martes, 18 de abril de 2017

Peter Sutherland pontífice del Nuevo Orden Mundial


El ansiado gobierno planetario, a pesar de algunas resistencias como la de Viktor Orban, sigue construyéndose. Peter Sutherland, representante de Naciones Unidas para inmigración, es uno de sus principales arquitectos. Y advierte: “hay que socavar la homogeneidad nacional de los Estados".

Peter Sutherland es un multimillonario irlandés considerado uno de los grandes pontífices del mundialismo a la altura de Soros, Rockefeller o Kissinger. Ha ostentado multitud de cargos internacionales de gran importancia. Fue director general del Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles (GATT's), embrión de la actual Organización Mundial de Comercio (OMC). A nivel empresarial presidió, entre otras grandes entidades, British Petroleum -BP- o Goldman Sachs International.

Como otros gurús del pretendido gobierno global, ha participado y participa en Bilderberg y es presidente de la Comisión Trilateral. Hace diez años fue designado por Kofi Annan representante especial de la ONU para asuntos migratorios, desde donde está favoreciendo las tesis mundialistas y, para muchos, la llamada sustitución demográfica. Ferviente partidario de promover la inmigración a los países desarrollados, es abiertamente hostil a las soberanías nacionales, “el mal actual”. 

Sutherland entiende las fronteras nacionales como el último freno para el establecimiento de un Nuevo Orden Mundial. El movimiento, ya es sabido, es de corte ultra-capitalista en lo económico aunque socialista en lo moral y político. Una mixtura ideológica que facilita el camino y vence resistencias a izquierda y derecha. 

Su batalla contra los Estados-nación ha llegado, en algunos casos al punto de la estridencia. Por ejemplo cuando en 2012 exigió a la Unión Europea “hacer todo lo posible para socavar la homogeneidad nacional". Sabedor de la resistencia de algunos países por desaparecer, ha emprendido una cruzada a favor de la inmigración masiva que desnaturalice a las naciones haciéndolas así más susceptibles de diluirse en el magma mundialista.

Así, la circulación sin restricciones de seres humanos, mercancías y capital supone el objetivo prioritario de Peter Sutherland. Un homo oeconomicus desprovisto de identidad pero rentable para las élites empresariales y los protogobernantes globales.

Viktor Orban: "Existe una campaña internacional para acabar con las naciones"
Es exactamente lo que ha denunciado hace pocos días el presidente de Hungría Viktor Orban en una entrevista con la periodista Éva Kocsis de la ha daba cuenta La Gaceta: “Existe una campaña internacional bien establecida, que lleva en marcha más de una década. Puede vincularse con el nombre de George Soros y su objetivo es hacer creer que las fronteras no tienen sentido y que las naciones no tienen derecho a decidir por sí mismas con quién desean convivir en sus pueblos.
Quieren crear instituciones internacionales para monitorear a las naciones y decidir por nosotros quién y dónde debe vivir con quien. Repito: son teorías concebidas en el taller de Soros, que también se han infiltrado en varias instituciones internacionales. Debemos luchar estas batallas. Debemos argumentar en contra de ellos. Debemos hacer transparentes sus operaciones, y debemos dejar claro que a menudo no se trata de derechos humanos, sino de la codicia y del negocio de la inmigración”.

La crisis demográfica, "factor clave" para el triunfo de las tesis mundialistas
El magnate irlandés no duda en vincular la prosperidad futura de muchos estados de la UE a su conversión en naciones multiculturales, en definitiva, una "dinámica crucial para el crecimiento económico" de algunas naciones de la UE "por muy difícil que sea explicarlo a los ciudadanos de esos estados".

Sutherland, se felicita por el envejecimiento poblacional occidental y su declinar demográfico, “factor clave” para el éxito definitivo de las migraciones. El magnate pone las islas británicas como ejemplo a seguir por el resto del continente: "Es imposible considerar que la homogeneidad pueda sobrevivir, los estados tienen que hacerse más abiertos, en términos de las personas que los habitan, como lo ha demostrado el Reino Unido".

Rafael Núñez Huesca / Gta., 2017 

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4.
Adolescentes robotizados

Etiqueta: Sociedad

Si por algo nos caracterizamos los adolescentes y jóvenes es por nuestra rebeldía e inconformismo ante la realidad que nos rodea. Lo que me preocupa es ver cómo muchos canalizan esa rebeldía hacia aficiones no productivas, abducidos por modas sin fundamento e incluso perjudiciales para su salud.

La mayoría de los “inconformistas” paradójicamente están robotizados, carecen de objetivos y de personalidad propia, todos hacen lo mismo: uso idéntico de las redes sociales, en las que publican las mismas fotos hechas frente a un espejo del baño con la tapa del váter abierta, mostrando músculo o nuevo corte de pelo y acompañadas de las mismas frases copiadas de internet, incluidas las faltas de ortografía. Echo de menos encontrar imágenes en las que se ha ido a un museo o a una biblioteca, se ha realizado un viaje cultural, o simplemente sintiéndose orgullosos por ganar una medalla o un premio en cualquier deporte o actividad, o por haber creado e inventado algo útil.

Pienso que carecer de objetivos reales y productivos en nuestra vida, tarde o temprano nos pasará factura. Las personas que se dejan llevar por modas absurdas, sin otro objetivo que salir más o menos guapo o con el corte de pelo más moderno, se están autolimitando, y no saben que están dejando de lado la parte más importante, la que nos identifica como una persona única y lo que nos hace sentirnos bien con nosotros mismos. Tener una actitud indiferente e importarte muy poco lo que pasa a tu alrededor, es un problema para ti mismo y para la sociedad en general, porque no deja avanzar a los que verdaderamente queremos. Perder el tiempo diariamente en cosas inútiles nos perjudica a todos.

Los que tenemos ejemplos y modelos positivos a seguir somos capaces de perseguir nuestro sueño. Si nuestros padres nos trasmiten valores: respeto, esfuerzo, fe, superación, saber estar e incluso negociar, los hijos aprenderemos buenas conductas. En cambio, si los padres se dedican a discutir, a ver televisión basura, chatear, ir de bar en bar y jugar a la play, que no esperen que sus hijos cuando lleguen a la adolescencia vayan a leer a Platón. Sus objetivos serán otros, el sexo intrascendente,  participar en algún reality show, querer ser populares a cómo de lugar... Robots de gimnasios y discotecas, todos con el mismo corte de pelo, la misma ropa y la misma cultura de analfabetismo funcional.

Álvaro Cabo (edit.) / La Razón, 201

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