jueves, 17 de agosto de 2017

Nuevo ataque a la dignidad humana: convertir embriones en joyas


Una empresa australiana vende pulseras, anillos, collares y todo tipo abalorios fabricados a partir de seres humanos que nunca podrán nacer.

La empresa australiana Baby Bee Hummingbirds utiliza embriones humanos para fabricar joyas que posteriormente vende a sus clientes por un precio que suele oscilar los cien dólares. Pulseras, anillos, collares y todo tipo abalorios fabricados a partir de seres humanos que nunca podrán nacer.
La página web australiana Kidspot cuenta el caso de Belinda y Shaun Stafford, una pareja que, después de concebir tres hijos por medio de la fecundación in vitro, decidieron convertir en joyas el resto de embriones que no se habían implantado y que permanecían congelados.
Leche materna, placenta, cabellos o cordones umbilicales son algunos de los elementos que también utiliza esta empresa australiana para crear sus productos que después vende como “recuerdos” junto a los que permanecer el resto de la vida.
Belinda y Shaun tafford decidieron contratar los servicios de esta empresa y convertir “los hijos que les sobraban” en collares y anillos. En el portal anteriormente citado, la pareja explicó que donar sus embriones “no era una opción”.
“Escuché que otros los habían plantado en el jardín, pero nosotros nos mudamos mucho, así que no podía hacer esto. Los necesitaba conmigo”, explicaba sin tapujos la mujer en la web del país australiano. Fue entonces cuando decidieron hacerse un collar a partir de sus embriones congelados.
Reducir vidas humanas a simples colgantes en forma de corazón, es de lo que presume esta marca australiana y todas las parejas que contratan sus servicios.

La deshumanización del ser humano

Para la fundadora de Baby Bee Hummingbird, Amy McGlade, su empresa ofrece “otra opción” a los padres de los embriones humanos.
“¿Qué mejor forma de celebrar su más preciado regalo, tu hijo, que con joyería?”, se pregunta la mujer, sin pararse a pensar que quizá, la mejor forma de celebrarlo sea dándoles la oportunidad de vivir, y no de ser reducidos a meros elementos decorativos.
En declaraciones a ACI Prensa, la doctora en Biomedicina e investigadora del Instituto de Bioética de la Universidad Católica Argentina, Graciela Moya, ha explicado que “los seres humanos congelados en etapa embrionaria están vivos, sólo se detiene su desarrollo en el tiempo. Los procesos metabólicos que permiten su desarrollo se lentifican considerablemente para mantenerlos en un estado quiescente, sin tiempo, sin futuro, una vida dependiente de la decisión de sus padres de traerlos al presente”.
“Hoy tenemos la posibilidad de no considerar a nuestros hijos como un don que debemos cuidar y ayudar a desarrollar sus virtudes, sino que pueden ser transformados en un bien meramente material que adornen para siempre nuestras vidas”, critica la doctora.
Por su parte, Jennifer Lahl, fundadora y Presidenta del Centro de Bioética y Cultura, defiende que “la solución es dejar de congelar embriones humanos, para que los padres no queden con estos dilemas éticos sobre qué hacer con ellos cuando deciden que no quieren más hijos”.

INFOV. 2017

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