miércoles, 30 de agosto de 2017

Los líderes de Europa no tienen hijos


El nuevo presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha sido el último en sumarse a la larga lista de dirigentes sin descendencia biológica, un aspecto que sus adversarios políticos trataron de aprovechar durante la campaña por el Elíseo. “Nos habla de un futuro, ¡pero no tiene hijos!”, exclamó en un discurso Jean-Marie Le Pen, antes de asegurar que su hija era una “madre de familia dedicada desde hace años al servicio público”.
La canciller alemana, Angela Merkel, la primera ministra británica, Theresa May, el presidente italiano, Paolo Gentiloni, o el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker , entre otros, también forman parte de la lista. Coincide la elección de líderes sin hijos con la idea generalizada de que carecer de familia permite a los dirigentes centrarse más en la cuestión política y con una crisis demográfica sin precedentes.
Las tasas de natalidad europeas son insuficientes para asegurar la reposición de la población y constituyen un problema en sí mismo. En Francia, por ejemplo, la tasa de natalidad es de 1,8 hijos por familia, lejos de los 2,1 necesarios para asegurar la supervivencia. En el Reino Unido está en 1,6; en Grecia, Italia y Alemania, en 1,3; y en España, 1,1.
En medio de esta crisis, la ausencia de ayudas a la maternidad, la consagración del aborto como un derecho -en nuestro país hubo 100.000 abortos el pasado año- y la promoción de la inmigración islámica. Según diversos estudios, en el año 2030 en el conjunto de Europa residirán aproximadamente 100 millones de musulmanes, que representarán el 26,5 por ciento de la población mundial. Esta cifra podría aumentar hasta los 200 millones si Turquía entrara en la Unión. En países como Holanda o Bélgica ya hoy la mitad de los nacimientos sucede en el seno de la comunidad islámica, y en Reino Unido el nombre más utilizado para los recién nacidos es Mohamed.
Y mientras en Europa se elige a dirigentes sin descendencia, líderes islamistas llaman a aumentar la natalidad. "Pido a mis hermanos y hermanas musulmanes en Europa que no tengan sólo tres hijos sino cinco", dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en plena campaña por el referéndum constitucional. Además, les exigió reclamar sus "derechos" en los países europeos, su "tierra natal". "Abrid más negocios, inscribid a vuestros en las mejores escuelas, vivid en los mejores barrios y las casas más hermosas", agregó.

Viktor Orbán, el penúltimo defensor de la familia
El primer ministro húngaro, padre de cinco hijos, ha reducido un 23% en cinco años los abortos gracias a campañas pro-vida -difundió carteles con la imagen de un bebé en el útero y el mensaje “Entiendo que no estés preparada para tenerme, pero dame en adopción, ¡déjame vivir!”- al apoyo a las familias y a la introducción de valores religiosos y éticos en la educación.
Al contrario que los líderes globalistas, él ha apostado por animar públicamente a las mujeres a dar a luz a sus hijos y facilitar ayuda en los trámites de adopción y acogimiento familiar -destina el 4% del PIB a medidas para apoyar a la familia, frente al 2,7% de media de la OCDE-. Además, en su mandado ha incluido la protección de la vida humana desde el momento de la concepción en la Constitución. Su Gobierno fomenta la maternidad con el ejemplo, pues entre sus ministros suman más de 30 hijos.

La Gta., 2017 

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