“Soy hombre de una sola mujer"

Si les escribo acerca de Elmer Figueroa Arce apuesto cien contra uno que ganaré, en la creencia de que muy pocos lectores sabrán a quién me refiero. En cambio, si comienzo descubriéndoles que así se llama realmente Chayanne, en seguida lo identificarán con uno de los ídolos del pop latino: guapo, simpático, con aspecto de romántico galán, que posee una preciosa voz y baila con puro dinamismo. Es puertorriqueño y complementa la interpretación de sus baladas con una rítmica coreografía que invita en seguida a sus admiradores a bailar al compás de su alegre música. Porque lo suyo es entretener. Chayanne es, por otra parte, un joven que transmite cercanía y felicidad, la misma que asegura disfrutar íntimamente en su hogar, aunque no suele nunca hablar de su vida privada.

Probablemente muchos de los que lo siguen, admiradoras sobre todo que lo consideran uno de los más atractivos intérpretes del momento. Ignoren el motivo de por qué se anuncia con un nombre que, a primera vista, pudiera remitirnos a una tribu india. La cosa viene, en cierto modo, por ese lado, ya que su madre, Irma Luz Arce, era en los años 50 una fiel seguidora de la serie de televisión Cheyenne. No se perdía ni un solo capítulo sobre las andanzas de un valiente vaquero que se distinguía por imponer justicia en un belicoso poblado del Oeste americano. Tanto se identificó la buena señora con aquel ídolo de ficción que, al tercero de sus hijos decidió llamarlo de sobrenombre, como su héroe, aunque por las razones que fueran alteró las vocales quedándose en Chayanne, en vez de Cheyenne. Y el chico, Elmer, comenzó a utilizarlo a partir de los nueve años. Había nacido en San Lorenzo, población de Puerto Rico, estado asociado como se sabe de los Estados Unidos, el 28 de junio de 1968.

Su vinculación con la música fue temprana, en la iglesia donde sus dos hermanos mayores formaban parte del coro, que se acompañaban de una guitarra y un acordeón. Poco a poco, Chayanne fue apasionándose por cantar. Y cuando ya se consideró un profesional con su romántico repertorio alternó con su faceta de bailarín y actor de telenovelas. Una de ellas, “Baila conmigo”, resultó un éxito en toda Hispanoamérica, de la que en 1998 se rodó un largometraje en el que Chayanne compartió protagonismo junto a la estrella norteamericana Vanessa Williams, en una producción "made in Hollywood". Se le considera un "sex-symbol" pero que no suele mantener una actitud provocativa ante su auditorio. Mas bien respetuoso siempre, porque así es también su vida particular.

Contrajo matrimonio en 1992, pero sus seguidores no lo supieron hasta cinco años más tarde. Hasta ese punto radica su discreción. Su enamorada es una bella rubia venezolana, abogada de profesión, discreta como él, ajena a toda aparición pública junto a su popular esposo. La única vez en la que se expuso a los focos fue cuando en 1988 participó en el concurso de Miss Venezuela, en el que quedó finalista. Se llama Mariana Elizabeth Maronesse, pero en familia se la conoce como Marilisa. Tienen dos hijos: Lorenzo Valentino, nacido en 1998, e Isadora Sofía, dos años menor. Marilisa ha influido en la carrera de su marido, comparten un sentido de la vida muy similar y creen que es necesario fomentar el amor y la vida familiar. Nunca han dado escándalos y Chayanne, por muchas admiradoras fogosas que se le acerquen e incluso le hagan propuestas amatorias, actúa siempre responsable y lealmente: "Soy hombre de una sola mujer", responde ante el acoso que normalmente recibe al final de cada actuación. Veintiseis años lleva de casado y asegura haber sido hasta la fecha completamente fiel a su esposa. Quería mucho a su madre: la perdió en 2014, víctima de un cáncer.

Fuera de sus actuaciones, de sus constantes ejercicios físicos para mantenerse en forma y los asimismo habituales para ofrecer nuevas coreografías en sus canciones, lo que más le gusta es gozar de la comida que le cocina su mujer. ¡Todo un hombre de familia!

Manuel Román (edit.), L.D. 2018