sino el de una masacre de inocentes.”
A pesar del ateísmo oficial del régimen, los anfitriones entendieron enseguida a qué se refería, y el discurso les gustó. Los tres sabios de occidente —se da la circunstancia de que eran genetistas— le presentaron a Brézhnev un cúmulo de datos sobre los efectos que podría acarrear una guerra nuclear en la población y lograron pacificar la situación internacional.
7. Muy posiblemente será beatificado
Uno de los aspectos más destacados del genetista galo fue su gran humanidad. Como médico atendió a más de ocho mil personas con síndrome de Down, a los que trataba como a sus hijos. Se sabía el nombre de todos y a muchos de sus padres les hacía recuperar la dignidad perdida. Su hijo no era un monstruo, era un regalo, un hijo amado de Dios como lo somos todos los demás. Les atendía por teléfono a veces también de noche. Una de sus hijas también destaca de su padre que era un catecismo viviente, es decir, que predicaba con el ejemplo. Y una de las muchas pruebas de la humildad del genio francés fue que su hija se tuvo que enterar de que su padre era famoso a través de una profesora de su colegio.
Tampoco se puede ocultar el impresionante gesto que Lejeune tuvo la noche de su fallecimiento. Llevaba meses con un cáncer de pulmón y, como buen médico que era, sabía que se iba a morir. Así que no dijo nada y pidió a sus familiares que le dejaran dormir solo. Les quería evitar lo que vivió con su padre, que murió ante sus propios ojos también de cáncer de pulmón. Durante la madrugada sufrió la agonía. Uno de sus colegas le acompañó y, cuando vio que se encontraba muy mal, le informó de que iba a llamar a su mujer. Pero Lejeune le suplicó que no lo hiciera. Unas horas más tarde, el padre de la genética le confesó: “Ve, he hecho bien”. Y expiró.
Jérôme Lejeune nos dejó como legado nos dejó la Maison Tom Pouce (la Casa de Pulgarcito), que asiste a mujeres embarazadas o madres con un bebé de pocos meses, y la Fondation Lejeune, centrada en investigación genética y en atención de personas afectadas por el síndrome de Down o por una enfermedad genética de la inteligencia. Tal vez algún día sea su patrono, pues la causa para su beatificación avanza lenta pero satisfactoriamente.

Ignacio Del Villar Fernández / ReL. 2019

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jueves, 14 de febrero de 2019

¿Se debe tratar por igual a un animal que a una persona?


En su obra “La liberación animal”, Peter Singer rebaja la dignidad de la vida humana al situar al hombre como un ser más de la naturaleza, que no se debe diferenciar de otros animales en sus derechos individuales. Singer dirá que introducir ideas de dignidad y valor como sustitutas de otras razones para distinguir a los humanos de los animales no basta, puesto que hay muchos seres humanos (embriones o comatosos) que se encuentran por debajo del nivel de conciencia o inteligencia de muchos seres no humanos.
La humanización constituye nuestra seña de identidad como especie biológica. La unidad de la especie exige el respeto y la consideración de la misma dignidad para todos sus miembros, pero sólo para sus miembros.
No tiene sentido otorgar humanización a seres pertenecientes a otras especies con las que existen barreras insalvables de intercambio genético y cultural. Si ningún ser humano debe ser excluido de la calificación de ser personal, ningún ser perteneciente a otra especie debe ser llevado a la misma consideración que la que es propia de nuestra especie.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (RAE), define la persona como «el individuo de la especie humana». Lo que señala la RAE es que persona es un ente que posee el acervo genético de la especie Homo Sapiens, es decir, ADN humano. Lo cual nos lleva a que existe un derecho de todo ser humano a ser considerado diferente de los no humanos en base a una dignidad especial sustentada en su naturaleza biológica humana, asentada en la información genética de su ADN.
Otra cosa bien distinta es que el hombre deba cultivar una adecuada sensibilidad con respecto al mundo que le rodea. La crueldad, la brutalidad y la insensibilidad al dolor ajeno (sea de personas o animales) es una degradación de lo que debe ser el hombre. Por tanto, el trato cruel con animales, cuando no se hace por razones serias, o permite su sufrimiento inútil, produce el mayor mal que existe, la degradación del hombre mismo.
La causa principal por la que el hombre debe tratar «humanamente» a los animales es el respeto que se debe a sí mismo. El hombre no puede degradar su dignidad con una conducta que no tenga en cuenta el sufrimiento animal; y si lo permite o lo produce ha de ser por razones suficientemente serias.
Esta conducta que respeta la dignidad humana implica que el hombre capta adecuadamente el valor de los seres vivos y de la naturaleza, y la necesidad de legar a los hombres de generaciones futuras un mundo en buenas condiciones, sin una degradación excesiva producida por su deseo egoísta de aprovechar lo presente sin previsión ni respeto adecuado a sus herederos. Pero el punto clave por el que el hombre debe hacer todo esto es el mantenimiento de su propia dignidad. La crueldad inútil con los animales es contraria a la dignidad humana de quien así actúa.
Aunque esté justificado producir algún daño a los animales, siempre será preferible que este daño no exista, o sea el menor posible, pues, a fin de cuentas, se produce voluntariamente (aunque no sea la intención que se pretende). De aquí se deriva la regla de las tres erres, que es un tema obligado en la ética de la experimentación animal, y que pretende reducir esos daños colaterales a los animales.
Esas tres erres, que son iniciales de palabras inglesas, se traducen al castellano sin forzar demasiado el significado de los términos: reemplazar, reducir y refinar. La primera R se refiere a reemplazar, es decir, sustituir los animales de laboratorio por equivalentes que no empleen animales de ningún tipo: cambiar los animales por otras cosas. En segundo lugar, se trataría de reducir el número de animales empleados en la investigación. En tercer lugar, minimizar el sufrimiento animal es la tarea de refinar la experimentación.
Roberto Esteban Duque (edit.), InfoC. 2019

