Pactar con la ideología de género es un error
James Gottry es abogado y escritor en la Alliance Defending
Freedom (1), un grupo cristiano de abogados y expertos en Derecho fundado en
1994 para preservar y defender la libertad religiosa. Recientemente escribió un
artículo en The Public Discourse (2) donde plantea una estrategia radical ante
el avance de la ideología de género. "No es el momento", sostiene,
"para que los defensores de la libertad religiosa se asocien a los
defensores de la legislación de la orientación sexual y la identidad de género
con la esperanza de poder recoger las migajas de libertad que quedan sobre la
mesa". Por su interés lo traducimos en su integridad:
Las leyes sobre orientación sexual e identidad de género:
una respuesta subversiva a un problema inexistente
El "precio de la ciudadanía" en una sociedad libre
no puede incluir nunca nuestra libertad de conciencia. Si la sometemos,
estaremos sometiendo también a la sociedad libre.
A lo largo de la historia cada persona, bajo cada régimen
político, ha tenido -en su significado más elemental- la libertad de formar una
serie única de credos y valores. A los ciudadanos de los Estados Unidos se les
garantizó hace tiempo, de una manera excepcional, el cumplimiento de esa
libertad. Es decir, poseemos la libertad de vivir pacíficamente según nuestras
creencias y de seguir los dictados de nuestra conciencia.
Las leyes de Orientación Sexual e Identidad de Género
Esta libertad -codificada en la Primera Enmienda- es un
derecho pre-político inherente a nuestra dignidad como seres humanos. Pero el
movimiento cultural para la "tolerancia" y la "inclusión"
ha reducido la libertad de conciencia a algo inferior al derecho; algo cuya
existencia está sometida a las decisiones de los jueces y los legisladores.
En los últimos años han surgido en todo el país leyes que
proporcionan privilegios especiales a personas individuales según su
autoproclamada identidad de género o preferencias sexuales. Conocidas
comúnmente como leyes SOGI [según sus siglas en inglés, Sexual Orientation and
Gender Identity], estos proyectos legislativos están alimentados habitualmente
por grupos activistas y representan una respuesta subversiva a un problema
inexistente. Los datos disponibles (3) confirman que no existe un patrón o una
práctica social significativa de discriminación injusta hacia estos grupos.
Esto es debido no sólo a que la gran mayoría de los americanos se respeta y es
justa, sino también al hecho de que cualquiera que esté implicado en una
discriminación infundada se enfrenta a unas consecuencias sociales y económicas
provocadas por la presión pública y los boicots.
Las leyes SOGI utilizan todo el peso de la ley para castigar
a personas que quieren vivir pacíficamente y llevar adelante sus trabajos según
les dicta su conciencia. Elaine Huguenin, Barronelle Stutzman, Jack Phillips y
Blaine Adamson, son sólo algunos ejemplos de los propietarios de pequeños
comercios que prestan sus servicios con alegría a todo tipo de personas, pero
que se enfrentan a penas legales por haberse negado a participar en algunos
eventos o a poner su arte al servicio de clientes por problemas de conciencia.
En el caso de Elaine, ésta declinó educadamente una petición
para usar su habilidad como fotógrafa para narrar la historia de una ceremonia
de compromiso de una pareja del mismo sexo. Su intento de permanecer
pacíficamente fiel a la enseñanza de su fe sobre el matrimonio la llevó a una
batalla legal que ha durado siete años y que ha culminado con el fallo del
Tribunal Supremo de Nuevo México contra ella y su marido, Jon. Un juez declaró
que el matrimonio Huguenin "está ahora obligado por ley a comprometer la
fe religiosa que ha inspirado sus vidas", añadiendo que esta obligación
"es el precio de la ciudadanía”.
Barronelle Stutzman es una abuela de 72 años que se enfrenta a la pérdida de su negocio,
ahorros y casa por remitir a un amigo y cliente de muchos años a otras
floristerías cuando éste le pidió que proyectara los arreglos florales para la
celebración de su matrimonio con su pareja del mismo sexo.
En Iowa y Massachusetts no sólo los ciudadanos religiosos
están siendo atacados; también las iglesias lo están. Desde hace algún tiempo
éstas se enfrentan a ordenes impuestas por el gobierno con el fin de obligarlas
a facilitar el acceso a sus baños a las personas según el sexo que éstas
determinen subjetivamente, y no sobre su sexo biológico real.
La rendición con
condiciones hace fracasar el avance de la libertad religiosa
Con todo esto no es extraño que en 2016 las asambleas
legislativas de Arizona, Florida, Idaho, Indiana, Kansas, Nebraska y otros
nueve estados rechazaran estas leyes que aplastan la libertad.
