La Teología del Cuerpo nos hará salir de la crisis actual
La Teología del Cuerpo
de Juan Pablo II nació como una serie de charlas entre 1979 y 1984 acerca del
sexo, el cuerpo y el amor. Pero hoy ha dado lugar a toda una visión de la vida
capaz de enfrentarse a los retos de nuestra época hedonista y herida.
"Esta visión lleva a la gente a la raíz de la crisis en el mundo
moderno, y en la Iglesia y en nuestras relaciones. Más importante,
nos muestra cómo salir de ella. Nos da esperanza, aire para respirar. La
Teología del Cuerpo de Juan Pablo II se nos ha dado para tiempos como los nuestros",
explica West.
- ¿Cuál sería el eslógan
de la Teología del Cuerpo?
- Que tú eres
irrepetible, irremplazable e indispensable. Que estás hecho para más de
lo que el mundo espera de ti. Y que tu cuerpo cuenta una historia divina sobre
el amor: sobre de dónde vienes y a qué estás destinado, y cómo llegar allí.
- Hoy los jóvenes
muestran sus cuerpos en Internet ansiando un "like"...
- Eso demuestra que ansiamos
ser amados por quienes somos, incluyendo nuestro cuerpo, pero la cultura
de las redes sociales nos conduce a escondernos a menudo tras máscaras
superficiales y desdeñar nuestra humanidad real. La Teología del Cuerpo nos
enseña a no ignorar ni reprimir este deseo de amor, sino a darle su lugar
correcto, a conducir ese deseo en la buena dirección. Sólo Dios puede
decirnos quiénes somos realmente y llenar ese vacío infinito
dentro de nosotros.
- Muchos jóvenes y
adultos acumulan heridas causadas en sus relaciones sexuales y sentimentales.
¿Cómo sanar eso?
- Nuestro Dios es rico
en misericordia. En latín se refiere a un corazón que se da a otro que sufre
miserablemente. Sí, las mentiras de la revolución sexual nos han traído muchas
miserias. Pero esas miserias no hacen que Dios se retire. Atraen su corazón a
nosotros. La redención trata de eso. Cristo no viene a condenarnos,
sino a salvarnos, a curarnos. Nada de lo que hayamos hecho será más poderoso
que la Cruz de Cristo. Cuando Cristo murió, tomó nuestra humanidad
caída con él, y resucitó para que también nosotros pudiéramos vivir una vida
nueva (veamos Romanos 6,4). Esta vida nueva nos llega, en cuerpo y alma, a
través de los sacramentos.
Cuando hablo de un
Dios que puede perdonar, curar y restaurar, para mí no es mera teoría.Soy
un hombre muy quebrantado, que ha encontrado a un Dios muy misericordioso.
Explico algo de eso en mis conferencias en Madrid. Siempre hay
posibilidad de conversión. No importa lo hondo que hayas caído en tu foso,
o lo hastiados que estemos. Siempre podemos girarnos, caminar hacia la luz y
experimentar una vida nueva. La sanación que necesitamos requiere un viaje que
es toda una vida, pero es la aventura más llena de esperanza que
esta vida puede ofrecer.
- ¿Cuándo y cómo
padres y educadores podemos usar la palabra "castidad"?
- La palabra castidad
viene del latín “castus”, que significa “puro”. Por desgracia, la
pureza sexual a menudo se confunde con puritanismo, un enfoque temeroso y
represivo hacia todo lo sexual. Como resultado, la palabra “castidad” en sí
tiende a sufrir de connotaciones negativas y necesita ser rehabilitada, como
decía el mismo Juan Pablo II.
La pureza, bien
entendida, es del todo positiva. Pensemos en oro puro. ¿No lo
preferirías al oro impuro? La castidad en la virtud que resulta al
permitir al fuego del Amor de Dios purificar tus deseos sexuales, pensamientos
y comportamientos, quitándoles el aguijón de egoísmo y lujuria, como el fuego
purifica los metales preciosos. A través de esa purificación, la
castidad ordena nuestros deseos, pensamientos y comportamientos sexuales hacia
la verdad del amor auténtico.
Eso significa que la
castidad no es primariamente un ‘no’ al sexo ilícito. La castidad es primero y
antes que nada, un gran ‘sí’ al verdadero significado del sexo, a
la bondad de ser creados como hombre y mujer a la imagen de Dios. La castidad
no es represiva, es totalmente liberadora.
- ¿En qué sentido
libera la castidad?
- Nuestra cultura habla
mucho de libertad sexual. Pero, ¿a qué se refiere con eso? “Haz lo que quieres,
cuando quieras, sin decir nunca ‘no’” ¿Es libre una persona que no
puede decir ‘no’ a sus deseos sexuales? ¿O está encadenada? Veámoslo
de cerca. Lo que nuestra cultura promueve como libertad sexual, en realidad
lleva a la adicción sexual.