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Decir que la homosexualidad es abominación no es delito en Francia


Christine Boutin ha ganado su batalla de casi 5 años en los tribunales a los lobbies LGTB: criticar la homosexualidad como abominación no es delito de odio
Christine Boutin, una católica activa que fue ministra de Vivienda en Francia de 2007 a 2009 y después lideró el (muy pequeño) Partido Cristiano-Demócrata de 2009 a 2013, fue denunciada por asociaciones LGTB por haber declarado en un programa de TV en 2014: “la homosexualidad es una abominación, pero no la persona”.
Un tribunal le condenó por usar esa frase en 2015, y un segundo tribunal ratificó la condena en 2016 con una multa de 5.000 euros. Pero ella no se rindió, apeló al Tribunal de Casación, la instancia judicial más alta de Francia, y finalmente ha ganado el caso: decir “la homosexualidad es una abominación" no es delito.
Así, el Tribunal de Casación francés publicó en una sentencia del 9 de enero de 2019, que la afirmación “la homosexualidad es una abominación, pero no la persona” no es punible porque “no contiene, ni siquiera de forma implícita, una llamada o una exhortación al odio”.
Lo que dijo la ex-ministra era claro y estaba bien documentado en televisión: “la homosexualidad es una abominación, pero no la persona. En mi fe, la persona homosexual es tan amada por Dios como yo lo soy. La homosexualidad no tiene que ver con el juicio que hago de los homosexuales, que son mis hermanos, mis amigos y que tienen una dignidad tan grande como la de los que tienen otros comportamientos sexuales”.
Parece asombroso que una declaración así, en la que habla de cómo Dios ama a la persona homosexual, que los llama hermanos y amigos, con gran dignidad, haya podido llegar a ser condenada duramente por dos tribunales como "discurso de odio".
La frase que fue objeto de la condena, aunque es insultante, no contiene, ni siquiera de forma implícita, una llamada o una exhortación al odio o a la violencia hacia las personas homosexuales”, asegura ahora la sentencia del Tribunal de Casación, difundida por el periódico francés Liberation.
A través de un mensaje de su cuenta en Twitter, Boutin se mostró feliz por la sentencia absolutoria y declaró: "La Corte de Casación ha anulado las condenas que me implicaban por haber citado el Antiguo Testamento. El máximo jurado francés acaba de confirmar que la libertad de expresión y la conciencia aún existen en Francia”.
En 1998, durante el debate sobre los "pacs" (convivencias civiles legalmente registradas, con algunos de los derechos de un matrimonio) Boutin defendió la familia natural con una Biblia en la mano. Anunció su retiro de la política activa y actualmente estudia teología en la universidad, a sus 74 años cumplidos. Pero en Internet y otros foros sigue opinando sobre política, familia, ética y religión.