De hecho, aparte de la ley SOGI promulgada en el estado de
Utah en 2015, han pasado cinco años desde que entrara en vigor una ley SOGI a
nivel estatal. En los últimos años los ciudadanos de muchas ciudades han votado
rechazando dichas leyes tras ver sus perniciosos efectos. Ante este contexto,
es evidente que las leyes SOGI no son inevitables y tampoco son deseables.
También está claro (o debería estarlo) que quienes valoran la libertad para
todos deben oponerse con fuerza a las leyes SOGI.
Lo que sucede, en cambio, es que algunos conservadores
sugieren que las leyes SOGI son inevitables y que, vista la tendencia cultural,
pueden incluso ser necesarias para amparar de algún modo la libertad religiosa.
Proponen una estrategia de "compromiso", es decir, una estrategia que
implique redactar y defender proactivamente las leyes SOGI, algo que ya sucedió
en el estado de Utah. El daño de adoptar una ley SOGI, afirman, podría
mitigarse por la inclusión de "una firme protección de la libertad
religiosa".
Está lógica falla a varios niveles. Primero, en los últimos
dos años, más de setenta proyectos distintos de ley SOGI han fracasado porque
los legisladores reconocen, cada vez más, el daño real que estas leyes plantean
a la privacidad, la dignidad y la libertad religiosa de los ciudadanos.
Al mismo tiempo, el 80% de los americanos cree que todo
individuo debe ser amparado en lo que concierne a su libertad religiosa (4).
Por lo tanto, parece que todo fracaso en obtener una sólida protección de la
libertad religiosa y la libertad de conciencia -y qué duda cabe de que estos
fracasos son reales- es el resultado no de un sociedad unida contra esta
libertad, sino de un fracaso en comunicar de manera eficaz cómo las leyes SOGI
restringen estas libertades. Por lo tanto la solución no está en abandonar el
principio, sino en articularlo de manera clara y persuasiva.
Segundo, no sólo las leyes SOGI ocasionan los daños
descritos más arriba en este artículo, sino que no amparan de manera coherente
la libertad religiosa y, menos aún, la amparan de una manera que pudiese ni remotamente
describirse como "firme y sólida".
Tomemos el caso del estado de Utah, en el que la nueva ley
implícitamente autoriza al gobierno a castigar a profesionales autorizados como
los consejeros y abogados(5).
O el de Indiana, donde los proyectos de ley SOGI SB 100 y SB
344 afirman que están exentas de su alcance "determinadas categorías
limitadas de personas e instituciones -clero, templo, ONG religiosas y pequeños
negocios con no más de tres (SB 100) o cinco (SB 344) empleados (6)".
Esta supuesta protección a la libertad religiosa simplemente
reitera lo que establece la Primera Enmienda en relación a la protección de las
entidades religiosas y los comercios más pequeños. Una rendición voluntaria de
una libertad fundamental, difícilmente se puede considerar un modelo adecuado a
seguir. Incluso los pocos que son bendecidos con una pizca de libertad intacta
están obligados a reconocer su débil posición, sobre todo cuando el simple
hecho de contratar a otro empleado es lo que marca la diferencia entre el derecho
inalienable de la persona y la completa erradicación de este mismo derecho por
parte del gobierno.
La exención religiosa
no satisface a los activistas LGBT
Los activistas LGBT no están más satisfechos de estas
propuestas de lo que lo están los defensores de la diversidad real, la libertad
y la conciencia. Cuando Indiana introdujo este año una ley similar a la ley
SOGI de Utah, la directora de proyectos políticos y legales de Lambda, Jennifer
Pizer, describió el proyecto de ley como "un lobo con piel de cordero
(7)" y argumentó que su "objetivo es garantizar el derecho... a
discriminar" y que esta ley proporciona "menos protección a las
personas LGBT". La Campaña de Derechos Humanos declaró que la ley de
Indiana era "profundamente defectuosa (8)" y "peligrosa".
En Idaho, la Campaña de Derechos Humanos y otros presionaron para avanzar una
propuesta de ley SOGI "en solidaridad con nuestros compañeros de ACLU,
Pride Foundation, Planned Parenthood, ADD the Words, The Center y muchos
otros". Y en Michigan, Progress Michigan declaró que su proyecto de ley al
estilo de Utah "apoya el uso de la religión para discriminar (9), lo que
obstaculiza a la comunidad LGBT en su lucha por conseguir los mismos
derechos".