La libertad no consiste
en dejarnos llevar por nuestras compulsiones. Es un liberarse de la compulsión
de dejarnos llevar. Solo una persona así es libre para ser un don para los demás. La
castidad afronta precisamente esa libertad, la libertad de ser un don, la
libertad de amar. Eso requiere disciplina, sin duda, pero es como la
disciplina del atleta que le permite ser excelente en su deporte, o la
disciplina de un músico que le permite hacer hermosa música.
- ¿Ayuda la Teología
del Cuerpo a matrimonios en crisis?
- ¿Dónde hizo Jesús su
primer milagro? En una boda. ¿Qué le pasó a esa pareja? Se quedaron sin vino.
El vino es en la Escritura un símbolo del amor divino. Quedarse sin vino, como
explica Juan Pablo II, es un símbolo del pecado original. El propósito mismo
del matrimonio es compartir el amor divino. El problema es que, debido al
pecado original, nos hemos quedado sin vino. Y no puedes dar lo que no tienes.
Pero ahora sale a la luz la buena noticia del primer milagro de Jesús. ¿Qué
hace Jesús por la pareja? ¡Restaura el vino con superabundancia! ¿Sabes
cual es entonces el objetivo de la vida cristiana desde esa perspectiva? Es
emborracharse en el vino de Dios. La Teología del Cuerpo de Juan Pablo
II ayuda a las parejas a beber profundamente de este vino nuevo. Es la única
solución verdadera a la crisis de amor. Por eso Juan Pablo II insistía
en que los matrimonios están llamados, antes que nadie, a hacer de esta
teología del cuerpo el contenido de su vida y comportamiento.
- ¿Por qué Juan Pablo
II escribió y predicó tanto sobre matrimonio, sexo y familia?
- Juan Pablo II escribió
sobre sexualidad, matrimonio y vida familiar más que ningún otro Papa, pero no
deberíamos reducir su Teología del Cuerpo a una enseñanza para casados. Él
despliega lo que llama una ‘antropología adecuada’, una visión de lo que
significa ser humano, más específicamente, una visión de lo que significa ser
humano como hombre y mujer. El celibato, adecuadamente entendido y vivido, no
es un rechazo de lo que Dios planeaba para nosotros al hacernos hombres y
mujeres, sino que es una forma de vivir el propósito último de nuestra creación
como hombre y mujer.
Dios nos hizo hombre y
mujer y pidió que ambos llegaran a ser “una carne” como señal y prefiguración
de nuestro destino celestial: lo que la Escritura llama “las bodas del Cordero” (Apocalipsis 19,7).
El hombre célibe vive su verdad imitando a Cristo, al tomar a la Iglesia como
su esposa, y la mujer célibe toma a Cristo como su esposo. San Juan Pablo II
vivió esto con hermosura.
Además, Karol
Wojtyla, siendo un joven sacerdote, dijo, se “enamoró del amor humano” y
dedicó su sacerdocio a ayudar a otros a entender el plan divino para el amor
humano. Nuestra creación como hombres y mujeres es una llamada a la entrega de
uno mismo. Los casados viven esto de una forma y los célibes
consagrados de otra, pero ambos fluyen de la misma realidad de la
sexualidad humana. Es el mismo fundamento en ambas vocaciones. Por eso la
ideología de la revolución sexual ha hecho sufrir terriblemente a ambas
vocaciones.
- ¿Qué hay de
"nuevo" en la teología del Cuerpo?
- San Juan Pablo II
reafirma y profundiza nuestra comprensión de verdades antiguas. Esas verdades
no son nuevas, pero el lenguaje que usa para iluminarlas a menudo sí es nuevo.
Por ejemplo, una de las frases más importantes de toda la Teología del
Cuerpo es “significado esponsal del cuerpo”. Vivimos en un mundo que
declara que nuestros cuerpos no tienen significado, que la diferencia sexual no
tiene significado.
San Juan Pablo II
ilustra con belleza que nuestros cuerpos no solo no carecen de significado,
sino que revelan un significado final: revelan que la autodonación y el
amor generoso y generador son el cimiento de la vida humana y la
vocación innata y fundamental de cada ser humano. El cuerpo humano no tiene
sentido en sí mismo, ni tampoco el de la mujer. Pero vistos a la luz el uno del
otro, a menos que seamos ciegos, reconoceremos que el hombre y la mujer están
hechos uno para el otro.
- ¿En qué sentido
vemos esta relación entre hombre y mujer?
- Estamos hechos para ser
un don dador de vida el uno al otro a través de la entrega personal de
uno mismo. Esto se ve en el significado esponsal del cuerpo. Es
la llamada a amar como Cristo ama, sellada directamente en nuestros cuerpos.
¿Cómo ama Cristo? A través de la donación corporal de sí mismo: “Este es mi
cuerpo entregado por vosotros”. Una de las contribuciones más importantes de
toda la enseñanza es que el Evangelio llama a amar como Cristo nos ama,
y eso está sellado en nuestros cuerpos, directamente en nuestra
diferencia sexual.