ReL., 2019
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martes, 12 de febrero de 2019

Hijos genderless, la última moda loca de Hollywood


“Criar hijos genderless, o sea, “sin género”, es la última moda entre las estrellas de Hollywood o quizás sea una forma “políticamente correcta” de seguir hablando de sí mismos y llenar las portadas de las revistas. Es lo que vemos en una entrevista reciente en AOL con la actriz estadounidense Kate Hudson: “Visto a mi hija con vestiditos de niña pero estoy abierta a todas las posibilidades. Mi hija debe elegir quién quiere ser”. Así anuncia la decisión la actriz, que ya tiene dos hijos de 17 y 14 años de dos relaciones anteriores, tomada junto con su actual compañero Danny Fujikawa sobre la educación de su tercera hija, Rani Rose, nacida en octubre del año pasado.
Sin embargo, durante la misma entrevista, Hudson se ve obligada a admitir que “a ella realmente le gusta comprar vestidos femeninos”, con florecitas, porque la realidad es muy diferente de la ideología de género que ha asumido. Y más adelante, con una cierta sorpresa, la actriz estadounidense se deja llevar a consideraciones contradictorias y no muy gender free, como cuando señala que “en este momento parece increíblemente femenina en cuestión de energía, de sus sonidos y maneras”. En resumen, sus palabras revelan la evidencia de un dato biológico indiscutible, el de la diferencia entre hombre y mujer, entre una personalidad y una “forma de ser” masculina y una personalidad y una “forma de ser” femenina.
Por otra parte, quien nace mujer no muere hombre, porque cada célula de su propio cuerpo, desde la más pequeña hasta la más grande, es sexuada. Los estudios científicos han demostrado abundantemente que incluso la conformación cerebral de hombres y mujeres muestra una diferencia sustancial entre las conexiones neuronales de los unos y las otras. Otro dato que prescinde claramente de cualquier forma de educación. Sin lugar a dudas, esta elección de la Hudson también está condicionada por una inquietud experimentada en primera persona en el contexto familiar; en este sentido, la actriz confiesa “que sus padres la criaron como una ‘marimacho'”.
La nueva filosofía genderless continúa cosechando prosélitos entre las estrellas de Hollywood. De hecho, la hija de Angelina Jolie y Brad Pitt, Shiloh, ha sido educada de manera genderless y no de acuerdo con su ser femenino. ¿El resultado? Hoy tiene 12 años, prefiere usar pantalones y ropa de hombre, llevar el pelo corto como un niño y hacerse llamar “John”. La locura de esta ideología parece haber invadido incluso a la casa de Windsor, pues parece que el bebé real de Harry y Meghan, que nacerá la próxima primavera, no tendrá una habitación con paredes blancas, azules o rosas, sino una con paredes grises. Si ser hombre o mujer es un legado del pasado, un viejo estereotipo cultural, el azul y el rosa son colores definitivamente pasados ​​de moda. El gris es el color neutro por excelencia que refleja, quizás más que los colores del arco iris, la afirmación ideológica de aquellos que quieren negar que las cosas sean blancas o negras.
La moda genderless en la educación de sus hijos es, por lo tanto, la enésima confirmación de una revolución cultural y política que ya ha llegado a varios Estados de los EEUU. Oregón fue la primera en ofrecer la nueva opción en julio de 2017, seguida de California, Montana, Nueva Jersey, el Estado de Washington y ahora la ciudad de la Gran Manzana, Nueva York, donde finalmente será posible elegir, además de hombre o mujer, el término “género X” para permitir que los padres cambien arbitrariamente el sexo de sus hijos en el certificado de nacimiento, incluso sin el permiso del médico. Así que, una vez más, la ideología reemplaza la realidad, la cultura subvierte la naturaleza y el “llega a ser lo que quieras” reemplaza al “llega a ser lo que eres” de nietzscheana memoria.

Fabio Piemonte, en La Nuova Bussola Quotidiana

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