Es ingenuo pensar que estas leyes aplacarán a los defensores
LGBT más de lo que las convivencias domésticas o uniones civiles pueden
satisfacer a los defensores del matrimonio homosexual. Esta legislación al
estilo de Utah no ofrece una protección sólida de las libertades de la Primera
Enmienda y, en cambio, da seguridad a los objetivos de HRC, ACLU y otros grupos
de presión similares. Además, tras la aprobación de la ley de Utah, cualquier
manifestación de celebración por el "éxito" de esta escasa (e insuficiente)
protección de la libertad religiosa y la libertad de conciencia fue acallada
por el clamor de los activistas LGBT, que pedían la eliminación de esta
protección en futuros proyectos de ley de otros estados (10), incluyendo la
protección de aspectos tan fundamentales como permitir a las instituciones
religiosas que adopten y refuercen políticas que reflejen los principios
básicos de su fe en cuestiones relacionadas con el matrimonio y la sexualidad
humana. De hecho, un año después de la firma de la ley SOGI de Utah por parte
del gobernador del estado se introdujo una ley que aplica la ley estatal SOGI a
todos los lugares públicos, eliminando así uno de los últimos vestigios de
libertad que aún no habían sido tocados por la ley. Después de todo, como argumentan
rutinariamente los activistas, si las personas LGBT son una clase que por ley
tiene protección especial, ¿por qué debe haber excepciones?
Las analogías con las
estrategias provida fracasan
Sin embargo, otros han intentado justificar una política de
rendición condicional aludiendo a las decisiones estratégicas del movimiento
provida. Este argumento es erróneo por al menos dos razones.
La primera es porque el movimiento para aprobar leyes que
protejan de verdad la libertad de conciencia imita, en vez de ignorar, los
primeros éxitos del movimiento provida. Parafraseando el análisis de Ryan
Anderson sobre la sentencia Roe vs.Wade (11), [la sentencia] Obergefell creó el
derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo, pero también el derecho a
no realizar un matrimonio entre personas del mismo sexo, o a no participar en
él. Obergefell no elimina la historia de nuestra nación en lo que respecta al
reconocimiento y la protección de la libertad religiosa y la libertad de
conciencia. No debemos abandonar voluntariamente estas libertades fundacionales
a causa de momentos imprudentes de pánico o derrotismo. En cambio, debemos
centrar nuestros esfuerzos en leyes sólidas que fortalezcan y no malvendan la
libertad.
El argumento acerca del movimiento provida fracasa también
en su reconocimiento de distinciones contextuales clave. En los años
posteriores a Roe vs. Wade, el movimiento provida se encontró en una posición
de derrota casi total sobre la cuestión de las restricciones al aborto. Los
defensores provida no buscaban minimizar las pérdidas potenciales; buscaban
recuperar el terreno que habían perdido. Por lo tanto, cualquier paso que se
hiciera hacia adelante era una victoria. Nadie sugirió adoptar un proyecto de
ley que legalizara el aborto durante los nueve meses de embarazo y, al mismo
tiempo, definiera un amparo constitucional ya existente para un pequeño y
escogido grupo de individuos.
En el actual punto muerto cultural, los defensores de la
libertad religiosa y la libertad de conciencia se enfrentan, simultáneamente, a
oportunidades de victoria y de derrota. Podemos elegir entre bajar a la arena y
luchar valientemente por la victoria, o
unirnos a "esos espíritus fríos y tímidos que no conocen ni la
victoria ni la derrota" y negociar los términos de nuestra propia
rendición. No debemos unirnos a quienes defienden las leyes SOGI con la
esperanza de obtener las migajas de libertad que quedan sobre la mesa. La
libertad de conciencia no es una prenda que debe entregarse como precio de la
ciudadanía en una sociedad libre: es el símbolo de la ciudadanía y el fruto de
una sociedad libre.
Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de
Henares).
https://www.adflegal.org/
http://www.thepublicdiscourse.com/2016/09/17865/?utm_source=The+Witherspoon+Institute&utm_campaign=3a2211b05d-RSS_EMAIL_CAMPAIGN&utm_medium=email&utm_term=0_15ce6af37b-3a2211b05d-84183849
http://www.heritage.org/research/reports/2015/11/sexual-orientation-and-gender-identity-sogi-laws-threaten-freedom
http://dailysignal.com/2015/12/31/poll-8-in-10-americans-support-religious-freedom-for-christians/
http://flfamily.org/wp-content/uploads/2016/02/Utah-Compromise-Needlessly-Surrendering-Freedom-ADF.pdf
http://www.thepublicdiscourse.com/2016/01/16225/
http://www.indystar.com/story/news/politics/2015/11/17/republicans-unveil-sexual-orientation-gender-identity-bill/75942498/
http://www.hrc.org/blog/deeply-flawed-bill-advances-in-indiana-legislature-with-dangerous-religious
http://www.progressmichigan.org/2014/11/progress-michigan-responds-jase-bolgers-attempt-codify-religious-discrimination-michigan-law/
http://www.hrc.org/blog/a-night-to-celebrate-in-utah
11.
http://www.deseretnews.com/article/865651842/The-tensions-threatening-the-future-of-religious-freedom-law.html
Etiquetas: Ideología de Género
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