viernes, 1 de diciembre de 2017

Se está acabando con la inocencia de los niños


Hay ropa, juguetes, series de televisión y planes de estudios en los que la ideología de género gana terreno que inoculan de forma sutil el erotismo prematuro en el mundo infantil.
El Centro Jurídico Tomás Moro (CJTM) alerta que de que de forma inadvertida “algunos centros de poder político y mediático, y agencias de publicidad están fomentando, de manera activa, la hipersexualización de la infancia”, y se está acabando con la inocencia de los más pequeños, robándoles su niñez.
Define como hipersexualización infantil la tendencia a enfatizar entre los menores el valor sexual de la persona por encima de cualquier otra cualidad definitoria, así como el fomento entre los mismos de las relaciones sexuales tempranas.
Afirma que hay ropa, juguetes, series de televisión y planes de estudios en los que la ideología de género gana terreno que inoculan de forma sutil el erotismo prematuro en el mundo infantil, creando entre los menores grandes peligros para su salud física y mental presente y futura. También alerta de que la difusión entre los menores de la perspectiva de género está aumentando “la probabilidad de abuso sexual y maltrato psicológico”.
Advierte de este riesgo a los padres y llama a salvar a los menores de la “nefasta influencia de los planes educativos y de algunos los medios de comunicación”. Denuncia que en la actualidad se forma a los menores en la pérdida del pudor y el establecimiento de relaciones sexuales tempranas, y se les transmite así una imagen banal de las relaciones sexuales, que dejan de ser relaciones afectivas enriquecedoras para ser sólo una sexualidad genital narcisista.
Explica que de esta forma los menores aprenden a valorarse únicamente por su atractivo físico, que además debe ajustarse a unos “cánones insanos”.
Otros de los peligros de los que advierte es que se fomenta entre los menores la incertidumbre sobre la identidad sexual, dando lugar a trastornos de la personalidad.
En muchos lugares se están aprobando leyes educativas con objeto de implantar en las aulas la ideología política de género, y que tal ideología, “contraria a toda evidencia científica y moral, transmite a los menores la confusión sobre su propio sexo al enseñarles que el sexo genital, biológico y genético debe someterse al psicológico”. “Que lo importante no es el sexo que se tenga, sino el que psicológicamente cada uno sienta”, añade.
Dice que lo más grave es que se presentan estas nuevas “alternativas sexuales” como las socialmente más respetables, y ello en plena adolescencia, cuando todavía es alta la indefinición sexual, y cuando el menor busca desmedidamente la notoriedad y el éxito social.
Por otra parte, subraya que “se ocultan los riesgos de las prácticas homosexuales” para “normalizar las relaciones homosexuales, cuando son minoritarias estadísticamente”.
Este Centro Jurídico considera que la preponderancia de estos perfiles en la publicidad, en las series televisivas y en los programas educativos transmiten la falsa idea de que dichas relaciones son habituales y estadísticamente equiparables a las relaciones heterosexuales.
Cree que “se ocultan los estudios que indican el aumento de los riesgos para la salud de tales prácticas”, como “la mayor incidencia de depresiones, trastornos de ansiedad, consumo de alcohol, drogas y abuso de medicamentos, y de enfermedades de transmisión sexual”.
Otro de los peligros que detecta es que “se fomenta el modelo de hombre y mujer-objeto”. Denuncia que en la publicidad de nuestras calles y en los programas televisivos se presentan hombres y mujeres objeto y se enseña a los niños que la identidad personal y la autoestima se construyen tomando como base la apariencia y, por tanto, “se difunde la construcción de la identidad personal sostenida en valores superficiales y sesgados”.
También considera que “se incentivan las relaciones sexuales precoces”, que no sólo suponen un riesgo para su salud física, sino que ante todo son un riesgo para su salud mental, al distorsionar los tiempos necesarios para la maduración personal.
Afirma que consecuencia de ello son los numerosos embarazos de adolescentes, a los que “como única solución se les ofrece el aborto, ocultando sus ‘efectos secundarios’, tanto morales como físicos”, y apunta que pocas mujeres conocen el aumento del riesgo de cáncer en razón a la realización de un aborto provocado.
Por último, destaca que los padres tienen la obligación insustituible de “salvar a los menores de la nefasta influencia de los planes educativos y de los medios de comunicación”. Por su parte, el Centro Jurídico Tomás Moro denuncia la pasividad que mantienen los poderes políticos en la defensa de los verdaderos “derechos de la infancia”.

Se necesita, urgentemente, que los ciudadanos se organicen para recuperar la educación de sus hijos y la cultura.

Rosalina Moreno (edit.)/ Gta. 2017

Etiquetas:

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio