10 sencillos puntos para un buen cuidado al final de la vida: consejos de un experto en paliativos
La aplicación real y efectiva de
los cuidados paliativos es una ayuda para una muerte con menos sufrimiento
El doctor Jacinto Bátiz ha sido durante 25 años el
responsable del área de cuidados paliativos del Hospital San Juan de Dios de
Santurce (Vizcaya). En todo este tiempo por sus manos y el resto de esta unidad
hospitalaria han pasado más de 10.000 enfermos a los que ayudaron a tener la
mejor muerte con el menor sufrimiento posible.
En estos momentos, este doctor es secretario de la Comisión
Central de Deontología de la Organización Médico Colegial así como director del
nuevo Instituto para Cuidar Mejor del hospital vizcaíno.
A través de este nuevo centro “intenta investigar sobre cómo
cuidar mejor a quién se está muriendo”, y la experiencia del área de paliativos
de este hospital católico es una gran fuente de información para sus
investigaciones.
Bátiz ha creado una guía, titulada “Cuidar a las personas en
el proceso de morir”, creada para “orientar a otros profesionales de los
cuidados a desarrollar su labor de acompañamiento a las personas que se
encuentran en el final de sus vidas y también con el deseo de que cuando hayan
leído la última página no sólo sean capaces de cuidar mejor desde la ciencia a
aquellos enfermos que se encuentren en fase terminal de su enfermedad, sino,
además, que lo puedan hacer también desde el acercamiento humano. En esta etapa
final, los enfermos necesitan más a las personas”.
Esta pequeña obra explica qué son los cuidados paliativos,
cómo responder a las inquietudes de los pacientes o cómo actuar si éste desea
la muerte. Igualmente, habla de las necesidades de los enfermos y de la
importancia de la compañía, del tacto, la escucha y la comprensión en el final
de la vida.
A modo de pequeño resumen que engloba estos consejos para
cuidar a estos enfermos, el doctor Bátiz ofrece un pequeño decálogo:
Decálogo para cuidar bien al final de la vida.
1.Tratar al enfermo como un ser humano hasta el momento de
su muerte. Y que no solo se le contemple como una estructura biológica, sino
que además se tenga en cuenta su dimensión emocional, social y espiritual.
2. Que se le permita al enfermo expresar sus propios sentimientos
y emociones sobre su forma de enfocar la muerte.
3. Que se le permita al enfermo participar en las decisiones
que incumban a sus cuidados.
4. Que no se le deje morir solo, abandonado por sus seres
queridos ni por los profesionales.
5. Que se responda a sus preguntas con sinceridad, que no se
le engañe.
6. Que se le respete su individualidad y no se le juzgue por
sus decisiones, aunque sean contrarias a las de quienes le atiendan.
7. Que le cuiden personas solícitas, sensibles y entendidas,
intentando comprender sus necesidades y que, además, sean capaces de obtener
satisfacción del hecho de ayudarle a afrontar la muerte.
8. Que quien le cuide al final de la vida lo haga como le
gustaría que le cuidaran a él cuando llegue su momento.
9. Que no le precipiten deliberadamente su muerte, pero que
tampoco prolonguen innecesariamente su agonía, sino que le ayuden a no sufrir
mientras llegue su muerte.
10. Y que se atienda a sus seres queridos después de su
muerte, para aliviar su pena.
ReL., 2019
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