La enseñanza de la
Iglesia sobre sexo, género y matrimonio es una noticia buena porque es la
verdad sobre el amor, y el amor verdadero da la plenitud a la persona. Esto
no ha cambiado desde que se fundó la Iglesia. San Juan Pablo II desarrolló la
teología del cuerpo como unas gafas para clarificar la visión que
tenemos de nosotros mismos y de las enseñanzas de la Iglesia. A través de esas
gafas vemos la fe católica completa –y no solo sus enseñanzas sobre sexualidad
– porque toda la Creación canta alabanzas a Dios cuando tenemos ojos para
verlo.
Al mostrarnos el
significado de la vida de forma brillante, la Teología del Cuerpo
también nos da la gracia de superar nuestros temores, nuestras heridas,
egoísmos y pecados, para vivir según ese significado. Es atractiva porque devuelve
el foco a la fe, no como sólo reglas y regulaciones, sino como el lugar para
encontrar sanación y clemencia para que podamos llegar a ser lo que somos en el
plan de Dios.
- ¿Puede la Teología
del Cuerpo ayudarnos frente a la dictadura de la ideología de género?
- La Teología del Cuerpo
de Juan Pablo II arraiga firmemente la identidad humana en la unidad de cuerpo
y alma. La ideología de género de hoy (sería más exacto decir “ideología sin
género”) se basa en una ruptura fundamental de esa unidad. Hay una
palabra para la ruptura entre cuerpo y alma: se llama muerte.
En el mundo moderno nos
hemos tragado esta ruptura. Los Gobiernos, de hecho, ahora exigen que
identifiquemos a cada uno sin identificar ningún cuerpo. Pero cuando
identificamos a alguien sin referencia a su cuerpo, en realidad, no lo
identificamos. Una vision bífida de las relaciones entre el cuerpo humano y la
identidad humana crea una lengua bífida. Palabras como hombre y mujer, chico y
chica, sexo y género, pierden todo significado. Separa el cuerpo humano de la
relación humana y el significado de palabras como esposo y esposa, padre y
madre, hermano y hermana, tío y tía, quedan ofuscados.
Podemos aprender mucho
simplemente examinando la raíz de la palabra “género”. Es la misma raíz
que en palabras como generosos, generar, genesis, genética, genealogía y
progenie. “Gen” significa “engendrar” o “dar a luz”. El gén-ero de
una persona se basaría en la forma en que esa persona gen-era nueva
vida, y eso lo determinan el tipo de gen-italesque tiene.
Cuando una cultura entiende y trata con reverencia el significado de nuestros
genitales, esa cultura entiende la importancia y significado del género.
Si atacan al significado
de nuestros genitales es inevitable que ataquen el significado del género.
Dicho de otra forma: una vez una cultura empieza a vaciar la actividad
sexual de su significado, es solo cuestión de tiempo que también empiece a
vaciar de significado la identidad sexual. Las dos cosas perecen o se
sostienen juntas.
La diferencia de género
literalmente organiza a los hombres y mujeres, el uno para el otro. A hombres y
mujeres se les han dado órganos que les permiten trabajar juntos como, digamos,
un organismo, para engendrar nuevos seres humanos. Antes del impacto des-organizadorde
la tecnología anticonceptiva moderna, la sociedad entera se organizaba de forma
natural a sí misma entorno a esta realidad.
Hoy, nuevas ideologías
sin género se han hecho mainstream. Si introduces una anticoncepción eficaz a
gran escala, al final el lazo fundamental entre género, genitales y engendrar
se desvanecerá de la forma en que entendemos nuestras relaciones y nuestras
“identidades de género”.
- Sobre anticoncepción
hablaba Pablo VI hace también 50 años...
- El mismo San Pablo VI
nos avisaba en Humanae Vitae que un mundo
contraceptivo no solo se convierte en un mundo con abundante
infidelidad, un mundo en el que la mujer y el criar hijos son degradados, y
un mundo en el que los gobiernos pisotean los derechos y necesidades de la
familia. Avisó de que también se convierte en un mundo en el que los
seres humanos creen que pueden manipular sus cuerpos a voluntad.
En una entrevista en
1984, quien luego sería el Papa Benedicto XVI, explicó el paso
de la contracepción a la confusion de género de esta forma: pagaremos en
nuestros días, dijo, “las consecuencias de una sexualidad que ya no está ligada
a la procreación. Se deduce lógicamente de ello que toda forma de [actividad
genital] es equivalente.
No teniendo ya una razón
objetiva para justificarlo, el sexo busca la razón subjetiva en la
gratificación del deseo, en la respuesta más ‘satisfactoria’ para el
individuo”. Además, señaló que todo el mundo se vuelve “libre de dar a su
libido personal el contenido que considere adecuado. Por lo tanto, de aquí se
sigue que todas las formas de gratificación sexual se transforman en derechos
del individuo”. De aquí, él concluía que la gente acabaría exigiendo
el derecho de “escapar de la ‘esclavitud de la naturaleza’, exigiendo el
derecho de ser hombre o mujer según la voluntad o gusto de cada uno”.
Pablo J. Ginés/ ReL. 2019
Etiquetas: sexualidad
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio