miércoles, 12 de enero de 2022

POR LA VIDA

 


Por la vida

Bernardo Moncada Cárdenas

«Esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo.» Papa Francisco, Evangelii Gaudium

Se acostumbra en la primera semana del año un escrito light. En este caso seguiría anteriores entregas, donde el tono ha sido de abierta animación a recobrar la alegría y el empuje para afrontar las situaciones que nos desafían  a diario. Pero este escrito, por dark que luzca, va con la defensa de la vida.

Pareciera que la pugna entre los llamados eufemísticamente “Pro-choice” (para proteger sus imágenes, que afearía el “pro aborto”) y los llamados “Pro-life” o “Pro-vida” (etiqueta que a menudo se limita a una posición anti aborto) está agotada, ya consumida y desechada por los lectores de noticias y opinión. El tema de la vida, sin embargo está más que nunca sobre el tapete; se hace notar no solamente con los avances del abortismo ya como bandera oficial de grupos fortalecidos desde sectores poderosos, proyectos políticos cada vez menos disimulados, sino con la abundancia de noticias sobre suicidios, asesinatos por nimiedades, el evidente desprecio de la vida de los emigrantes, el avance de la eutanasia como alegre manera de despachar enfermos y ancianos que –en la actual mentalidad general- son vistos como inconvenientes, al igual que cualquier joven utilizada y descartada cruentamente.

Son todos síntomas de algo más grave que se enseñorea en la visión del mundo. Por un lado, filmes, videojuegos, modos de decir, van maquillando la muerte con coloretes sonrosados, con un perfil lúdico, transitorio, como de broma, mientras, por el otro, la palabra vida está siendo cargada de negatividad, problematizada. Vivir se plantea en muchos campos como un problema insoluble, una pesadilla. En el terreno de la opinión pública los valores no solamente se invirtieron, sino virtualmente desaparecieron, al nihilismo vital y luminoso que asomaba a fines del siglo XX, se ha impuesto un nihilismo negro y anti-vida. Con perdón de los lectores entre quienes se ha hecho normal decir “vuela alto” a alguien que ha perdido la vida, afirmo que tal frase es ya es una manifestación de esa tendencia.

Una cosa es la frase de San Pablo “para mí vivir es Cristo y morir una ganancia”, donde el énfasis se pone en lo que debería centrar la existencia en la fe cristiana, y otra leer las frases donde se banaliza el morir o se incita directamente a acabar con la vida. En fin, una actitud es estrecho correlato de la otra; como expresó lapidariamente Octavio Paz de sus coterráneos, “La indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida." Es una indiferencia que nace de un multitudinario “tirar la toalla”, una gigantesca rendición colectiva que se nutre de la reiteración de conceptos como “impotencia”, “desprecio”, “indigencia”, por ejemplo. Palabras-idea que nos aplastan contra el suelo.

Ya con nuevas numeraciones para fechar nuestras cosas, y a punto de terminar la Navidad y celebrar Epifanía, es buen momento de prepararnos y no dejarnos envolver por la tendencia donde nos quiere encasillar la planificada cultura de la muerte. Por encima de toda opinión de moda, toda #tendencia, todo prefabricada opinión “progre”, “un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo”… En esta magnífica lucha que es la vida nadie está de más y, cuando me dicen “nadie es imprescindible”, respondo: sí, pero ¡nadie es sustituible! Como dijo Antoni Gaudí, “no hay nadie inútil, todos sirven. La cuestión es encontrar para que sirve cada uno”.

Por eso creo que no hay pretexto que justifique declararse en bancarrota vital. Más allá de consignas e ideologías “pro” y “anti” están los hechos: todos hemos sido llamados a la vida y eso implica un sentido; pensar, o hacer pensar, que una vida no tiene objeto, es la antesala de un crimen que parte de una básica indiferencia ante la vida. Salvémonos y salvemos con lo contrario: una inagotable pasión por la vida.

05 enero 2021 bmcard7@gmail.com


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